¡Hola mis lectores!
Hoy os he podido "postear" dos capítulos de "Fieles Adicciones". Faltan poquitos capítulos para que nuestro Kyle se enfrente a su final jejejeje, pero es que no le quiero dejar ir.
Estoy embobada con este personaje...
Otra cosa: el mes que viene empieza el NanoWrimo pero no estoy convencida de hacerlo este año. Son muchas horas...
Bueno, aquí os dejo los capítulos. Espero que os gusten.
Besos y abrazos,
EmiRose
Nota aclaratoria: Acordaros que es un borrador, que se volverá a revisar cuando se publique la novela completa.
ADVERTENCIA: En esta novela aparecen escenas sexuales explícitas H/H. El libro es SOLO para adultos. Puede vulnerar la sensibilidad de algunos lectores. Los que no estén dentro de estas normas, abstenerse de seguir leyendo. Gracias.
Todos los derechos reservados. All rights reserved.
Kyle tiene muchas adicciones, y alguna de ellas son los hombres. ¿Conseguirá tenerlas todas o se atragantará por el camino? Su vida y su pasado podrían impedírselo, pero tal vez tener una vida llena de ellas sea posible, sobretodo si son esas fieles adicciones quienes pueden curar su alma.
CAPITULO 31. PROBLEMAS
Me he enterado de que Ryan todavía
está saliendo con Lee. No es porque me lo haya dicho él, ni tampoco me lo ha
dicho Evan. Cosa que me tiene realmente cabreado. ¿Por qué no confían en mí?
Claro, yo entiendo que le puse un ultimátum a Ryan, pero es que el tío este
estaba allí, en medio de mi paliza, y no quiero que mi hijo se relacione con
alguien así.
Tal vez Ryan esté enamorado, pero es
su primer amor y todo se magnifica de manera importante, pero voy a intentar
convencerle de que el chico ese no es trigo limpio. Aunque no sé cómo
demostrárselo. Ahora es cuando se me enciende la bombilla. Sam.
Cuando voy yendo a comisaría, estoy de
los nervios, porque la última vez que vi a Sam, le eché de la casa. No le dije
“fuera” pero como si lo hubiera hecho. Y ahora voy a pedirle un favor, un favor
que sé que no aprobará. Pero por Ryan, soy capaz de todo. No quiero que le pase
algo parecido a mí. Sé que ha vivido en las calles y sabe defenderse mucho más
que otros niños de su edad, pero yo también podía defenderme y mira lo que me
ha pasado. Si puedo ayudarlo, mejor que mejor. Aunque luego esté días sin
hablarme porque si Sam encuentra algo malo, seguro que vamos a tener una
discusión de Dios no te menees, pero ahora mismo eso es lo que menos me
preocupa.
Entro en la comisaría y pregunto por
Sam, que no tarda ni un minuto en aparecer todo preocupado. Le tranquilizo diciéndole
que no me pasa nada y que quiero pedirle algo, pero me levanta la ceja, aunque
al final me sonríe y me hace pasar a su despacho. Nunca había estado allí, pero
veo que hay Sam por todas partes. Todo ordenado y meticuloso. Lo que me hace
ilusión es ver cómo tiene una fotografía mía encima de su escritorio, una que
me hizo de estranquis porque ni siquiera miro a la cámara. No puedo dejar de ir
hacia allí y cogerla. Digiriéndole una sonrisa, le digo.
— ¿Cuándo me la hiciste?
— Hace tiempo. Estabas tan sonriente y
tranquilo. Quise tener un recuerdo tuyo.
— ¿Desde cuándo la tienes aquí?
— Desde que me mudé.
Le observo y el me desafía con la
mirada a que diga algo, pero solo puedo darle otra sonrisa.
— ¿Qué favor quieres? —Me dice
impaciente.
— Ya sé que me vas a decir que no me
meta donde no me llaman pero...
— Kyle, dime.
— Ryan está saliendo con uno de mis
secuestradores —espeto.
— ¿Cómo dices? —Me mira incrédulo.
Suspiro enormemente y me siento
delante de su escritorio, lo que hace que él se siente a mi lado y me ponga la
mano en la rodilla mientras yo la miro fijamente.
— Le vi cuando se estaba besuqueando con
este chico y le quise apartar, antes de ingresar en el centro de
desintoxicación, pero tuvimos una discusión enorme y casi destruyo nuestra
relación... Pero me he enterado de que sigue saliendo con este tío... Sam, te
juro que era uno de los que me dio la paliza, y yo ahora mismo, no sé qué hacer
porque si le digo algo, le pierdo, y Evan... bueno, creo que está de su lado,
no sé si es porque es su verdadero padre o porque quiere hacerle sentir bien...
no sé —digo atropelladamente.
— A ver, Kyle... Respira profundo...
Cuando consigo serenarme un poco,
entonces me dice que le repita la historia otra vez, más tranquilamente.
— Y Evan, ¿está a favor de esa
relación? —Me pregunta.
— No lo sé... No quiero hablar con él
de esto. Nuestra relación está frágil y no quiero que nada la altere —le digo
encogiéndome de hombros.
— Kyle, si quieres que lo tuyo con
Evan salga bien, no es bueno que tengas secretos ni que le digas cómo te
sientes. Habla con él —me aconseja.
— Estoy hablando contigo —le digo en
un susurro.
— Ya, pero Kyle, yo no soy tu pareja
—me dice con los ojos llenos de tristeza.
Me lo quedo mirando, y nuestros ojos
se encuentran. Ellos saben que nos queremos pero nuestros cerebros parece que
están de acuerdo en no decir nada.
— Solo quiero que investigues un poco.
No sé porque no está en la cárcel, Sam, pero es uno de los hombres de Johnson y
temo por Ryan —.Ahora soy yo el que le pone la mano en su rodilla y le suplico
—. Por favor...
— Está bien, voy a ver que encuentro,
pero Kyle, si este chico no ha hecho nada, tendrás que dejar que Ryan viva su
vida —me dice con determinación.
— Ya lo sé, solo dime que no estaba en
mi paliza, que estaba con Johnson pero no hizo nada malo. Todos merecemos una
oportunidad pero no quiero que Ryan salga más lastimado de lo que está.
— Está bien, te llamo pronto para
decirte.
Me da la sensación que ahora es él el
que me está echando de su territorio, y esto lo confirma que se ha levantado y
ya está en la puerta abriéndola para que me marche. Yo le miro a los ojos, le
asiento con la cabeza y salgo de allí.
En cuanto doy la vuelta en la calle de
la comisaría, mis nervios me obligan a detenerme y apoyarme en la pared para respirar
profundamente. Ese chico tan distante, tan frío, ese es mi Sam, mi fiel
adicción que ya no quiere serlo.
Cuando llega Evan de trabajar, estoy
dispuesto a hablar del “problema” de Ryan porque he estado pensando en lo que
me ha dicho Sam, y tiene toda la razón en que debería compartir mis problemas
con mi pareja, aunque me cueste horrores. Aunque creo que primero voy a tantear
el terreno. Tal vez sea egoísta, pero no quiero pensar que me esté mintiendo, aunque
sea una mentira por omisión.
— Evan, ¿Ryan todavía sale con ese
chico? — Le pregunto a bocajarro.
— ¿Qué chico? —Me contesta. Vaya, así
que se está haciendo el despistado mientras trajinea con papeles.
— Evan, no te hagas el tonto. Dime.
— Uff, pues... Lo dejaron cuando tú
ingresaste en el centro pero creo que han vuelto —me dice todo nervioso.
— Evan, no me voy a enfadar. Solo
quiero saber la verdad —le digo intentando que me acabe de explicar las cosas.
— Está bien... Sale con él. Es verdad
que estuvieron separados unas semanas pero han vuelto.
— ¿Sabes que era uno de los hombres de
Johnson, verdad?
— Sí, lo sé, pero estaba allí porque
no tenía más remedio y Ryan le cree, y yo creo a Ryan.
— Está bien —le digo.
— ¿No vas a decir nada más? —Me
pregunta.
— ¿Para qué? Por mucho que te diga, no
me vas a creer, ya que yo pienso todo lo contrario. Solo espero que Ryan no se
caiga de demasiado alto —digo resignado y negando con la cabeza, porque sé lo
que va a pasar.
— No todo el mundo es malo Kyle.
— Eso ya lo sé, Evan, pero ese chico
estaba ahí, dándome patadas en mis costillas, en mis piernas. Me acuerdo
perfectamente.
— Ryan dice que le ayudó a encontrar
la ciudad, que lo acompañó en el bosque. Kyle; le ayudó a escapar.
— No digo que no, pero también digo
que sus manos están manchadas, y no quiero que mi hijo esté con un hombre que
puede haber matado, solo eso.
— También es mi hijo, Kyle.
— Pues entonces haz de padre, y no de
amigo, Evan, porque si le apoyas por miedo a perderle, no lo estás haciendo
bien. Apóyale cuando tenga razón, no cuando esté completamente equivocado.
— No creo que lo esté. Tú estás muy
herido y necesitas sanar, porque ahora ves de todo el mundo lo peor.
— ¿Tú crees que trabajar para Johnson
no es lo peor?
— Sí, tal vez en eso se equivocó pero
todos tenemos derecho a una segunda oportunidad. Ahora no lo ves, pero dentro
de poco, saldrás de esa oscuridad y verás las cosas de otra manera.
— No veré nunca bien esa relación,
Evan.
— No te corresponde a ti decidir a
quien ama o a quien no ama Ryan.
— ¡Solo tiene quince años! ¡Y está con
un cabrón que podría matarle! —Grito ya desesperadamente para intentar que Evan
me apoye, pero una voz en susurro grita en medio de la discusión.
— Lee no es ningún cabrón. ¡Sí, se
equivocó! Pero ahora está luchando para seguir adelante... ¿Sabes que si no fuera
sido por él, no te hubiéramos rescatado? ¿Lo sabes?
— Me rescataron por un policía que
estaba infiltrado, Ryan.
— ¡No! No es verdad. Lee me dijo dónde
te escondían y se lo dije a la policía.
— Dentro de poco sabremos la verdad.
Le he mandado investigar más a fondo.
— ¡¿Qué?! —Evan y Ryan gritan a la
vez.
— Cuando sepamos el resultado,
entonces hablaremos —les digo.
— No te lo perdonaré en la vida —me
dice Ryan y sale de la estancia dando un portazo.
— ¿Por qué lo has hecho? —Me pregunta
Evan con desaprobación.
— He hecho lo que tenía que hacer —le
digo cruzándome de brazos.
— Pues felicidades, acabas de perder a
tu hijo, y yo estoy tan enfadado, que ahora no puedo ni mirarte —dice Evan
abriendo la puerta y volviéndola a cerrar de un portazo.
Me quedo en mitad del comedor pensando
lo que ha pasado. Pero no salgo de mis treces. He hecho lo mejor para Ryan. He
hecho lo mejor. Pero, ¿por qué me siento tan mal?
CAPITULO 32. RYAN Y YO
Ha llamado el abogado del centro y me
ha dicho que tiene buenas noticias del tema de la adopción. Aunque ahora mismo
no sé cómo se lo va a tomar Ryan ya que está muy enfadado conmigo, casi ni me
habla, solo me dice un hola y adiós. Incluso cuando estamos comiendo, me evita
aunque estemos en la misma habitación. Sé que él ve lo que he hecho como una
traición, pero no puedo dejar que sufra. Sé que tiene que cometer errores y
tiene que aprender a levantarse luego, pero si puedo ayudar a evitar que caiga
desde más metros de lo necesario, lo voy a hacer. ¿No es eso lo que le
corresponde hacer a un padre? Aunque nunca más me hable, habré hecho lo
necesario para protegerle. En cuanto a Evan, también me habla lo necesario.
Está muy muy enfadado conmigo, y sé que él también quiere lo mejor para Ryan,
pero es su hijo biológico, al que acaba de encontrar, con el que no quiere
tener que pelear por temor a perderle. En parte le entiendo, pero por otra
parte, pienso que le consiente demasiado. Volvemos a dormir separados. La
primera noche que me acosté junto a él después de habernos peleados, que él me
diera la espalda, me provocó de nuevo pesadillas, y me fui de la habitación
para no molestarle. No se lo he dicho porque no quiero que se preocupe más de
lo necesario. Tal vez cuando acabe toda esta historia y Sam me dé la razón, se
pueda arreglar. Pero me frustra que todo lo que había logrado en nuestra
relación física, vaya para atrás por esta discusión.
Ahora estamos los tres en la salita, y
es como si allí no hubiera nadie. Les he pedido que se quedaran porque el
abogado quería hablar con nosotros y ellos han accedido a esperar de mala gana.
Ryan está perdido en el móvil, y Evan perdido en medio de papeles de la
oficina. Solo yo estoy sentado mirándoles e intentando aparentar que algo está
normal en nuestras vidas.
Ha llegado el abogado, y nos sonríe
amablemente. Veo alegría en su mirada, y el corazón me va a mil. Quiero saber
qué ha decretado el tribunal de adopciones.
— Lo hemos conseguido Kyle. Ryan es
legalmente tu hijo. A partir de hoy es Ryan Carson —me dice Lionel, que ha
llegado hasta mí a abrazarme ya que sabe lo que nos ha costado.
Cuando puedo separarme de él, miro a
Ryan para ver la reacción que tiene, y doy un paso hacia él. Pero me paro en
seco, cuando veo que él dirige un paso hacia atrás. Frunzo el ceño mirándole
fijamente y me responde a la mirada con un asentimiento de cabeza.
— Bien —dice y se va de la casa.
Mi mundo se desmorona porque no sé lo
que significa eso. Quería haber disfrutado de esa alegría. Todo el tiempo de
agonía esperando ese momento. Lionel también se queda extrañado por el
comportamiento de Ryan, pero me da una sonrisa.
— ¡Jóvenes! Quién los entiende. Me
alegro mucho Kyle, pero tienes que dar unas gracias enormes a tu amiga Pat.
Movió muchos hilos en pocos días para que lo pudiéramos conseguir —me informa
Lionel.
— ¿En serio? —Me extraña que Pat haya
intervenido.
— Sí, esa chica te tiene en gran
estima —me dice Lionel—. En fin, me voy. Aquí tienes los documentos que tienes
que firmar. Mañana me los traes al centro. Ahora te dejo disfrutarlo.
La noticia me ha dejado un sabor
agridulce. Estoy muy contento, mucho porque Ryan es mi hijo, pero estoy
realmente triste porque tendríamos que haber disfrutado de esa noticia mucho
más. Miro hacia Evan y veo que está sumido en el silencio y con la mirada perdida.
Suspiro profundamente y me acerco a él para ponerle una mano en el hombro. Pero
se me cae, cuando hace un gesto para sacársela de encima. Y eso me hace mucho
daño. En silencio, le dejo allí, y también salgo de la casa. Volveré cuando
pueda dejar de pensar en lo que acaba de pasar. Mi fiel adicción me ha
rechazado muy claramente.
Paseo y paseo durante mucho rato, la
verdad es que he perdido el sentido del tiempo. Voy repasando todo lo que ha
sido mi vida, y veo que solo hay tristeza, ya que por cada alegría que tengo,
algo pasa que no pueda acabar disfrutándola y eso me parte por dentro porque
aunque yo pensaba que mi alma se estaba sanando, eso era una ínfima parte. Me
duele el corazón, y ahora ya tengo un tremendo dolor de cabeza. Así que voy de
regreso para casa. En cuanto entro, veo a Evan apoyado en Sam. Lo que me
faltaba por ver.
— ¿Se puede saber dónde has estado?
—Me espeta Evan.
— Estaba paseando —le digo
tranquilamente.
— ¿Paseando, paseando? —Me pregunta
muy enfadado—. ¿No se te ha ocurrido mirar el móvil?
Echo mano a mi bolsillo para alcanzar
el aparato, y me doy cuenta que hay más de treinta llamadas perdidas. Me
sorprendo y entonces me doy cuenta de la hora que es. He estado dando vueltas
más de cinco horas.
— Lo siento, estaba paseando y perdí
la noción del tiempo —vuelvo a disculparme.
— Después de lo que hemos pasado, por
lo menos podrías tener la decencia de decir a dónde vas o lo que vas a hacer
—me dice Evan mirándome con furia.
Y ya no puedo más. Estoy a punto de
gritarle, cuando suspiro pesadamente, me lo miro, y me dirijo a la habitación
que ocupo. Desde lejos oigo como Evan y Sam están hablando, pero yo ya estoy
haciendo las maletas. Oigo respirar fuertemente detrás de mí.
— Me voy, no aguanto más la tensión,
no es bueno para mí —digo con un susurro.
— Tal vez se lo deberías decir a Evan
—es Sam quien estaba en la puerta.
— Sam, él está conmigo por lástima, o
por compasión, o por Ryan, ya ni lo sé. Hace unos días, pensé que me apoyaba,
pero tuvimos una discusión y él... es normal que no estemos de acuerdo en todo,
pero en esto tenía que haberme apoyado —digo cansadamente.
— Habla con él, Kyle —me dice Sam
acercándose—. No puedes huir cada vez que pase algo entre vosotros.
Me siento pesadamente al lado de la
maleta que está encima de la cama. Y me tapo la cara con las manos. No estoy
llorando, solo estoy cansado, muy cansado.
— No sabes que es vivir con todo esto,
Sam. Las drogas me jodieron bien, ¿sabes? Y luego cuando vuelvo, me encuentro
que una de las personas que más quiero está saliendo con uno de los tíos que me
golpearon, no puedo tener la certeza que me violara también, pero te juro, te
lo juro Sam, que estaba allí dándome patadas. Cómo ayudó a Ryan a pasar por el
bosque, no sé, y luego, me encuentro que mi pareja, me desautoriza delante del
chico y a parte se pone de su lado —le digo porque quiero que entienda—. Y
encima cuando me quiero acercar a él, me rechaza, ¿cómo lo hago, Sam? ¿Cómo
hago que todo vuelva a la normalidad? Y encima le pido ayuda a un ex-novio que
resulta que también quiero que sea mi pareja, pero él está o estaba saliendo
con otra persona. A parte de encontrármelo con su otra ex-pareja muy
acaramelado esperándome... ¿Tiene todo esto sentido, lo tiene?
— No estaba acaramelado con Evan, solo
estaba ayudándole a soportar la espera, Kyle. Pensábamos que te podía haber
sucedido algo —me dice resignado y mira hacia la maleta—. ¿Te vas a ir
entonces?
— Tienes razón, no puedo huir siempre,
¿no? —y mientras le contesto de esa manera, vuelvo a poner la ropa en el
armario.
Lo hago en silencio y cuando me doy
cuenta, Sam ya no está en la habitación conmigo. Intento calmarme un poco antes
de salir. Tengo que dar un primer paso y pedir disculpas de nuevo por no haber
contestado el móvil. Tenían razón para preocuparse con todo lo que ha pasado.
Salgo hacia la salita pero la imagen que veo, me deja totalmente sorprendido y
fuera de mí. Evan y Sam se están besando apasionadamente. Las manos de Evan
están en el culo de Sam, que lo sostiene pegado a su cuerpo. Incrédulo, me
quedo totalmente inmovilizado hasta que mi cerebro se enciende de nuevo y una
lucecita me dice que dé la vuelta y vuelva a mi habitación, y eso es
precisamente lo que hago.
CONTINUARÁ...
¡NOS VEMOS PRONTO, MIS LECTORES!
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