¿Cómo habéis comenzado el mes de mayo?
Empezó la primeravera, los pájaros cantan, los corazones revolotean, la sangre la tenemos muy alterada jajajajaja... Espero que os toméis la vida con una sonrisa, y aunque siempre tengamos esos "problemas", seguid luchando por aquello que vosotros creéis.
¿Qué filosófica estoy, no?
Pues aquí estoy de nuevo, trayendo una nueva actualización de "Fieles Adicciones", a ver qué tal os parece el capítulo. Este es el capítulo 20, pero estoy deseando acabar de corregir los próximos porque habrá novedades, que creo que os harán decir ¡Oh my god! jajajajaja... No es un expresión española pero bueno, creo que tenía sentido ponerla ;)
Mientras me emociono yo solita, a leer se ha dicho.
Nota aclaratoria: Acordaros que es un borrador, que se volverá a revisar cuando se publique la novela completa.
Besos
EmiRose
ADVERTENCIA: En esta novela aparecen escenas sexuales explícitas H/H. El libro es SOLO para adultos. Puede vulnerar la sensibilidad de algunos lectores. Los que no estén dentro de estas normas, abstenerse de seguir leyendo. Gracias.
Todos los derechos reservados. All rights reserved.
Kyle tiene muchas adicciones, y alguna de ellas son los hombres. ¿Conseguirá tenerlas todas o se atragantará por el camino? Su vida y su pasado podrían impedíselo, pero tal vez tener una vida llena de ellas sea posible, sobretodo si son esas fieles adicciones quienes pueden curar su alma.
Si te apetece también lo puedes leer en:
CAPÍTULO 20. MI DECISIÓN Y RYAN
Han pasado los días y me he estado
viendo con Sam y Evan. Desde nuestra cita por separado, no lo hemos hecho más
de esa manera. Siempre los tres. Tanto yo como ellos echamos de menos a Nate, y
le hemos llamado, pero él ha rehusado a establecer una relación con nosotros.
Dice que estaría celoso todo el rato pero creo que es simplemente una excusa. A
veces tengo ganas de ir a buscarle pero luego considero su decisión tan firme.
Además Sam me ha prohibido ir hasta allí. Soy un testigo y no puedo ponerme en
peligro debido a mi situación. Otra cosa que me tiene preocupado. Si ellos han
conseguido encontrarme, ¿podrán hacerlo los otros? También me intranquiliza que
ellos tengan que cambiar su vida, cosa que no me gusta. Evan ha luchado mucho
por conseguir estar donde está. Las circunstancias de Sam son menos complicadas
porque su vida de policía la puede hacer en cualquier parte pero no me parece
bien que tenga que transformar toda su vida porque la mía está patas arriba. Además
está Pat, mi enlace, que a saber qué dice cuando le explique que tengo una
relación amorosa con los dos, pero no debería importarle, ¿no?
Y finalmente, me encuentro en una
encrucijada con Ryan. Está de un humor de perros desde que le dije que estábamos
juntos de nuevo. No le parece bien. Dice que son unos cabrones egoístas. Cuando
Sam y Evan vienen a verme, sencillamente él desaparece con un simple adiós. No
se ha parado a conocerles y me ha dicho que como pronto van a salir de mi vida,
no tiene caso. Cuando me dijo aquello, fue cuando tuvimos la primera discusión
importante. Creo que se siente un poco amenazado. Me ha comentado que si habría
alguna manera de hacer papeles de adopción pero ya le he dicho que en mi
situación es casi imposible. Le he intentado convencer de que le quiero de
verdad y que soy su padre, pero no acaba de creerme. Quiero que todos estén en
mi vida y que todos seamos felices, aunque en el fondo de mi alma, sé que hasta
que no acabe la pesadilla, no podremos serlo.
Estoy sumido en mis pensamientos
cuando ellos llegan a mi habitación. Mi cama está llena de documentos del
instituto y de los niños que acceden al centro. Estaba clasificando los
materiales. Están sonriendo y después de darme un beso, se sientan en un par de
sillas que hay allí. Me preguntan si pueden ayudar y estoy entusiasmado porque
podrán ver lo que hago. En una pila están los niños que están en proceso de
adopción y en la otra pila, están aquellos que tienen padres aunque sería mejor
que no los tuvieran.
Evan está mirando con mucha atención
las carpetas y su mirada se vuelve a nublar de tristeza. Creo que está en su
hijo y quiero que me lo explique con má
detalle. Sam también se ha dado cuenta porque lo mira detenidamente. Creo que
como es policía, intenta averiguar lo que le pasa según su instinto. Me acerco
a Evan y le pongo una mano en su hombro con mucho tacto.
—
Evan... ¿piensas en tu hijo? — le pregunto con mucho cuidado.
Levanta la vista hacia arriba y veo
nublarse los ojos, y luego empieza a colocar carpetas de los niños, una encima
de otro de aquellos que han maltratado o que maltratan sus progenitores y que
tienen consuelo en el centro.
—
¿Cómo puede haber personas así? — pregunta en un susurro y en un salto
se levanta de la silla y va paseándose de un lado a otro de la habitación.
Sam y yo nos lo quedamos mirando pero
sabemos que nos lo contará pero está procesando sus pensamientos.
—
Tuve un hijo — dice mirando a Sam, y me doy cuenta de que lo va a
explicar todo.— Yo todavía era casi un
crío y asistía al instituto. Allí conocí a mi primer amor. Se llamaba Marta.
Vacila un poco, mirándonos
alternativamente, y luego prosigue con la explicación.
—
Fui un inconsciente pero a la edad de dieciséis, era un engreído, un arrogante,
muy popular y eso se me subió a la cabeza. Empecé a salir con ella. Y entonces
sucedió. Se quedó embarazada. ¿Un chico y una chica de dieciséis años en un
pueblo de lo más conservador teniendo un hijo?
Evan sigue con la historia mientras
todavía se pasea, pero en un momento dado se pierde en sus pensamientos, y
entonces se gira hacia la ventana y mira hacia lo lejos.
—
Decidimos tenerlo. Nos queríamos. No teníamos ni dinero, ni casa, ni
trabajo pero creímos que con la ayuda de nuestras familias seguiríamos
adelante. Los padres de ella le apoyaron desde un primer momento, pero los
míos... fue una batalla campal. Era menor de edad, por lo tanto, tenían que
tomar decisiones por mí... pero no lo consiguieron. Nos fuimos a vivir con sus
padres, y empecé a trabajar en la empresa de su padre. Era duro pero estábamos
muy ilusionados.
Mientras Evan está hablando, me acerco
a él por detrás para apoyarlo. Sam también se acerca y le toca el brazo,
acariciándole. Me doy cuenta en ese momento que entre ellos no ha pasado nada,
solo se han dado cariño desde la distancia. Quiero seguir por donde van mis
pensamientos pero me obligo de nuevo a escuchar a Evan. Luego pensaré en la
relación entre ellos dos.
—
Marta tuvo un parto prematuro. A los ocho meses, lo tuvimos. Eran tan
pequeñito… ¿cómo se puede amar tanto a una cosita de ese tamaño? — dió un suspiro alargado y el silencio quebró
la habitación, pero continuó para acabar la historia—. A los pocos días, murió
de muerte súbita. No supimos nunca cómo sucedió. Los médicos dijeron que eso
pasaba a veces sin ninguna explicación.
La pérdida fue devastadora, y aunque nos queríamos, mis padres empezaron
a visitarnos y a llenarme la cabeza de pájaros. No tardé mucho en volver a casa
de mis padres porque entre Marta y yo se había abierto una brecha que nada ni
nadie era capaz de reparar. Creo que sus padres se pusieron bastante felices,
la verdad. No sé por qué porque siempre me habían tratado muy bien. Días
después, supe que Marta se había ido del país.
—
Eras muy joven y ya no tendrías que estar tan triste por esa pérdida —
le digo porque no entiendo muy bien.
—
Marta se suicidó al cabo de poco tiempo. Me dejó una carta culpándome de
que su vida fuera un desastre, o al menos eso dijo ella — me dice Evan
taladrándome con la mirada.
—
Era una cría, Evan. A veces la gente dice cosas que no siente. Estaba
devastada por la pérdida y tal vez su familia no le ayudó tanto como tú crees —
le dice Sam en voz muy suave.
—
Pero yo tendría que haberla ayudado. Yo me sentía mal, sí, pero ella era
la madre — dice Evan con voz desgarrada.
—
Evan, tú mismo has dicho que eras un crío. Es normal que te sintieras
perdido y vulnerable, además de dolido. Cuando se es adolescente, tendemos a
agrandarlo todo, incluso los sentimientos. No debes castigarte por eso. Fuiste
muy valiente enfrentándote a tu familia y queriendo tener un hijo con esa edad.
Piensa que hay gente que los tiene, para luego abandonarlos, o para hacerles
barbaridades— le digo queriendo abrazarle.
—
Por eso lo digo. ¡Joder! Mira estos casos... — dice enfadado señalando
todas las carpetas que hay encima de la cama.
Le suelto el hombro, y le giro, y
entonces le abrazo con fuerza, con mucha fuerza. Quiero que sienta que no está
solo, que me tiene a mí para apoyarse.
Entonces siento unos brazos apoyarse
en los míos por el otro lado. Sam también le está abrazando. En ese momento, sé
que todo va a salir bien.
Levanto los ojos y veo como Sam
empieza a besar la nuca de Evan. Siento como se estremece al momento que su
boca contacta con su piel. Me envalentono y empiezo a desabrochar la camisa de
Evan. Mis dedos pasan por encima de sus pezones mientras la camisa se cae al
suelo. Entonces empiezo a pellizcárselos con suavidad mientras veo como esos
ojos verdes se envuelven en pasión. Mis dos manos ocupadas con sus sensibles
pezones mientras la lengua de Sam va bajando a través de su espalda hasta
llegar a la cintura de su pantalón. Mientras clavo mi mirada en la suya, mis
manos bajan hasta su cremallera y se la bajo lentamente mientras las manos de
Sam van hacia su polla. En un minuto, me he quedado a solas con Evan mientras
le quito toda la ropa sin su ayuda porque él está paralizado dentro de sus
sensaciones. Me doy cuenta de que Sam ha quitado todas las carpetas de encima
de la cama para que nos podamos establecer allí.
—
Quiero que Kyle te chupe la polla — dice Sam con determinación.
Evan solo gira un poco la cabeza, y de
pronto se ve envuelto con un beso arrogante y posesivo de Sam. Desde mi
posición puedo ver cómo sus lenguas luchan por dominarse, pero es Sam quien lo
consigue. Se aparta lo suficiente para hacerme una señal de asentimiento, así
que me arrodillo delante de Evan con mis ojos a la altura de su polla tan comestible.
Sin pensármelo dos veces, mi lengua empieza a lamer sus huevos. Quiero dejar
esa gloriosa longitud para lo último, para cuando Evan me ruegue. No presto
atención a lo que está haciendo Sam pero debe ser algo perfecto cuando oigo los
pequeños jadeos de Evan. Entonces es cuando yo me esmero en comer esa carne tan
deliciosa que se ha hecho para ponerse en mi boca. Su sabor explota en mi
lengua de maravilla mientras mi succión va de arriba a abajo y de abajo a
arriba. Entonces noto unos golpecitos en mi cabeza que me hacen mirar hacia
arriba y veo a Sam mirándome con ojos de quererme comer también. Con una mano
me indica que me levante y lleva a Evan hasta la cama. Lo hace poner en el
borde de rodillas. Tanto Sam y yo estamos detrás viendo todo su glorioso culo.
Es hermoso y precioso, como siempre pienso. Entonces Sam abre las nalgas y presenta
ante nosotros su rosado agujero. Mi dedo va hacia allá, pero Sam se adelanta y
empieza a lamerlo mientras un sorprendido Evan jadea de placer. Yo no puedo
estarme quieto y me agacho hasta poner mi boca de nuevo en su polla. Empiezo a
succionarla de nuevo con fervor mientras Sam está succionando su agujero. Los
jadeos de Evan empiezan a ser irregulares, muy irregulares. Sin poder evitarlo,
Evan se deja llevar y llena mi boca de semen, el cual saboreo y trago con
ahínco. Entonces vuelvo a lamer y chupar su polla hasta que queda totalmente
limpia. Me levanto y veo que Sam se está quitando la ropa. Mientras Sam se
acaba de quitar los pantalones, mi dedo se adentra en el culo de Evan. No puedo
evitarlo. Ese culo me llama. Lo he hecho sin lubricante y aunque Sam le había
ya preparado con saliva, puedo ver cómo Evan se ha parado un momento por el
dolor.
—
¿Estás bien? — le pregunto en un susurro.
—
Sigue, no pares... — me dice en voz más alta de lo que pretendía.
Sam ya está casi encima de él. Veo que
en la mano lleva el lubricante con el que se está untando la polla. Entonces
quito el dedo y cojo la polla de Sam y le empiezo a ayudar para que se adentre
dentro de las profundidades de Evan. Este suspira largamente mientras Sam se
acomoda a su cuerpo. Cuando ya están preparados, Sam empieza a moverse, primero
con pasos muy lentos y a medida que pasan los segundos, se mueve más y más
deprisa, haciendo que la palabra dura sea una palabra demasiado frágil para
describir lo que estaba pasando. No puedo evitar mirarlos y aunque quiera
tocarlos, la vista que tengo en estos momentos, va a ser difícil de olvidar.
Mis pantalones están que revientan y me doy cuenta que estoy todavía vestido,
así que encuentro alivio cuando me los quito para poder acariciarme mientras me
deleito con sus movimientos. Sam se apoya más en la espalda de Evan para llegar
hasta su polla que aunque no está totalmente en pie de nuevo, poco le falta.
Pero Sam sabe lo que está haciendo y se la ha comenzado a mover de manera
eficiente y rápida. Con un férreo control. Entonces veo como Sam llega al
clímax después de una embestida especialmente dura donde Evan grita y observo
como se pierde y no puede aguantarse más debido al cansancio y a la pasión cuando
se deja caer encima de la cama todo saciado. Sus respiraciones se vuelven más
acompasadas y Sam sale del cuerpo de Evan. Entonces creo que se acuerdan de que
estoy allí porque se giran los dos de golpe a mirarme, pero a mí no me importa.
Sigo acariciándome y mirándoles de forma que ellos puedan comprobar que les
quiero. Ni siquiera se mueven. Solo tienen los ojos encima de mí y me encanta
porque en ese momento me siento poderoso. Entonces es cuando el clímax me
alcanza, y cuando cierro los ojos para poder recuperarme, noto como cuatro
brazos me sostienen. Entonces abro los ojos y ambos están allí, sonriendo.
Hemos dado un paso más en nuestra relación.
Después de vestirnos y comer algo
fuera del centro, quiero volver a mi habitación ya que tengo trabajo atrasado.
Hoy no he visto a Ryan. Lo he llamado al móvil pero ni siquiera contesta mis
llamadas. Estoy bastante preocupado porque no quiero herirle y no creo que lo
esté consiguiendo. Evan y Sam también están preocupados. No quieren hacerle
daño. Quieren que les acepte y hacer una familia y les agradezco con toda mi
alma que me estén apoyando con él. Nada más llegar a la habitación está allí
delante de la puerta, lo que me invade una sensación de alivio aunque creo que
está disgustado por la cara que muestra cuando nos ve llegar.
—
Ya era hora, ¿no? — me dice como si él fuera el que me tuviera que
recriminar algo.
—
Ryan, te he estado llamando durante horas, ¿dónde has estado? — le
pregunto un poco enfadado.
—
No te importa — me dice desafiándome.
—
¡Vaya! Bonita respuesta... — le digo en tono sarcástico mientras me
acerco a él con una ceja enarcada.
—
¿Qué? ¿Me vas a pegar? — me vuelve a desafiar.
—
Me voy a dormir. Mañana hablaremos — le digo abriendo la puerta.
Evan y Sam me siguen sin decir nada,
aunque por la cara que pone Sam está deseando dar un sermón.
—
¿Qué? ¿Para follar con ellos sí tienes tiempo? — me grita Ryan viendo
que le ignoro.
Entonces Sam se gira y le dice con su
voz de policía:
—
Kyle ha estado aquí durante mucho rato, matándose a trabajar. Tiene
derecho a tomarse un descanso. Y tiene derecho a su vida privada, y no vuelvas
a hablarle así jamás en la vida, ¿me entiendes?
—
¿Qué? ¿Tú también me vas a pegar, chico duro? — le desafía también pero
quedo alucinado cuando acaba diciendo—.
A lo mejor quieres follar conmigo también, ¿no te van los tríos?
—
¡Ryan! ¡A tu habitación ahora mismo! — le grito y viendo que no se mueve,
le vuelvo a repetir—. ¡Ahora!
Se me queda mirando fijamente con una
mirada dura, pero entonces se lo piensa mejor, y baja los ojos, los vuelve a
levantar y se da la vuelta dirigiéndose hacia donde está su habitación.
Entro en mi dormitorio y les doy
disculpas a los dos. No se merecen que les trate así, pero la verdad es que no
sé qué hacer. Evan y Sam dicen que es un niño y quiere desafiarme porque hay
alguien más en mi vida. Lo sé, pero duele. De verdad que le quiero como si
fuera mi hijo y se me encoge el corazón, porque me doy cuenta de que si las
cosas siguen así tendré que escoger y mis dos adicciones se quedarán por el
camino. Les digo que no se queden porque voy a hablar con Ryan y no quiero que
me esperen porque no sé lo que voy a tardar en hacerle entender las cosas.
Estoy delante de la habitación de Ryan
y doy un suspiro antes de llamar y entrar. Ha pasado un rato y me he calmado un
poco. No creo que la solución sea gritarle. Es mi hijo y quiero que aprendamos
a soportar las decisiones de uno y del otro sin que haya una batalla por medio.
Sé que los adolescentes son complicados y más con chicos con el pasado de Ryan,
pero creo fervientemente que con amor y devoción todo se puede alcanzar, hasta el
alma tan dañada de un chico de quince años. A los pocos segundos de llamar,
Ryan abre la puerta mirando hacia el suelo. Pero luego alza de golpe su cabeza
y me mira con desafío. Entro dentro de la habitación y voy hasta la silla que
tiene delante de su escritorio. Allí me siento y le miro esperando que diga
algo.
—
¿Dónde te has dejado a tus adorados novios? — me pregunta con retintín.
—
Se han ido a su hotel —le digo tranquilamente.
—
¿Qué? ¿Ya te has hartado de follar con ellos? — me pregunta intentando
que me enfade.
—
No, no me he hartado de ellos y te has equivocado de verbo. No es
follar, sino hacer el amor — le digo totalmente serio.
Creo que mi aclaración le ha pillado
desprevenido porque se ve sorpresa en sus gestos faciales, además que iba a
decir algo y se ha quedado mudo. Viendo que va de un lado a otro de la
habitación, toqueteando todo, decido que es mejor que aborde el tema.
—
Ryan, ¿por qué? — le pregunto. No creo que haga falta que diga más
porque es un chico inteligente.
—
¿Vas a irte? — me pregunta a cambio.
—
No —le contesto rotundamente.
—
Te irás. Me abandonarás como todos los demás —me dice suspirando y
dejándose caer en la cama.
—
Ryan, te prometí que sería tu padre —empiezo a decirle—. ¿Crees que se puede decir eso a alguien y al
día siguiente desdecirse?
—
No, pero ellos son más importantes y son más; viven en un lugar
diferente, y les has echado de menos y yo soy solo un crío — me dice Ryan ya
desesperado cuando veo que sus lágrimas corren sus mejillas.
—
Ei, oye — le digo mientras me acerco—. Tú eres más importante. Y sí,
ellos suman más, pero tú eres único, eres mi hijo.
—
Pero no tenemos papeles que lo digan — me dice suspirando.
—
No, no los tenemos pero son por las circunstancias. Eres mi hijo y
punto, haya o no haya documentos —le digo queriendo tranquilizarse.
—
Entonces, si te vas, ¿me llevarás contigo? —me pregunta sin mirarme.
—
No nos vamos a ir, Ryan, al menos no por esto. Ahora este es mi hogar y
quiero que siga así por mucho tiempo —le digo sabiendo que tiene que ser así.
—
Pero, ellos viven en otro lugar... —me dice como si no acabara de creer
lo que he dicho.
—
Es verdad, pero yo no puedo ni quiero cambiar de lugar, así que ellos
tendrán que decidir lo que quieren hacer —le digo.
—
¿Eso no es un poco egoísta de tu parte? — me pregunta ahora sí mirándome
con ilusión en sus ojos.
—
Tal vez pero es lo que yo he decidido. Ya he cambiado muchas veces en mi
vida y ahora tengo que pensar en más personas que en mí mismo y tú eres la
prioridad número uno —le digo tranquilizándose.
—
Lo siento mucho, papá —me dice avergonzado—. Pero tengo miedo, tengo
miedo a que me dejes.
—
Nunca va a pasar —le digo dándole un abrazo que espero que le
tranquilice.
Cuando me aparto, me lo quedo mirando.
Mi hijo es una persona amable, cariñosa, y defendería a cualquiera delante de
cualquier adversidad. A pesar de ser un chico con cuerpo de hombre, es solo un chiquillo
que su vida ha sido un desastre y que solo busca estabilidad. Estoy convencido
que junto a Evan y a Sam se la podemos dar. Cuando me levanto de su lado y me
voy hacia la puerta, me giro y le digo.
—
Por cierto, estás castigado —le suelto, me ha venido esa sensación de
que tal vez es hora que empiece a poner normas como todos los padres—. Una
semana sin la consola. Y el móvil, solo para llamadas urgentes o a mí o al
centro. Nada de diversión.
—
Pero... — empieza a decir pero me mira solemnemente y se le pone una
pequeña sonrisa en la cara—. Está bien.
Entonces salgo de la habitación y oigo
un pequeño grito que dice “de verdad tengo un padre”.
A pesar de haber pasado unos momentos
desagradables con la discusión, al final mi rostro tiene una sonrisa. Me alegro
por el chaval y por mí. Ahora solo falta que Ryan acabe por aceptar a mis
fieles adicciones como sus dos fieles padres adjuntos. Ojalá pueda lograrlo.
Vuelvo a mi habitación y no me
sorprende que Evan y Sam estén allí. Veo su nerviosismo.
—
¿Por qué no os habéis ido al hotel? —les pregunto con una sonrisa.
—
Queremos quedarnos aquí, contigo —me suelta Sam.
—
No puede ser. Es un centro con chicos influenciables y os digo que me he
pasado de la raya habiendo tenido relaciones aquí, así que es mejor evitar esas
cosas en esta habitación a partir de ahora —les digo sin mirarles a los ojos.
—
¿Nos estás diciendo que no quieres hacer el amor aquí o nos estás
echando de tu vida? —me pregunta Evan ya que es lo que les estaba carcomiendo
por dentro.
—
¿Por qué tiene que ser todo tan difícil en mi vida? —pregunto más para
mí mismo que para ellos.
—
Kyle, por favor, dinos qué vamos a hacer. No queremos hacerle daño a
Ryan y entendemos que es a veces es difícil entenderse con un adolescente un
poco problemático, pero solo queremos saber si tenemos cabida en tu vida —me
pregunta incierto Sam.
—
Sí, pero vamos a tener que hablar de todo esto —y en este momento veo
que es preciso que les deje claro unas cuantas cosas—. No puedo marcharme de
aquí, no estaría bien para Ryan. Aquí ha encontrado estabilidad y no quiero
quitarle eso, así que si queréis seguir, tendréis que replantearos vuestra
vida. Ya sé que tal vez suene egoísta pero solo quiero que penséis en todo
esto. Luego, Ryan es lo primero en mi vida, y luego estáis vosotros; si tengo
que elegir, le elegiré siempre. Luego, está todo lo que tiene que ver con el
tema de que estoy en protección de testigos, ¿cómo lo vais a llevar?
Respiro hondo y me siento en la silla
que hay al lado de la ventana esperando la respuesta.
—
Primero voy a hablar por mí. Quiero pasar el resto de mi vida contigo.
Voy a pedir el traslado de comisaría, pero creo que lo tenemos que hacer bien
para no llamar la atención, por toda
esta situación tan compleja —dice Sam haciendo el gesto de entre comillas—. Soy policía, a aparte de tu pareja, así que
tengo cubierto eso de protección. No puedo ser tu enlace pero puedo tener un
trato directo con ese enlace, que supongo que sigue siendo Pat, ¿no?
—
Sí, todavía es Pat, que por cierto, no está nada contenta con que me
hayáis encontrado —digo y giro la vista para fijarme en el silencio de Evan.
—
Voy a vender la empresa —me suelta de sopetón.
—
¿Qué dices? —le digo tembloroso, no quiero que pierda todo aquello que
ha logrado con tanto esfuerzo.
—
Cuando desapareciste, lo estuve pensando. Hace tiempo que he estado
buscando compradores y creo que pronto podré cerrar la operación. Quiero ayudar
aquí, si me lo permites —señalando mi habitación, con lo que creo que se
refiere al centro y por si no me quedaba claro, añade —quiero ayudar a
chavales, como tú o como Ryan. Puedo ser un buen profesor y un buen tutor si me
quieres en tu equipo.
CONTINUARÁ...
¡NOS VEMOS PRONTO, MIS LECTORES!
Gracias por compartir un capitulo interesante ok kisses
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