¡Hola mis lectores!
¿Qué tal va eso?
Por aquí, parece que de momento (digo eso porque no sé, no sé) se acabaron los problemas, tanto de salud como de ordenadores.
Quería esperar a acabar de corregir el otro capítulo para poner los dos, pero no he querido esperar tanto, y así os lo pongo mientras acabo de mirar los otros que vienen con más tranquilidad.
Espero que os guste.
Besos,
EmiRose.
ADVERTENCIA: En esta novela aparecen escenas sexuales explícitas H/H. El libro es SOLO para adultos. Puede vulnerar la sensibilidad de algunos lectores. Los que no estén dentro de estas normas, abstenerse de seguir leyendo. Gracias.
¿Qué tal va eso?
Por aquí, parece que de momento (digo eso porque no sé, no sé) se acabaron los problemas, tanto de salud como de ordenadores.
Quería esperar a acabar de corregir el otro capítulo para poner los dos, pero no he querido esperar tanto, y así os lo pongo mientras acabo de mirar los otros que vienen con más tranquilidad.
Espero que os guste.
Besos,
EmiRose.
ADVERTENCIA: En esta novela aparecen escenas sexuales explícitas H/H. El libro es SOLO para adultos. Puede vulnerar la sensibilidad de algunos lectores. Los que no estén dentro de estas normas, abstenerse de seguir leyendo. Gracias.
Todos los derechos reservados. All rights reserved.
Kyle tiene muchas adicciones, y alguna de ellas son los hombres. ¿Conseguirá tenerlas todas o se atragantará por el camino? Su vida y su pasado podrían impedíselo, pero tal vez tener una vida llena de ellas sea posible, sobretodo si son esas fieles adicciones quienes pueden curar su alma.
CAPITULO 19. MI DECISION II
Estoy corrigiendo los ejercicios que
les impuse hace días a mis alumnos y parece que todo el mundo falla en todas
las preguntas. Tal vez sea que no veo nada bueno en las respuestas porque el
ánimo lo tengo por los suelos.
En el parque acabamos nuestra cita,
enfadados, silenciosos y nerviosos. Cuando llegamos otra vez de nuevo al
pueblo, verificamos si Nate se había ido y de hecho, ya no había ni rastro de
su paso por allí. Había recogido todas sus cosas del hotel y se había marchado.
Eso creó un mal clima entre los tres, sobretodo influyó en el estado de ánimo
de Evan, ya que ni siquiera se despidió de él. Sé que estuvo llamándole por el
móvil pero no dio muestras de querer cogerlo.
Dejé a Sam y a Evan en su hotel y opté
por llegar caminando hasta el refugio, sin tener que escuchar algún reproche.
Ryan estaba esperándome para que le
explicara cómo había ido todo, pero cuando le expliqué lo sucedido, también se
enfadó. Se enfadó con Nate por marcharse así, y con Evan porque, según su
opinión, me culpa, y con Sam, por no defenderme más y por añadidura, conmigo,
porque había vuelto muy bajo de ánimo y no estaba de humor para explicarle.
Me veo interrumpido por unos golpecitos
suaves en la puerta. Al abrir, mis dos adicciones ocupan el espacio. Ambos con
miradas expectantes, pero con algo que defino como determinación en sus ojos.
Entran sin decir una palabra y cierran la puerta haciendo que yo me adentre
hacia atrás en mi propia habitación.
— Creo que debemos darte algo en lo
que pensar—me dice Sam con una gran sonrisa en la cara.
Me lo miro con cara de “¿pero de qué
estás hablando? Y al girar mi vista hasta Evan que también tiene una ligera curvatura
en sus labios. Se acercan, acechándome. Mi corazón y mi mente revolotean, y mi
polla se sacude con anticipación.
Evan me agarra por detrás de la cabeza
para llegar hasta mi boca y me da un beso castigador, con fuerza, adentrándose
con su lengua, dejándome su sabor a limón en mi boca. Mientras estoy con eso,
me doy cuenta de que Sam me aprisiona por la espalda. Todo su cuerpo se amolda
al mío. Su aliento se queda prendado en mi cuello mientras me saborea con su
lengua de terciopelo. Sus brazos pasan hacia la parte de delante, donde
pretende levantarme la camiseta y acariciarme el torso. El beso de Evan me
consume. Entre los dos han dejado que mi mente vuele y solo sienta. Me gustaría
pararles, pero no puedo, así que dejo que continúen con lo que están haciendo.
Me separo un poco de Evan porque quiero respirar, quiero mirarle a los ojos,
esos intensos ojos verdes que me consumen el alma, y el cuerpo y que
profundizan en mi corazón. Sus ojos brillan con esperanza, con amor, y pasión,
pero no deja que mire más adentro, porque vuelve a asaltar mi boca en una
pasión desesperada. Entonces siento la mano de Sam que atraviesa la cinturilla
de mi pantalón y va rondando hasta alcanzar mi polla que está dura como una
roca. Evan hace que mi grito se vuelva
un gemido debido a sus besos. Sam agarra mi longitud, mientras con la otra mano
libera el botón del pantalón, lo que me hace sentir más libre. El pantalón se
queda en mis caderas, mientras el asalto a todos mis sentidos se hace más
profundo. Tengo que parar porque creo que como sigan así me van a hacer correr
sin llegar a hacer nada más.
— Chicos por favor... voy a...
—intento decir pero Evan me vuelve a asaltar la boca con un beso demoledor.
Entonces se paran los dos, y se ponen
enfrente de mí. Los dos se agachan a la misma vez mientras me taladran con sus
miradas. Yo les miro con lujuria y no puedo decir nada cuando siento que uno de
ellos me baja el pantalón junto al calzoncillo dejándolos en mis tobillos. Las
manos de Sam en la pierna izquierda mientras me acaricia de abajo a arriba. Las
manos de Evan en mi otra pierna, mientras me acaricia alrededor de ella, por
delante y por detrás. Los dos con sus caras tan cerca de mi polla, que incluso
es capaz de sentir su aliento. Los dos sacan la lengua a la vez y empiezan a
lamerla como si fuera su helado favorito. Y sus ojos fijos en mi mirada, pero
no puedo aguantar y echo la cabeza para atrás. Me tropiezo un poco pero ellos
me sostienen las piernas con esas manos perfectas y tranquilizadoras. Sus
lametones, se vuelven chupetones en toda regla. En mi corona, en mi frenillo,
en mis huevos. El placer va creciendo dentro de mí como una tormenta que no voy
a poder parar. Murmuro algo que ni yo mismo sé que es. Pero ya no hay vuelta
atrás y siento como mi clímax sale a borbotones de mi polla recién comida. Se
levantan y me miran satisfechos, con una sonrisa en su cara. Puedo ver cómo hay
semen en la comisura de la boca de Sam y antes de que me dé cuenta, Evan se lo
está lamiendo. Entonces entre ellos es cuando hay un beso tan intenso como
arrollador. Pero siempre sus manos en mí, como si yo fuera algo que tenía que
estar ahí para poder hacer eso. Mi polla está hecha polvo después de esa mamada
a dúo tan impresionante, pero viéndoles, quiere volver a la vida. Entonces me
llevan hacia atrás y me tiran encima de la cama, y mientras no me quitan ojo de
encima, se van quitando la ropa. Siguen tan perfectos como siempre. Sam con su
abdomen esculpido debido a los ejercicios que hace para mantenerse en forma por
su trabajo, y Evan, con su abdomen de gimnasio. A mis ojos son tan maravillosos…
No sé qué pueden ver en un tío tan normal como yo, porque no soy ni de
gimnasios ni de ejercicios. Cuando están completamente desnudos vienen hacia mí
y se estiran a cada lado. No dicen nada, solo me observan. Con cada uno a un
lado, sus manos van pasando por encima de mi cuerpo, con una suavidad inmensa
mientras se miran mutuamente. No es una mirada de competencia, es una mirada de
admiración y deseo. Un deseo que comparten. Yo estoy claramente paralizado y no
puedo hacer nada más que apretar mis puños cogiendo las sábanas. Tampoco puedo
decir nada y ni lo intento, porque creo que solo balbucearía. Entonces Sam y
Evan acercan sus labios hasta mi cuello, y mientras Sam me da pequeños besos en
la zona de la clavícula, Evan ha optado por morder suavemente mi mentón. Eso
provoca un tirón en mi polla y yo me alegro por ello. He optado por dejar que
hagan conmigo lo que quieran. Tal vez sea mi condición anterior de sum, tal vez
sea que quiero que alguien me ame, o tal vez sea que me quiero dejar llevar y
sentir todo aquello que hace tiempo no sentía. No puedo evitar echar de menos a
Nate y pensar en él un momento. Como si le hubiera taladrado el pensamiento,
Evan me mira y sé que él también ha pensado en él, pero me acaricia la mejilla
con una mano y me da a entender que ahora no debo preocuparme por eso. Sam ni
siquiera se ha dado cuenta de cómo nos hemos mirado porque está todavía en mi
cuello pero me doy cuenta que su destino son mis sensibles tetillas. Su lengua
empieza suavemente a acariciarlas, muy lentamente, primero de arriba a abajo,
para luego dar círculos. Cuando estoy lleno de placer, noto como me las chupa
fuertemente, lo que hace que gima de pura pasión. Me encanta que me succionen y
me muerdan los pezones, y en ese momento siento sus afilados dientes en mis
guijarros ya doloridos por los chupetones. Primero en la tetilla izquierda,
luego en la derecha, mientras su mano permanece en mi abdomen con mucha
suavidad. Y Evan todavía está dándome besos y mordisquitos por el mentón. En
ese momento, noto que los dos se han movido más cerca de mí, y sus pollas
erectas están chorreando por mis muslos. Cada vez se aprietan más a mí,
queriendo que sus pollas aprieten a su vez mi piel caliente. Mis gemidos, a
medida que su pasión se acrecienta, se incrementan y sin que pueda evitar, se
vuelven jadeos que vuelven mi respiración entrecortada.
En un momento, noto como Evan se ha
apartado y ha salido de la cama para ir hacia sus pantalones que están en el
suelo. De allí veo que saca lubricante y condones. Toda una caja. Mis ojos se
abren enormemente. ¿Va a querer utilizarlos todos?
No entiendo. Me acaba de chupar la
polla sin condón y, ¿ahora quiere utilizarlos? Pero mi pensamiento se ve
interrumpido por otro mordisco que Sam le da a mi pezón y que hace que mi
cuerpo se retuerza en satisfacción. Siento como la cama se hunde otra vez
mientras Evan vuelve a mi lado. Sus manos van directo a mi polla. Allí empieza
a masturbarme moviendo su hábil mano de arriba a abajo, parándose en la punta,
para volver hacia abajo con la mano hecha un puño. En unos minutos logra
ponérmela dura como una roca de nuevo. Entonces se pone de rodillas y veo que
pone lubricante en sus dedos que van hacia atrás de su cuerpo. Ahora sí que
vuelvo a abrir los ojos como platos. ¿Se va a meter mi polla? ¿Evan también es
pasivo? Nunca me lo habría podido imaginar, por todas esas hormonas alfas que
exhuma su cuerpo. Mientras se prepara él mismo, sus ojos no dejan escapar mi
mirada y oigo un suave “Kyle”. Entonces se coloca encima de mí, coge mi polla y
se la coloca para que me adentre en él. ¿Se ha olvidado del condón? Poco a
poco, va bajándose mientras cierra los ojos y echa la cabeza para atrás. No
puedo apartar la mirada porque me tiene cautivo. Siento como sus nalgas están ya
encima de mis muslos y mi polla bien adentro. Empieza a moverse arriba a abajo
pero está inmerso dentro de su propio placer.
—
¿Te gusta mirarle? — Me dice Sam al oído—. Es precioso perdido en ese placer... aunque
no me extraña siendo tú su compañero de cama.
Los susurros que me ha dicho Sam en el
oído hacen estremecerme conforme mi polla se va agrandando dentro del cuerpo de
Evan. Tiene razón. Evan es precioso, con placer o no. Entonces muevo mi mirada
también hacia Sam y le digo con voz muy baja:
—
¿Quieres follarme mientras follo a Evan?
La mirada de Sam se vuelve más
lujuriosa aún si cabe. Creo que Evan nos ha oído porque se levanta dejando mi
polla libre y es él el que se estira de espaldas en la cama. Me pongo encima de
él y le doy un beso apasionado mientras ahora puedo ejercitar mis manos por
todo su cuerpo. Lamo su cuello, su mentón, hasta llegar a sus pezones. Le doy
un pequeño golpe de lengua, mientras me coloco en posición para adentrarme en
su hermoso culo. Poco a poco voy metiendo mi polla, hasta que mis huevos dan en
su piel. Entonces empiezo a embestirle poco a poco fijándome en su placer, en
su lujuria. Estoy tan perdido, hasta que me doy cuenta que unos dedos
resbalosos han entrado dentro de mi cuerpo. Sam está preparándome para follarme.
Las sensaciones son inmensas. No tarda mucho, en colocarse detrás de mí de
rodillas, y colocar su polla en mi ano, para entrar en una embestida con
fuerza. En un momento siento dolor porque hace mucho tiempo que nadie había
follado conmigo, pero Sam se para hasta que me habitúo de nuevo. Entonces
empieza a moverse para atrás y para adelante, con movimientos precisos y
placenteros, ayudándome a que también me mueva para que Evan pueda sentirme. Estamos
los tres sincronizados como si de un ejercicio se tratara. Solo se oye nuestras
respiraciones entrecortadas, rápidas, aceleradas. Nuestros cuerpos están
sudorosos, incendiados dentro de una pasión inigualable. Entonces me doy cuenta
de que los tres estamos ya llegando al clímax, y cuando ya me es imposible continuar
mirando fijamente, me dejo llevar cerrando los ojos y explotando mi semen
dentro del cuerpo de Evan, mientras la semilla de Sam se adentra en mi cuerpo.
Con el roce de mi abdomen en la polla de Evan, puedo notar como la esencia
mojada que resbala entre nuestros cuerpos ya es pegajosa. Cuando soy capaz de
controlar mi respiración, abro los ojos, y veo aquella mirada triste, que ahora
es una mirada de amor. Puedo ver cómo Evan me ama. Entonces Sam se aparta de
mí, pero se coloca a mi lado mientras todavía permanezco encima de Evan y al
mirarle, veo lo mismo que he visto antes en mi otra adicción. Amor. En ese
momento me he dado cuenta de que los dos realmente me aman.
Estoy bastante confundido en este
momento porque, ¿de verdad me quieren? Entonces, ¿todo lo que hice, fue porque soy
demasiado inseguro? ¿Por qué tengo miedo?
Como si ellos se hubieran dado cuenta
de mi dilema, se levantan en silencio, van al baño y traen una toalla para
limpiarme. Ambos. No se visten pero vuelven a la cama y se ponen a mi lado. Sus
manos tocan mi cuerpo saciado pero no lo acarician sexualmente.
—
Kyle, no le des tantas vueltas — empieza a decir Evan.
—
¿Cómo sabes lo que estoy pensando? — pregunto incrédulo.
—
Tus ojos te delatan — ahora es Sam quien lo dice.
—
¡Joder! Os dejé marchar... — digo en un susurro dándome cuenta del error
que había cometido.
—
¡Hey!... no digas eso... tal vez no fue nuestra hora — dice Evan
intentado calmarme.
—
Ya... ¿Y Nate? — digo con la voz temblorosa.
—
¿Quieres que le llamemos? — me pregunta Evan.
—
No lo sé. Me acabo de dar cuenta de que no sé nada — digo suspirando—. ¿Podemos dormir un rato?
Sin contestar, Sam coge las sábanas y
nos tapa. Los dos se han apretado a mí y sus manos todavía permanecen tocándome
y es así como me quedo dormido.
¡NOS VEMOS PRONTO, MIS LECTORES!
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