Chic@s, he estado ocupadísima... primero el concierto de Bruce Springsteen... espectacular... ahí, estábamos una amiga y yo, agotadas, después de casi 4 horas sin parar y el tío, corriendo por el escenario jejejejejeje...
Luego, el cumple del pequeñajo, 10 añitos ya, se me hace mayor...
Por cierto, esta semana también es el cumple del blog, 2 añitos... Recuerdo cuando cerré el otro con toda la pena de mi corazón, pero decidí no rendirme y abrir este sitio para mis escritos.
Gracias por tod@s los que estáis ahí.
Y ahora, un nuevo capítulo de"Fieles Adicciones"... a ver que nuevas nos traen los personajes. Espero tener el siguiente capítulo a finales de semana.
Besos,
EmiRose
Nota aclaratoria: Acordaros que es un borrador, que se volverá a revisar cuando se publique la novela completa.
ADVERTENCIA: En esta novela aparecen escenas sexuales explícitas H/H. El libro es SOLO para adultos. Puede vulnerar la sensibilidad de algunos lectores. Los que no estén dentro de estas normas, abstenerse de seguir leyendo. Gracias.
Todos los derechos reservados. All rights reserved.
Kyle tiene muchas adicciones, y alguna de ellas son los hombres. ¿Conseguirá tenerlas todas o se atragantará por el camino? Su vida y su pasado podrían impedírselo, pero tal vez tener una vida llena de ellas sea posible, sobretodo si son esas fieles adicciones quienes pueden curar su alma.
Si te apetece también lo puedes leer en:
CAPÍTULO 22. LA HISTORIA DE EVAN
Evan ha viajado hasta Idaho para
hablar con sus padres, y también me ha comentado que iba a buscar a los padres
de Marta. Hace una semana que se ha ido pero le echo mucho de menos y sé que
Sam también. No tuvimos tiempo ni de despedirnos porque se fue después de la
cena. La verdad es que hemos hablado muy poco por teléfono ya que él se
mantiene de una forma muy alejada o tal vez me lo parezca a mí. Está
centrándose en encontrar pistas de si realmente Ryan es su hijo o no.
Ryan está nervioso y se altera con nada.
En un momento odia a todo el mundo, en otro momento odia a su madre pero en
otro momento odia a Evan. Y ahora es cuando el miedo real de que no se soporten
ni quieran es cuando me llega, porque sé que esto está siendo devastador para
él. Pero también sé que quiere las respuestas que Evan puede traer.
Sam lo lleva como puede porque aunque
nos hemos visto cada día, él sabe que no es lo mismo. También cree que quiero
más a Evan, que estoy enamorado de él y que Sam es algo pasajero, que con el
tiempo rechazaré. No me lo ha dicho, pero con sus palabras, doy por hecho que
piensa eso. Tal vez cuando acabe toda esta locura en la que está metida mi
vida, le pueda demostrar que le amo con todo mi corazón, así se convenza de que
quiero que sea una persona permanente en mi corazón.
Y yo, voy sobreviviendo. Por un lado
estoy emocionado que Evan pueda ser el padre de Ryan porque así esa tristeza
que siempre le ha caracterizado desaparecerá. Por otra parte, creo que estoy un
poco celoso porque no quiero dejar de ser el padre del chico. Son unos
sentimientos muy contradictorios que espero pueda solucionar para poder seguir
el camino correcto. Con respecto a mi relación, creo que está un poco gafada,
porque cuando empezamos otra vez de nuevo, algo ocurre para que alguno de
nosotros tenga que salir corriendo a solucionar problemas. Y por si fuera poco,
tengo a Pat gritándome día sí y día también por el hecho de que Sam y Evan se
hayan venido a vivir a Dallas.
Ahora estoy yendo hacia el apartamento
de Sam. De veras que necesito estar con él y dejar de pensar estas cosas que me
tienen tan preocupado. De pronto, me viene un mal presentimiento. Me giro hacia
atrás pero no veo a nadie. Pat me dice que tengo que hacer caso a mi instinto y
cuando llego a casa de Sam, estoy jadeando porque me he apresurado mucho. Él me
mira preocupado, y después de decirle, sale a la calle él mismo para ver si hay
algo que pueda ser irregular, pero vuelve diciéndome que no me preocupe, que a
veces esas sensaciones se tienen. No deja que mis pensamientos sigan por esos
derroteros y me da un beso demoledor. Parece como si supiera que le necesito.
No hemos querido hacer el amor mientras Evan no estaba con nosotros, ya que
estamos en el principio de la relación, y decidimos que tenemos que estar los
tres de momento. Pero no puedo resistirme a tocarle el torso mientras me acaba
de dar el beso. Nos separamos dando un gran suspiro y mirándonos a los ojos con
futuras promesas.
En ese momento suena mi móvil y en
pantalla puedo ver que es la otra mitad que me falta. Cuando me pongo el móvil
en la oreja, oigo a Evan hablar atropelladamente y no entiendo nada de nada,
así que le digo que se calme y que voy a poner en altavoz para que Sam también
pueda oírlo.
— Ryan es mi hijo. ¡Es mi hijo! —dice
con alegría y con enfado a la vez.
— ¿Cómo lo sabes? —le pregunto con el
corazón en un puño.
— Voy de camino. Estoy a media hora de
ahí —me dice—. ¿Dónde estáis?
— Estamos en mi casa —dice Sam dándome
un apretón suave en la mano.
— Esperadme —y con eso cuelga.
Nos ha dejado a los dos sorprendidos.
Y ahora, ¿qué?
Evan tarda efectivamente media hora en
llegar y entra como un torbellino. Ni siquiera nos besa. Solo se deja caer
pesadamente en el sofá. Se le ve cansado. Las ojeras son bastante pronunciadas.
Y ni Sam ni yo nos atrevemos a decir nada hasta que él quiera hablar. Está con
los ojos cerrados y la cabeza echada hacia atrás en el respaldo. Puedo ver lo
atractivo que es incluso estando de esa manera. No puedo evitar sacar una media
sonrisa al recordar cómo le quiero. Me fijo también en Sam que justamente
también le está mirando. Quiere ir hacia allí y no sé porque no se atreve. No
sé si es porque todavía no hay la confianza suficiente o porque le está dejando
aclarar sus ideas para poner en orden sus pensamientos y que nos cuente lo que
ha descubierto. Entonces levanta un poco la cabeza para mirarnos a los dos.
— Ryan es mi hijo... ¡Dios! ¡Mi hijo!
—dice con la voz entrecortada y con un sollozo.
Entonces abre los brazos hacia los dos
y tanto Sam como yo nos acercamos rápidamente a abrazarle. Nuestros brazos
hacen un revoltijo pero nos da igual. Queremos sostenernos los unos a los
otros. Cuando él se calma, decide explicarnos la historia.
— Mis padres pagaron a los padres de
Marta para que me apartaran del niño —dice con voz desgarrada—. Por favor,
dejadme hablar porque si paro no creo que consiga explicar todas las
atrocidades que han hecho.
— Pagaron, pagaron por hacer
desaparecer ese niño... ¿Cómo puede haber personas así? Cuando se enteraron de
que el niño había nacido, fueron a los padres de Marta que estaban pasando por
una difícil situación financiera. Yo ni siquiera lo sabía. Aceptaron el dinero,
muchísimo dinero, e incluso le llegaron a decir a Marta que el niño había
muerto. ¿Cómo puedes decirle a tu hija que su hijo ha muerto? ¿Y por dinero?
¿Cómo? —va reflexionando Evan mientras está explicando—. Después de decírmelo a
mí y que yo me fuera porque la convivencia fue imposible, informaron a Marta de
que el niño estaba vivo. ¿Sabéis? Antes de tener al bebé, ella era increíblemente
fuerte, magnífica, pero la muerte del niño, la convirtió en una persona
amargada y muy depresiva. Por lo que he podido averiguar, nunca se recuperó de
esa mentira, aunque tuviera el niño con ella. Meses después, Marta discutió muy
fuerte con sus padres porque quería decirme la verdad, pero ellos se lo
prohibieron, y le hicieron un chantaje perverso. Si se acercaba a mí, harían
desaparecer al niño. Eso fue lo que le
dijeron tanto mis padres como los suyos. El día después de esa discusión, Marta
desapareció. Sus padres ni siquiera se molestaron en buscarla porque los míos
le dijeron que se habían encargado y que estaba alojada en uno de sus
maravillosos hoteles y que ahora estaba enfadada y que con el tiempo volvería.
Semanas más tarde, la policía fue a decirles que su hija se había suicidado.
Preguntaron por el bebé pero le dijeron que no habían encontrado a ningún niño
y que no había ninguna señal de que con ella viviera un bebé. Contrataron a un
detective para buscar al niño, pero jamás lo pudieron encontrar. Y, ¿sabéis la
ironía de todo? Están arruinados de nuevo. ¡Ja!
Evan acaba la historia suspirando, con
lágrimas que caen por sus mejillas. Me mira y me pregunta:
— ¿Cómo puede haber gente tan hija de
puta? Mis padres...
— Madre mía… tranquilo cariño —le dice
Sam acariciándole las mejillas mientras aparta las lágrimas.
— No puedo. No puedo pensar como mis
padres han llegado a eso, ¿sabes que me dijeron que era porque no querían
estropear mi vida?
— ¿Qué ha pasado con ellos? —pregunto
con cuidado.
— Quiero matarlos. De verdad. Nunca he
odiado a nadie con tantas fuerzas.
— ¿Cómo acabó Ryan en esa iglesia? ¿Lo
sabes? —le pregunto volviendo a la historia.
— No tengo ni idea. Lo que sé, lo he
descubierto por mis padres y por los suyos. No les he dicho que el niño puede
estar vivo. Quiero saber si Ryan es mi hijo de verdad —nos dice con ojos de
querer buscar la verdad.
— Hablaremos con él —le digo
tranquilizándole.
— Quiero que me hagáis el amor. Quiero
sentirme querido. Quiero saber que mi vida significa para alguien algo —nos
suplica.
Sam se empieza a quitar la camisa. No
le hacen falta más palabras. Y yo beso a Evan con fervor, dejando que todos mis
sentimientos llenos de amor fluyan a través de ese contacto con sus labios. Me
aparto un poco para quitarme también la ropa y me doy cuenta de que Sam ya está
completamente desnudo. Le tiende una mano a Evan para llevarlo directamente al
dormitorio.
Les sigo ya desnudo también. Allí
procedemos a quitarle la ropa entre los dos con pequeñas caricias y toques por
todo su cuerpo. Todo con suavidad, con enorme paciencia y delicadeza, para que
se sienta querido, dejando todas nuestras emociones por todo su cuerpo. Me
pongo detrás de él y me aprieto contra su cuerpo, dejando que mi calor fluya
por toda su espalda y su culo. Mi polla ya se ha engrosado enormemente con el
contacto de su piel caliente. Mis manos van hacia su abdomen, el cual ya está
aprisionado por el cuerpo de Sam. Miro hacia delante y veo que Sam le está
observando, dejando que sus sentimientos fluyan a través de sus ojos, y estoy
viendo que también le ama, y eso florece en mi alma. Entonces es cuando se
besan con pasión. Las manos de Evan están en el culo de Sam, haciendo que sus
pollas intenten entrelazarse la una con la otra. Meto la mano entre sus dos
cuerpos hasta alcanzarlas y las rodeo. Con las dos pollas en mi mano, empiezo a
masturbarlas. Mi mano parece tener vida propia mientras les doy placer, un
placer que se acrecienta en ellos y en mí. La humedad de mi polla hace que se
ponga entre las nalgas de Evan sin adentrarse en su agujero, pero los
movimientos suaves me hacer recordar que voy a llegar pronto si no paro en ese
momento, y ese momento es para Evan, no para mí. Mis labios no pueden dejar de
besar su piel suave mientras me separo un poco para tomar un poco del control
que se estaba evaporando. Sam hace lo mismo y le guía hacia la cama mientras lo
tumba con mucho cuidado de espaldas. Nos ponemos cada uno a un lado, y mientras
Sam le besa el pezón izquierdo, yo le beso el derecho, luego un lametón, luego
un mordisco, luego un chupetón, los dos con pura sincronía que hace que el
placer de Evan aumente porque su respiración también se oye cada vez más
alterada. Cuando estamos hartos de comernos esos lindos pezones, nos levantamos
un poco y hacemos llegar nuestra boca hasta sus labios para darnos nuestro
primer beso a tres. Nuestras lenguas juegan a ver quién es la primera en
adentrarse en la boca del otro. Cuando me aparto, me quedo con ganas de más,
así que insto a los otros a darnos otro beso igual de arrebatador, y lo
consigo. Siento la mano caliente de Sam encima de mis nalgas, lo que hace que
mi polla se ponga más dura todavía. En ese momento miro hacia Evan, a esos ojos
verdes que me llenan de amor y pasión, y me doy cuenta que le gusta ser pasivo,
no le gusta estar controlando a su amante porque las primeras veces, sí que lo
intentó, pero todas las últimas han sido él dejándose hacer. Y me viene a la
mente Nate. No quiero recordarle en ese momento pero no puedo evitarlo. Como si
se hubiera dado cuenta, siento la mano de Evan acariciar mi polla, entonces me
obligo a dejar de pensar en cosas tristes y dedicarme a lo que estoy haciendo.
Los dedos de Evan son mágicos mientras se mueven alrededor de mi polla.
Entonces veo que entorna los ojos porque la mano que Sam tenía en mis nalgas ha
ido a parar a su polla. Se agacha para poder ponérsela en la boca. Los
movimientos de la mano de Evan sobre mi polla se hacen ahora erráticos. Me
encanta mirar cómo Sam le come la polla a Evan, como se la succiona para luego
apartarla de su boca y lamerla de arriba a abajo con la punta de la lengua,
para volver a metérsela dentro de golpe. Los gemidos de Evan son cada vez
mayores. Decido poner mi mano sobre la mano que tiene en mi polla para que
pueda acariciarme constantemente, sin errar. Cuando veo que Sam vuelve a
sacarla de la boca para lamerla, decido que yo también quiero saciarme con su
sabor, así que bajo mis labios hasta la corona y succiono. Eso puede con él, y
Evan explota esparciendo su semen por la boca y la lengua de los dos. Me
encanta el sabor picante y afrutado que tiene. Sam en ese momento se estira
hacia delante para alcanzar la mesita de noche, de dónde saca un tubo de
lubricante. Mientras no deja de mirar a los ojos a Evan, se esparce el lubricante
por su polla, y se coloca encima de Evan para poder adentrarse en su cuerpo.
Veo las sensaciones en el rostro de Evan mientras Sam se apodera de su placer.
Cuando está dentro de él, gira la vista hacia mí, lo que hace que vaya hasta su
boca para besarle. Sus movimientos son perfectos en el cuerpo de Evan y en mi
boca, y me doy cuenta de que Sam es el que controla casi siempre nuestros
movimientos, y también me encanta. Entonces se aparta un poco de mí para
susurrarme
— Ponle tu polla en la boca. Quiero ver
cómo te la chupa.
Mis huevos me duelen ya al pensar lo
que la boca de Evan me va a hacer. No necesito que me lo diga dos veces. Me
coloco al lado de la cabeza de Evan mientras guio mi polla hacia su dulce boca.
Él tampoco se lo piensa mucho cuando de un movimiento se la mete toda de golpe
hasta su garganta. Lo tiene allí unos segundos, para subir y bajar con sus
labios rodeando mi sensible piel. Mis jadeos se pronuncian más altos a medida
que sus caricias se hacen más rápidas. Mientras su boca tiene aprisionada toda
mi longitud, su lengua me hace virguerías por dentro. Me estoy derritiendo.
Miro hacia Sam que veo que aprueba lo que estamos haciendo, y su mano va hacia
la polla de Evan, que todavía permanece flácida después del orgasmo alcanzado,
pero que intenta ponerse en pie.
— Evan... —dice Sam en un pequeño
suspiro—. Estoy empezando a amarte y creo que voy a amarte mucho, hasta que nos
hagamos viejos.
Y eso hace que mi orgasmo llegue como
un huracán en medio de una tormenta. Mi clímax es tan grande, que mis rodillas
aunque estén encima del colchón se aflojan y tengo que agarrarme a la cama para
no aplastar la cabeza de Evan. Cuando puedo recuperarme, levanto la vista y veo
que también Sam ha alcanzado su orgasmo, y que Evan está limpiándose una lágrima
que cae por su hermoso rostro. Sin querer evitarlo, cojo a Sam por la nuca y le
doy un beso de amor, de pasión y de agradecimiento. Con ese pequeño gesto que
ha tenido, sé que todo va a ir bien.
CONTINUARÁ....
¡NOS VEMOS PRONTO, MIS LECTORES!
Muchas felicidades por los 2 años del blog Emi y que sean muchos más, buen inicio de semana, besosss
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