martes, 19 de enero de 2016

NUEVO CAPÍTULO DE "FIELES ADICCIONES"

¡Hola mis lectores!

Supongo que ya todos de vuelta a la normalidad, ¿no? 
En mi caso, intentando corregir todo y no morir en el intento jejejeje.
La verdad es que pretendía escribir mucho más de "La víctima nº 21" pero me estoy atrasando bastante... Aunque el lado bueno es que he conseguido avanzar bastante con "Fieles Adicciones", aunque como digo siempre, de momento, os voy poniendo el borrador (sin corregir), así que disculpadme todas las faltas que podáis encontrar... 
A partir de este capítulo, diríamos que es la "segunda parte" de la novela, así que a partir de ahora habrá más sentimientos, más lloros, más risas, más acción, más sexo jajajajaja (eso es lo que estábais esperando, ¿eh?...), y alguna que otra sorpresa muy "inesperada".
Espero que os guste.
Con mucho cariño,
EmiRose.

ADVERTENCIA: En esta novela aparecen escenas sexuales explícitas H/H (o en ingles M/M). Libro destinado SÓLO para adultos. Puede vulnerar la sensibilidad de algunos lectores. Así que si estás entre los mencionados, por favor, no sigas leyendo.



Todos los derechos reservados. All rights reserved.


SINOPSIS


Kyle tiene muchas adicciones, y algunas de ellas son los hombres. ¿Conseguirá tenerlas todas o se atragantará por el camino? Su vida y su pasado podrían impedírselo, pero tal vez tener una vida llena de ellas sea posible, sobretodo si son esas fieles adicciones que pueden curar su alma.

Si te apetece también lo puedes leer en: 

CAPÍTULO 13. MI NUEVA VIDA (Dos años después)

Mi nuevo trabajo me parece refrescante. Los niños son apasionados, divertidos, inquietos. Me encanta. No había pensado nunca ser profesor, pero ahora no me arrepiento de la decisión que tomé hace dos años. Nadie sabe de mi pasado aquí, y tampoco quiero que lo sepan. Ahora mi nombre sigue siendo Kyle, pero mi apellido es Carson. Al final, y con la ayuda de Pat, pude cambiarme el apellido aunque algunos de los que me custodian no estuvieran de acuerdo. Nadie tampoco sabe que soy gay, ni tampoco lo dejo entrever. No quiero salir con nadie, ni follar con nadie. Todavía tengo a las tres adicciones en mi mente, aunque podríamos incluir también el refresco de cola, que parece ser que ha aumentado bastante, conjuntamente podríamos añadir el chocolate, que parece que la he cambiado por la de las golosinas, aunque ya se sabe que se dice que el chocolate es un buen substituto del sexo. No voy a discotecas ni a clubs. Así que solo tengo como amigos a otros profesores del instituto donde voy a trabajar. Algunos son majos, y me hicieron la vida más fácil, para poder adaptarme mejor.
Pienso muchas veces en Sam, Evan, y Nate pero los alejo rápidamente, sabiendo que aquello fue el final. Ni siquiera me despedí de ellos cuando me marché de Idaho. No quería que supiesen donde me iba. Cuando decidí irme, quise echar un último vistazo a mis amores, y convencía a Pat que me llevara a verles aunque fuera desde lejos. Quería observar cómo les iba. Y a pesar de que ella se oponía de una manera drástica, dio su brazo a torcer cuando le dije que me escaparía e iría a verles si ella no me acompañaba. Así que un día me acerqué a la comisaría donde trabajaba Sam, para saber de él. Vi que tenía un compañero nuevo, y salía riéndose. Le vi feliz y me alegré por él. Supe que sus jefes le habían liberado de la acusación de traicionarme. Era imposible.
También me acerqué a empresas Campbell, para ver cómo le iba a Evan, y le vi entrar en un restaurante donde le esperaba Nate, allí comieron juntos, y rieron y conversaron durante mucho rato. Me sentí feliz, que realmente fueran amigos y se llevaran bien. Me daba miedo que tal vez con mi existencia hubiera echado a perder su amistad.
Días después, recuperado de mi esguince y de mis moratones, me fui, sin mirar atrás. Solo sabe que estoy bien Pat que sigue siendo mi enlace, a la que llamo cada martes para decirle cómo me encuentro. Está enfadada porque no le dejan verme tan a menudo, pero sabe que así también no estoy en peligro. Es que al final nos hemos hecho algo amigos. Digo algo porque no es que seamos íntimos ni nada parecido pero a veces hablar con alguien ayuda y ella me ha ayudado bastante y comprendió bastante bien lo de mi enamoramiento y lo de mis adicciones.
Ha pasado tanto tiempo que dudo que la investigación del club de Doms finalice alguna vez. Estoy viviendo en Dallas, y una de la profesoras me propuso abrir un refugio para niños maltratados y abandonados, ya que en el instituto que trabajo está lleno de chicos y chicas así, y me ha pareció una gran idea. Anne que es quien lo dirige conmigo, me ha dicho que esos niños necesitan cariño, y es lo que les estoy dando. Me he sentido muy reflejado y la verdad es que no quiero que acaben como yo, siendo un niño de la calle, y luego un puto, y aunque he logrado rehacer más o menos mi vida, ese pasado me persigue como una mala cosa. También vamos a ejercer para que puedan adoptar a los niños parejas, pero quiero investigarlos realmente, y no dejarlos en manos de desaprensivos como a veces ha pasado. Así que tengo mucho trabajo y trabajo. Y esa soledad que todavía se arrastra conmigo. Pero también he conocido a otros chicos que esa soledad les pesa como a mí. Incluso al principio, al abrir el refugio había un chico que estaba tan asustado que ni siquiera  me dijo su nombre hasta pasado meses.
Los niños se están adaptando bien. Vamos a celebrar nuestro primer aniversario. He sacado a más de veinte de las calles, y en este momento están viviendo con nosotros quince. Cinco de ellos ya han sido adoptados. El primer niño que conocí, está todavía entre nosotros. Es más mayor, tiene quince años, y es casi imposible que lo adopten. Pero es un buen muchacho, el asustadizo. Incluso he pensado en adoptarlo yo, pero es bastante complicado. Ahora está estudiando y creo que todo lo hace por complacerme. Y yo lo trato como un hijo. Intento hacer lo mejor para él, y aunque me cuesta regañarle a veces, lo hago para que sienta que es importante para mí. Hoy es su cumpleaños y le he prometido que le voy a llevar a cenar a un restaurante de lujo, y está nervioso como el infierno. Vamos en el coche y le veo morderse las uñas.

  ¿Voy elegante? —me dice con esa cara llena de pecas.
  Vas muy elegante, Ryan. No te preocupes —le digo tratando de calmarlo.
  Kyle... ¿tú me quieres como un hijo, no? —me dice tentativamente.
  Claro... Ryan sabes que desde que te encontré, te he querido y adorado y no hay nada más que me gustaría adoptarte pero es muy difícil... —no le había comentado que ya había hablado con algunas personas, pero no me daban las de ganar.
  Aunque no me adoptes para poner tu apellido... ¿Podría llamarte... papá? —me dice mirando hacia el suelo del coche.

Llegamos al restaurante y aparco de inmediato. Le indico que salga con la mano porque no puedo decir nada. Salgo del coche, me dirijo hasta dónde está y le abrazo fuertemente.

  Ryan... dios mío... Me encantaría que me llamaras así, pero antes tengo que explicarte un par de cosas, ¿de acuerdo? Y si después de explicarte quieres seguir llamándome así, seré el hombre más feliz del mundo, ¿vale? —quiero explicarle toda mi vida sin dejarme nada en el tintero antes de que se meta firmemente a ser mi familia.

En el restaurante nos ponen en un privado, así que pedimos el primer plato, y le explico toda mi vida, como soy gay, como años atrás mis padres me echaron de casa, como fui un niño de la calle, como me convertí en puto, como actualmente era un testigo protegido, como había tenido una relación con tres hombres a la vez, como mi soledad estaba encima mío siempre.
Ryan para tener quince años, es demasiado maduro, así que entre medio de mi “gran conversación” hace algunas preguntas e incluye comentarios. Al final me dice, que no es nadie para juzgarme, que él me considera su padre desde hace tiempo y que aunque jamás se apellide como yo, siempre sería así. Y lo que más me sorprende es que aquella soledad que tengo desde hace años, empieza a remitir. Ahora seremos él y yo. Padre e hijo. Entonces es cuando se abre a mí. Me explica que también es gay, que lo había sabido desde los trece y que también lo habían echado de su casa. Durante varios días había hecho autostop, desde Virginia, hasta Dallas, y así llevaba tres años. No se había prostituido pero se lo habían ofrecido, a más ya sabía del club donde yo había estado al ser de Virginia, pero nunca se acercó allí. Había robado para poder comer, cosa de la que no se sentía orgulloso, pero también había trabajado. Quiere que seamos una familia, que yo encuentre una pareja, a la que con el tiempo también pueda llamarle papá, quiere estudiar, quiere trabajar, y al final, cuando sea más mayor, también le gustaría encontrar algún chico con el que asentar su cabeza. Y finalmente me suelta la bomba final. Quiere ser como yo. Y eso me hace temblar las piernas. Me emociono brutalmente porque nunca hubiera esperado que mi historia diera esperanza a alguien.
Luego de hablar y de hacernos todas esas confidencias, tenemos una agradable cena, explicándonos anécdotas divertidas, y riéndonos. La velada es muy agradable, amable, llena de cariño y devoción por parte de los dos.
Salimos del restaurante y junto a mi coche, Ryan me coge y me da un abrazo grandioso, diciendo todo el rato “gracias, gracias, gracias”. Y en el momento de separarnos, escucho una voz vacilante:

  ¿Kyle?

Todavía estoy sonriendo cuando me doy la vuelta, y se me borra la sonrisa de golpe. En aquel mismo aparcamiento están mis tres adicciones, Evan, Nate y Sam... Ni siquiera sé quién de los tres ha pronunciado mi nombre.

  ¿Eres tú? Dios mío... Kyle... —Sam se dirige hacia mí, pero Ryan se pone delante.
  ¿Quién eres tú? —espeta Ryan.

Sam lo mira de arriba a abajo con asombro, mientras que Evan y Nate permanecen en su sitio mientras también miran a Ryan frunciendo el entrecejo.

  Kyle... ¿desde cuándo vas con menores? —dice enfadado Sam.

Creo que Ryan está a punto de darle un puñetazo, cuando vuelve a preguntar otra vez, ya que yo estoy paralizado desviando mi mirada en tres direcciones.

  Vuelvo a preguntar... ¿Quién eres tú?
  Ryan... déjalo... este es Sam, y aquellos son Evan y Nate —digo con voz temblorosa, sintiendo como ellos alzan su mirada hacia mí.
  ¿Sam, Evan y Nate? ¿Los gilipollas que te dejaron marchar? —dice con odio Ryan – Bueno, pues no es asunto vuestro si va con menores o no.

Y eso creo que asombra a los tres, porque sus miradas dirigidas a Ryan, también se dirigen a mí, sin saber a quién mirar. 

  Por favor, Ryan, entra en el   coche, tenemos que irnos a casa. Tienes que madrugar para ir al cole mañana... —le hablo mirándole directamente a la cara.
  ¿Sabéis? No me extraña que os dejara, si pensáis así de él... —empieza Ryan a decir pero al ver como lo fulmino con la mirada, se dirige a la puerta de pasajero del coche y al entrar para dentro suelta
  Papá, si te molestan, salgo del coche... no me importa romperles la cara.

Y ahí es cuando a los tres se le cae las mandíbulas, y su cara de asombro e incredulidad brota a través de sus ojos.

  ¿Papá?... ¿Es tu hijo? —Pregunta Sam.
  Sí, es mi hijo... un poco mayor pero lo es... y como tiene quince años... tiene esa edad de que no se calla ni una —digo mirando a Ryan y después a Sam con una sonrisa — ¿Qué estáis haciendo en Dallas?
  Buscándote... —dice Evan- Por fin te hemos encontrado...
  Evan, siento desilusionarte, pero no pedí que me buscaran... y ahora tengo una nueva vida... y hace tiempo que les dejé atrás... —digo no con demasiada convicción.
  Por favor, Kyle, hemos recorrido mucho camino... te hemos estado buscando durante meses, por lo menos, podrías tomar un café con nosotros, ¿no? —dice Nate elevando un poco la voz.
  Vuelvo a repetiros que no quería que me buscarais... aunque reconozco que el camino de Idaho hasta aquí es largo, así que puedo tomar ese café, pero tiene que ser mañana, y tendréis que venir hasta aquí, ¿de acuerdo? —digo.

No quiero invitarlos a casa, ni al centro, porque no sé qué es lo que quieren.  Y además tengo que llamar a Pat. ¡Mierda! Al haberme encontrado, los otros también pueden encontrarme y mi cabeza empieza a rodar, pero me interrumpe Sam.
  ¿Estás bien?
  ¿Sabéis que habéis puesto mi posición en peligro? —les digo ya enfadado
  Teníamos que buscarte... —empieza a decir Evan.
  ¡Me importa una mierda! ¡Joder, joder, joder! —y le pego al coche con la palma para que sepan cuán frustrado estoy.

Les miro y decido que es mejor que me calme. Que llegue a casa, hable con Ryan que puedo ver que realmente se está mordiendo las uñas y mañana será otro día y hablaré con ellos, así que abro la puerta del coche, y tras bajar la ventanilla, veo que ellos no se han movido del sitio.

  Mañana, aquí a las nueve. No lleguéis tarde —y encendiendo el motor, pongo rumbo al refugio.

No puedo evitar echar una mirada a través del retrovisor y los veo todavía allí. A Sam restregándose el rostro con las dos manos. A Evan, cruzarse de brazos. A Nate hablando solo. Y se van difuminando mientras dejo sus siluetas atrás.
Ahora tengo que hablar con Ryan.

  ¿Estás bien? —Le pregunto mirando mientras voy conduciendo.
  Sí, sí, pero en serio, ¿qué viste en ellos? —Me pregunta—Papá, te acusaron de estar con un menor.... Joder... No quiero tener novios así...
  Supongo que tal vez estaban sorprendidos de verme abrazado con alguien —quiero excusarlos y aunque mi corazón dice que lo haga, mi cerebro me está diciendo “¿eres idiota o qué?”
  Vas a hablar con ellos, ¿no? —me pregunta Ryan mientras sus uñas quedan francamente cortas con sus mordiscos.
  Sí, creo que tengo que hacerlo, aunque me preocupa que estén aquí —digo en alto mis pensamientos.
  ¿Puedes estar en peligro? —me pregunta con miedo Ryan.
  No lo sé... Pero no quiero que te preocupes... Tengo que llamar a mi enlace para informar de esto... —digo mientras pienso en que me acaban de joder la vida de nuevo.
  ¿No te irás a otra parte? —me dice Ryan mientras me coge fuertemente el brazo.
  No lo sé, pero te prometo que vamos a estar juntos, Ryan. Eres mi hijo. Es una promesa que te he hecho y la voy a llevar a cabo.
  Sí, pero no soy tu hijo legal... Odio toda esta burocracia y esta mierda —estalla Ryan.
  Cálmate y vamos a ver, ¿de acuerdo? —le digo dando palmaditas también en su mano.

Llegamos al refugio en silencio y nos dirigimos hacia nuestras habitaciones. Ryan me vuelve a dar un abrazo, y lo siento temblar ligeramente. Sé que ciertamente está muy preocupado por lo que pueda pasar. Le conozco y ahora está todo confuso y dubitativo. Ha encontrado a alguien en quien apoyarse y se lo pueden quitar de un zarpazo pero he hablado en serio cuando le he dicho que voy a hacer lo que sea para que permanezcamos juntos y seamos una familia. Y me doy cuenta de que mis adicciones han pasado a segundo plano.

Estoy en mi habitación pensando en todo lo que ha pasado esta noche. Decido averiguar más sobre Ryan, ya que aunque me ha contado su vida entera en el restaurante, quiero profundizar en todo lo que ha pasado. En un primer momento, cuando los chavales llegan al refugio, lo que hacemos es hacer un perfil con los pocos datos que tenemos. Yo lo quise así. No quería forzarme una opinión de ellos antes de aceptarlos. Luego de pasar un periodo de prueba, se les acepta sin más. Pero Anne se encarga de investigarles, y si alguien no es apto o está mintiendo, o sencillamente viene a espiar, ella les echa del centro. Como yo no quiero ese trabajo, no entro en los expedientes de los chicos. Pero creo que en este caso, haré una excepción. Quiero saber que ha encontrado. Así que cojo mi portátil y busco su nombre. Empiezo a leer.

“Ryan Fields. 15 años. Nacido en Idaho. Padres adoptivos: Jeremy y Martha Fields. Profundamente religiosos católicos. Su madre biológica se desentendió de él dejándolo en una iglesia cuando tenía 2 años. Luego murió cuando se suicidó. De su padre biológico no se tiene conocimiento. Gay sin ocultarlo. A los 13 años, los padres adoptivos le sorprendieron besándose con otro chico, por lo que le hicieron un “exorcismo” en la iglesia la cual frecuentaban. Tras ver que no salía de sus trece y no ocultar el hecho de que le gustaban los chicos, decidieron que se marchara de casa, ni siquiera le proporcionaron dinero o comida. Vivió durante varios meses en las calles, sobreviviendo pidiendo limosna, o limpiando coches. Había conocido a otros chicos de la calle que le propusieron dedicarse a la prostitución, pero cuando estaba a punto de meterse en ese camino, un amigo suyo recibió una paliza que lo dejó medio muerto, por lo que se lanzó a la carretera haciendo autostop hasta llegar a Dallas. Durante ese periodo, se sabe que había robado comida y a veces productos de higiene. Trabajó fregando platos, limpiando calles, paseando perros. A parte de los pequeños hurtos, donde fue pillado por la policía una vez, no se sabe más de su historial delictivo. Como comentario personal puedo decir que es un chico necesitado de cariño, y de afecto. Es muy protector con aquellos a los que quiere. Muy asustadizo cuando conoce a alguien por primera vez. Sus estudios evolucionan muy favorablemente, ya que es muy inteligente. Si sigue así, podrá ponerse al día muy pronto. Y podrá estudiar lo que quiera. Mis recomendaciones: encontrarle una familia lo antes posible, que estudie hasta agotarse. Impedir que se meta en líos”

Suspiré mientras miraba el informe que había realizado mi compañera. Todo lo que ponía allí ya lo sabía más o menos. Bueno, tal vez Ryan no me había dicho que lo había pillado la policía alguna vez, pero supongo que también se sentía un poco avergonzado, así que había evitado decírmelo. Pero de hecho, no influía en mi decisión de ser su padre. Ya no había vuelta atrás e iba a ayudarle a conseguir todas esas metas que me dijo.

Pienso en cómo me ha defendido cuando estábamos en el restaurante. Concuerda con lo que pone Anne en el informe. Si quiere a alguien, lo protege de una manera a rabiar. Y eso me saca una sonrisa. Voy a lograr que ese chico se eche para arriba y deje atrás todo ese pasado tan duro que ha tenido. Y, ¿no es una coincidencia que seamos de la misma zona? Y ahora que me acuerdo, no le he preguntado cómo es que conocía el Club Duso. Pero pienso preguntárselo. No es un club que se conoce porque sí.

Y ahora estoy desviando mis pensamientos a mis tres adicciones. Los he visto bastante cansados. Los tres estaban ojerosos pero siguen estando buenorros. Sam, con sus ojos azules que te pierdes a la deriva. Evan con esos ojos verdes que cuando te miran, te penetran hasta el alma y Nate con esos ojos marrones tan enormes que brillan con decisión y firmeza. A pesar de tener mala cara, siguen siendo los tres tan guapos y tan... ¿Cómo puedo pensar así? 

Necesito llamar a Pat, pero sé que en el momento que haga esa llamada, mi vida va a cambiar de nuevo y no puedo ni quiero cambiarla. Ahora tengo que pensar en alguien más.

¿De verdad los tres me han estado buscando? Y, ¿cómo me han encontrado? Si Sam ha usado los canales de la policía, podría haberme puesto en peligro. Dios, como puedo estar tan confuso y desvariar de esta manera.

Me doy cuenta de que todavía estoy sentado delante del ordenador. Es hora de irse a la cama y esperar a ver lo que cae mañana. Espero poder dormir. No quiero tener pesadillas. No quiero tener dulces sueños. Solo quiero que el sueño me venza y alejar todas mis preocupaciones.

CONTINUARÁ...


¡NOS VEMOS PRONTO, MIS LECTORES!

2 comentarios:

  1. Muchas gracias por el nuevo capitulo, o sea que ahora aún se va a poner más interesante todavía, ay que ganas de seguir leyendo. Un saludo

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  2. Esta buenísimo, me quedo comiéndome las uñas esperando lo siguiente. Gracias.

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