viernes, 10 de junio de 2016

HOY NUEVO CAPÍTULO PARA EL FIN DE SEMANA

¡Hola mis lectores!


¿Qué tal va el mes de junio? ¿Ya os habéis adentrado en las calores? Jajajajajaja

Primero de todo, decir que otra vez estoy metida de lleno en la novela "La víctima nº 21", ya que la tenía un poco abandonadita, pero esta semana me vino como un "flash" y escribí un poquito más.

Y conseguí corregir bastante de "Fieles Adicciones", pero como sabéis que me gusta ser un poquitín "mala", pues aquí os dejo solo un capítulo, la semana que viene otro jejejeje.

Espero que os guste.
Besos,
EmiRose.



Nota aclaratoria: Acordaros que es un borrador, que se volverá a revisar cuando se publique la novela completa.


ADVERTENCIA: En esta novela aparecen escenas sexuales explícitas H/H. El libro es SOLO para adultos. Puede vulnerar la sensibilidad de algunos lectores. Los que no estén dentro de estas normas, abstenerse de seguir leyendo. Gracias.



Todos los derechos reservados. All rights reserved.


 

Kyle tiene muchas adicciones, y alguna de ellas son los hombres. ¿Conseguirá tenerlas todas o se atragantará por el camino? Su vida y su pasado podrían impedírselo, pero tal vez tener una vida llena de ellas sea posible, sobretodo si son esas fieles adicciones quienes pueden curar su alma.


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CAPITULO 24. LA CULPABILIDAD 

Desde la muerte de Nate hace dos semanas no he vuelto a ver ni a Evan ni a Sam. No les puedo soportar. Sé que es una cosa ilógica pero mi mente está muy confusa y debilitada. Su confesión y su muerte, han supuesto un mazazo muy importante para mí. Tanto Evan como Sam han intentado acercarse a mí, pero no les he dejado. Prohibí su entrada en el centro y apenas he salido ya que estoy en restricción policial. Pat está verdaderamente enfadada conmigo porque no he accedido a que me trasladen a otra parte. No hasta que Ryan aparezca. Johnson no se ha vuelto a poner en contacto conmigo, y cada vez tengo más miedo por el chico. Porque después de lo que pasó, no sé si está bien. Anne está siendo un buen apoyo ya que se ha encargado ella sola de algunas de mis clases. La policía incluso quiso cerrar el centro a lo que nos negamos los dos. Esos chavales nos necesitan. Aunque creo que ahora este refugio está más vigilado que Fort Knox, pero es bueno porque no quiero que a ninguno de los chicos les pase nada.
Pat está investigando todo lo que me explicó Nate. A lo mejor a través de ese bufete pueden averiguar algo que nos lleve hasta Ryan, y se acabe todo esto de una buena vez.
Ahora que lo pienso, Nate dio su vida por mí, pero yo no lo puedo perdonar todavía. El haberme engañado, bueno, el haberme omitido la verdad, me ha dolido en el alma. Y creo que he llegado al punto que me he quebrado todo yo. Ya no soy aquel chico alegre y divertido que fantaseaba con sus fieles adicciones. En este momento, creo que esas adicciones son dañinas. Y que las tengo que apartar. Es triste, pero es así. Ahora voy a intentar que encuentren a Ryan lo antes posible, porque ahora es casi imposible que pueda hacer yo solo algo por lo vigilado que estoy; y luego seguiré con mi vida. Solo con mi hijo. Pero cuando pienso así, me pregunto, ¿y Evan? Porque también es el padre de Ryan. Es tan complicado todo. A veces incluso me arrepiento de estar en protección de testigos. Solo quiero ser una persona normal, con una vida normal, levantarme, ir a trabajar, divertirme, tener una pareja, a mi hijo. No pido nada del otro mundo. Solo eso. Pero cada vez que intento ser feliz, algo falla. Y siento que también estoy fallando a los que están a mi alrededor.
En estos momentos oigo las voces de Evan y Sam desde mi habitación. Están en el pasillo hablando con Pat. Es dura. Di instrucciones de no dejarles pasar y lo cumple a rajatabla, empezando porque ella estaba en contra de ellos. Se están gritando y tampoco quiero eso, así que suspiro profundamente y abro la puerta para enfrentarme a ellos.
Les miro fijamente antes de que se den cuenta de que estoy allí. Evan tiene unas ojeras muy profundas. Está despeinado y sus trajes impecables los ha cambiado por una ropa de esport que le queda francamente bien. Y Sam está sacando su furia por los ojos. Creo que si le dejo, se va a comer a Pat. Saco fuerzas para hablar.
— Chicos... chicos, estoy aquí.
Los dos me miran con sorpresa en su cara antes de dirigirse hasta mí y aunque veo que tienen ganas de abrazarme se aguantan.
— ¿Estás bien? —me pregunta Sam muy enfadado.
— Estoy bien —le digo enfrentándole.
— ¿Sabes lo que hemos pasado? Claro no lo sabes —Sam está empezando a levantar la voz— ¡Podrías haber hablado con nosotros, joder!
— Quiero que os vayáis y no volváis —les digo firmemente.
Los dos se me quedan mirando con caras de enfado, de tristeza, de sentimientos que traspasan su rostro para golpear a mi corazón fuertemente.
— Mira Kyle, sé que estás muy herido por lo que ha pasado pero... —empieza a decir Evan.
— No quiero saber nada más de vosotros. Desde que os conozco, mi vida ha sido un infierno —les digo creyéndome mis propias palabras.
— ¡Tu vida ha sido un infierno desde siempre! —Me grita Sam.
Evan le toca el brazo para tranquilizarlo y parece que lo consigue pero yo sigo en mis trece y no les digo nada más.
— Kyle, hemos cambiado toda nuestra vida por ti. Hemos cambiado de trabajo, de ciudad, de todo, por tal de estar contigo, en una relación que era muy difícil. No nos dejes fuera de tu vida —me dice tranquilamente Evan.
— Yo nunca os pedí nada, ¡nada! Ahora solo quiero estar solo y encontrar a Ryan —les digo sin mirarles.
— También es mi hijo, Kyle —me dice Evan.
— No le conoces. Yo soy su padre, ¡yo! —le digo gritándole la última palabra porque sé que le va a hacer daño.
— ¿Seguro que quieres esto? ¿Qué desaparezcamos de tu vida? —me pregunta tocándome la mejilla.
Me aparto bruscamente y les miro con odio. Quiero que vean que no les quiero, que no les necesito en mi vida. No quiero verles más.
— Sí. Desapareced de mi vida —y diciendo esto, me doy la vuelta para regresar a mi habitación.
Allí dentro, me siento en el suelo y no puedo evitar que las lágrimas caigan. Me digo a mí mismo que he hecho lo mejor para todos. Ellos estarán mejor sin mí, porque no correrán peligro. Yo estaré mejor sin ellos porque mi corazón no correrá peligro. Pero, ¿por qué me siento tan mal y deprimido? Y pienso en Ryan, en cómo estará, si estará asustado. Así que tengo que reponerme, y luchar por encontrarle lo más pronto posible. Me levanto y decido que lo mejor es llegar a la comisaría y saber qué está sucediendo y qué están haciendo para encontrarle.
Pat se ha negado a decirme nada de cómo va la investigación, así que a pesar de sus protestas, ha venido conmigo hasta la comisaría. Después del reencuentro con Sam y Evan, es probable que me encuentre con el primero por ser su lugar de trabajo pero me obligo a pensar que me importa una mierda, tal vez así consiga que de verdad no me importe, aunque no creo que lo consiga.
Allí hablo con el jefe de la investigación del tiroteo porque mi situación es todavía “confidencial” aunque dudo mucho que los policías de esa comisaría no sepan lo que hay. Según su informe, el tiroteo lo efectuó una banda de rusos. ¡Ja! Y yo que me lo creo. Les digo que son gilipolleces. Y que quiero hablar con alguien que sepa lo que está haciendo. Por el rabillo del ojo, veo a Sam que acaba de entrar en la comisaría pero Pat le intercepta antes de llegar hasta mí. No sé lo que ella le dice, pero él recula y se va por donde había venido. Aunque puedo sentir que no está demasiado lejos. Pat vuelve conmigo y consigue que me calme y me lleva hasta una sala donde hay un señor que me mira con cara de pocos amigos, pero después de ver morir a Nate en mis brazos, poco me importe lo que un chupatintas piense de mí.
Entonces este señor empieza a explicarme cosas raras, a darme consejos, cosas que no tienen importancia para mí y que si fuera una novela, diría que es paja, así que voy al grano y le digo.
— Déjese de historias. Quiero saber lo que están haciendo para buscar a Ryan.
El tío se me queda mirando y agacha la cabeza y empieza a negar con la cabeza, y ya me está cabreando
— ¿Me ha oído? Me importa una mierda cualquier cosa que me diga. Solo quiero saber dónde está Ryan —le digo casi gritando.
— ¿Sabes chico? Tienes valor. Primero, no haces caso a tu enlace, luego te lanzas a una relación con varias personas que pertenecían a tu vida anterior, cosa que está totalmente prohibido en protección de testigos, y luego te pones en peligro por salvar a un crío que ni te va ni te viene —me dice tan campante el cabrón.
— Primero, esas personas no pertenecían a mi vida anterior, las conocí estando ya en protección. Segundo, ese crío es mi hijo y tercero, ¡váyase a la mierda! —le digo pegando una voz y abriendo la puerta para salir dando un portazo.
Pat corre detrás de mí e intenta razonar conmigo, pero al final, me giro hacia ella y le digo.
— Quiero a Ryan ya, si no sabéis nada mañana, yo mismo me colocaré en la puerta de Johnson —le digo con toda la tranquilidad del mundo.
— No puedes hacer eso. Te matarán. Además ni siquiera sabes dónde está —me dice enfadada.
— Me da igual. Haré lo que sea. Iré al bufete antiguo de Nate. Seguro que encuentro a alguien que esté dispuesto a hablar por dinero —le digo convenciéndome más a mí mismo que a ella.
— Joder, Kyle, vas a entorpecer una investigación de años, ¡años! —me grita.
— Me da igual. Mañana o actuaré según mis ideas —le digo y así salgo de la comisaría.
Paso por el lado de Sam al que me atrevo a mirar de reojo. Ni yo me acerco a él ni él a mí. Mi corazón se siente pesado y cansado. Quiero ir a casa a descansar y dejar que mi cuerpo vaya curando las heridas que tengo, aunque sé que no lo conseguiré hasta que Ryan esté a salvo.
Cuando llego al centro, veo a Anne que está esperándome en la puerta de mi habitación. Me hace una señal para que entremos. Cuando estamos dentro, me da un papel.
— Un hombre se acercó esta tarde cuando salí al banco. No sé si te esperaban a ti o a alguien que conocieras. Me dijo que te lo diera sin que la policía se enterara —me dice muy nerviosa.
Abro el papel y en letras a mano pone “Esta noche a las diez, en el parque de Cedar Rapids. Solo. Sin policías o el chico muere”
Mi rostro se pone blanco y miro hacia Anne, y me doy cuenta que ella lo ha leído.
— No deberías ir Kyle —me dice con ojos llorosos— Seguro que es una trampa y te pueden matar. Tal vez maten a Ryan igualmente.
— Ya lo sé, pero ¿qué hago? —Le pregunto—. ¿Me arriesgo a que de verdad lo maten diciéndoselo a la policía?
— ¿Por qué no llamas a Sam? —me dice intentado poner un poco de sentido mi común a mi cerebro.
— No, no quiero involucrarle —le contesto.
— Kyle, ya está involucrado. Es tu pareja y además policía... —intenta convencerme.
— ¿Y si lo matan igual que Nate? —Le pregunto envolviendo el puño y arrugando el papel que hasta entonces había permanecido en mi mano—. No podría pasar por eso.
— Sam es policía y sabrá cómo abordar todo esto —me dice Anne para tranquilizarme.
— No me digas nada más —le digo no queriendo hablar más del tema—. Prométeme que no dirás nada.
Viendo que no me contesta y que ni siquiera es capaz de mirarme, le agarro del brazo y le vuelvo a repetir:
— Prométemelo, por favor.
Me mira exasperada y con ojos tristes. Asiente con la cabeza y exhala antes de añadir.
— Está bien, pero si al cabo de una hora, Ryan no está de vuelta o tú no estás de vuelta, llamaré a la guardia nacional si hace falta, ¿entendido?
Asiento con la cabeza mientras ella sale de la habitación. Tengo un par de horas antes de elaborar un plan para conseguir que Ryan esté a salvo.

CONTINUARÁ...

¡ NOS VEMOS PRONTO, MIS LECTORES!


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