lunes, 23 de mayo de 2016

HOY SABREMOS UN POQUITO MÁS...

¡Hola mis lectores!

Chic@s, he estado ocupadísima... primero el concierto de Bruce Springsteen... espectacular... ahí, estábamos una amiga y yo, agotadas, después de casi 4 horas sin parar y el tío, corriendo por el escenario jejejejejeje... 
Luego, el cumple del pequeñajo, 10 añitos ya, se me hace mayor...

Por cierto, esta semana también es el cumple del blog, 2 añitos... Recuerdo cuando cerré el otro con toda la pena de mi corazón, pero decidí no rendirme y abrir este sitio para mis escritos. 

Gracias por tod@s los que estáis ahí.

Y ahora, un nuevo capítulo de"Fieles Adicciones"... a ver que nuevas nos traen los personajes. Espero tener el siguiente capítulo a finales de semana.

Besos, 
EmiRose


Nota aclaratoria: Acordaros que es un borrador, que se volverá a revisar cuando se publique la novela completa.


ADVERTENCIA: En esta novela aparecen escenas sexuales explícitas H/H. El libro es SOLO para adultos. Puede vulnerar la sensibilidad de algunos lectores. Los que no estén dentro de estas normas, abstenerse de seguir leyendo. Gracias.



Todos los derechos reservados. All rights reserved.


 

Kyle tiene muchas adicciones, y alguna de ellas son los hombres. ¿Conseguirá tenerlas todas o se atragantará por el camino? Su vida y su pasado podrían impedírselo, pero tal vez tener una vida llena de ellas sea posible, sobretodo si son esas fieles adicciones quienes pueden curar su alma.


Si te apetece también lo puedes leer en:

Wattpad

CAPÍTULO 22. LA HISTORIA DE EVAN 

Evan ha viajado hasta Idaho para hablar con sus padres, y también me ha comentado que iba a buscar a los padres de Marta. Hace una semana que se ha ido pero le echo mucho de menos y sé que Sam también. No tuvimos tiempo ni de despedirnos porque se fue después de la cena. La verdad es que hemos hablado muy poco por teléfono ya que él se mantiene de una forma muy alejada o tal vez me lo parezca a mí. Está centrándose en encontrar pistas de si realmente Ryan es su hijo o no.
Ryan está nervioso y se altera con nada. En un momento odia a todo el mundo, en otro momento odia a su madre pero en otro momento odia a Evan. Y ahora es cuando el miedo real de que no se soporten ni quieran es cuando me llega, porque sé que esto está siendo devastador para él. Pero también sé que quiere las respuestas que Evan puede traer.
Sam lo lleva como puede porque aunque nos hemos visto cada día, él sabe que no es lo mismo. También cree que quiero más a Evan, que estoy enamorado de él y que Sam es algo pasajero, que con el tiempo rechazaré. No me lo ha dicho, pero con sus palabras, doy por hecho que piensa eso. Tal vez cuando acabe toda esta locura en la que está metida mi vida, le pueda demostrar que le amo con todo mi corazón, así se convenza de que quiero que sea una persona permanente en mi corazón.
Y yo, voy sobreviviendo. Por un lado estoy emocionado que Evan pueda ser el padre de Ryan porque así esa tristeza que siempre le ha caracterizado desaparecerá. Por otra parte, creo que estoy un poco celoso porque no quiero dejar de ser el padre del chico. Son unos sentimientos muy contradictorios que espero pueda solucionar para poder seguir el camino correcto. Con respecto a mi relación, creo que está un poco gafada, porque cuando empezamos otra vez de nuevo, algo ocurre para que alguno de nosotros tenga que salir corriendo a solucionar problemas. Y por si fuera poco, tengo a Pat gritándome día sí y día también por el hecho de que Sam y Evan se hayan venido a vivir a Dallas.
Ahora estoy yendo hacia el apartamento de Sam. De veras que necesito estar con él y dejar de pensar estas cosas que me tienen tan preocupado. De pronto, me viene un mal presentimiento. Me giro hacia atrás pero no veo a nadie. Pat me dice que tengo que hacer caso a mi instinto y cuando llego a casa de Sam, estoy jadeando porque me he apresurado mucho. Él me mira preocupado, y después de decirle, sale a la calle él mismo para ver si hay algo que pueda ser irregular, pero vuelve diciéndome que no me preocupe, que a veces esas sensaciones se tienen. No deja que mis pensamientos sigan por esos derroteros y me da un beso demoledor. Parece como si supiera que le necesito. No hemos querido hacer el amor mientras Evan no estaba con nosotros, ya que estamos en el principio de la relación, y decidimos que tenemos que estar los tres de momento. Pero no puedo resistirme a tocarle el torso mientras me acaba de dar el beso. Nos separamos dando un gran suspiro y mirándonos a los ojos con futuras promesas.
En ese momento suena mi móvil y en pantalla puedo ver que es la otra mitad que me falta. Cuando me pongo el móvil en la oreja, oigo a Evan hablar atropelladamente y no entiendo nada de nada, así que le digo que se calme y que voy a poner en altavoz para que Sam también pueda oírlo.
— Ryan es mi hijo. ¡Es mi hijo! —dice con alegría y con enfado a la vez.
— ¿Cómo lo sabes? —le pregunto con el corazón en un puño.
— Voy de camino. Estoy a media hora de ahí —me dice—. ¿Dónde estáis?
— Estamos en mi casa —dice Sam dándome un apretón suave en la mano.
— Esperadme —y con eso cuelga.
Nos ha dejado a los dos sorprendidos. Y ahora, ¿qué?
Evan tarda efectivamente media hora en llegar y entra como un torbellino. Ni siquiera nos besa. Solo se deja caer pesadamente en el sofá. Se le ve cansado. Las ojeras son bastante pronunciadas. Y ni Sam ni yo nos atrevemos a decir nada hasta que él quiera hablar. Está con los ojos cerrados y la cabeza echada hacia atrás en el respaldo. Puedo ver lo atractivo que es incluso estando de esa manera. No puedo evitar sacar una media sonrisa al recordar cómo le quiero. Me fijo también en Sam que justamente también le está mirando. Quiere ir hacia allí y no sé porque no se atreve. No sé si es porque todavía no hay la confianza suficiente o porque le está dejando aclarar sus ideas para poner en orden sus pensamientos y que nos cuente lo que ha descubierto. Entonces levanta un poco la cabeza para mirarnos a los dos.
— Ryan es mi hijo... ¡Dios! ¡Mi hijo! —dice con la voz entrecortada y con un sollozo.
Entonces abre los brazos hacia los dos y tanto Sam como yo nos acercamos rápidamente a abrazarle. Nuestros brazos hacen un revoltijo pero nos da igual. Queremos sostenernos los unos a los otros. Cuando él se calma, decide explicarnos la historia.
— Mis padres pagaron a los padres de Marta para que me apartaran del niño —dice con voz desgarrada—. Por favor, dejadme hablar porque si paro no creo que consiga explicar todas las atrocidades que han hecho.
— Pagaron, pagaron por hacer desaparecer ese niño... ¿Cómo puede haber personas así? Cuando se enteraron de que el niño había nacido, fueron a los padres de Marta que estaban pasando por una difícil situación financiera. Yo ni siquiera lo sabía. Aceptaron el dinero, muchísimo dinero, e incluso le llegaron a decir a Marta que el niño había muerto. ¿Cómo puedes decirle a tu hija que su hijo ha muerto? ¿Y por dinero? ¿Cómo? —va reflexionando Evan mientras está explicando—. Después de decírmelo a mí y que yo me fuera porque la convivencia fue imposible, informaron a Marta de que el niño estaba vivo. ¿Sabéis? Antes de tener al bebé, ella era increíblemente fuerte, magnífica, pero la muerte del niño, la convirtió en una persona amargada y muy depresiva. Por lo que he podido averiguar, nunca se recuperó de esa mentira, aunque tuviera el niño con ella. Meses después, Marta discutió muy fuerte con sus padres porque quería decirme la verdad, pero ellos se lo prohibieron, y le hicieron un chantaje perverso. Si se acercaba a mí, harían desaparecer al niño.  Eso fue lo que le dijeron tanto mis padres como los suyos. El día después de esa discusión, Marta desapareció. Sus padres ni siquiera se molestaron en buscarla porque los míos le dijeron que se habían encargado y que estaba alojada en uno de sus maravillosos hoteles y que ahora estaba enfadada y que con el tiempo volvería. Semanas más tarde, la policía fue a decirles que su hija se había suicidado. Preguntaron por el bebé pero le dijeron que no habían encontrado a ningún niño y que no había ninguna señal de que con ella viviera un bebé. Contrataron a un detective para buscar al niño, pero jamás lo pudieron encontrar. Y, ¿sabéis la ironía de todo? Están arruinados de nuevo. ¡Ja!
Evan acaba la historia suspirando, con lágrimas que caen por sus mejillas. Me mira y me pregunta:
— ¿Cómo puede haber gente tan hija de puta? Mis padres...
— Madre mía… tranquilo cariño —le dice Sam acariciándole las mejillas mientras aparta las lágrimas.
— No puedo. No puedo pensar como mis padres han llegado a eso, ¿sabes que me dijeron que era porque no querían estropear mi vida?
— ¿Qué ha pasado con ellos? —pregunto con cuidado.
— Quiero matarlos. De verdad. Nunca he odiado a nadie con tantas fuerzas.
— ¿Cómo acabó Ryan en esa iglesia? ¿Lo sabes? —le pregunto volviendo a la historia.
— No tengo ni idea. Lo que sé, lo he descubierto por mis padres y por los suyos. No les he dicho que el niño puede estar vivo. Quiero saber si Ryan es mi hijo de verdad —nos dice con ojos de querer buscar la verdad.
— Hablaremos con él —le digo tranquilizándole.
— Quiero que me hagáis el amor. Quiero sentirme querido. Quiero saber que mi vida significa para alguien algo —nos suplica.
Sam se empieza a quitar la camisa. No le hacen falta más palabras. Y yo beso a Evan con fervor, dejando que todos mis sentimientos llenos de amor fluyan a través de ese contacto con sus labios. Me aparto un poco para quitarme también la ropa y me doy cuenta de que Sam ya está completamente desnudo. Le tiende una mano a Evan para llevarlo directamente al dormitorio.
Les sigo ya desnudo también. Allí procedemos a quitarle la ropa entre los dos con pequeñas caricias y toques por todo su cuerpo. Todo con suavidad, con enorme paciencia y delicadeza, para que se sienta querido, dejando todas nuestras emociones por todo su cuerpo. Me pongo detrás de él y me aprieto contra su cuerpo, dejando que mi calor fluya por toda su espalda y su culo. Mi polla ya se ha engrosado enormemente con el contacto de su piel caliente. Mis manos van hacia su abdomen, el cual ya está aprisionado por el cuerpo de Sam. Miro hacia delante y veo que Sam le está observando, dejando que sus sentimientos fluyan a través de sus ojos, y estoy viendo que también le ama, y eso florece en mi alma. Entonces es cuando se besan con pasión. Las manos de Evan están en el culo de Sam, haciendo que sus pollas intenten entrelazarse la una con la otra. Meto la mano entre sus dos cuerpos hasta alcanzarlas y las rodeo. Con las dos pollas en mi mano, empiezo a masturbarlas. Mi mano parece tener vida propia mientras les doy placer, un placer que se acrecienta en ellos y en mí. La humedad de mi polla hace que se ponga entre las nalgas de Evan sin adentrarse en su agujero, pero los movimientos suaves me hacer recordar que voy a llegar pronto si no paro en ese momento, y ese momento es para Evan, no para mí. Mis labios no pueden dejar de besar su piel suave mientras me separo un poco para tomar un poco del control que se estaba evaporando. Sam hace lo mismo y le guía hacia la cama mientras lo tumba con mucho cuidado de espaldas. Nos ponemos cada uno a un lado, y mientras Sam le besa el pezón izquierdo, yo le beso el derecho, luego un lametón, luego un mordisco, luego un chupetón, los dos con pura sincronía que hace que el placer de Evan aumente porque su respiración también se oye cada vez más alterada. Cuando estamos hartos de comernos esos lindos pezones, nos levantamos un poco y hacemos llegar nuestra boca hasta sus labios para darnos nuestro primer beso a tres. Nuestras lenguas juegan a ver quién es la primera en adentrarse en la boca del otro. Cuando me aparto, me quedo con ganas de más, así que insto a los otros a darnos otro beso igual de arrebatador, y lo consigo. Siento la mano caliente de Sam encima de mis nalgas, lo que hace que mi polla se ponga más dura todavía. En ese momento miro hacia Evan, a esos ojos verdes que me llenan de amor y pasión, y me doy cuenta que le gusta ser pasivo, no le gusta estar controlando a su amante porque las primeras veces, sí que lo intentó, pero todas las últimas han sido él dejándose hacer. Y me viene a la mente Nate. No quiero recordarle en ese momento pero no puedo evitarlo. Como si se hubiera dado cuenta, siento la mano de Evan acariciar mi polla, entonces me obligo a dejar de pensar en cosas tristes y dedicarme a lo que estoy haciendo. Los dedos de Evan son mágicos mientras se mueven alrededor de mi polla. Entonces veo que entorna los ojos porque la mano que Sam tenía en mis nalgas ha ido a parar a su polla. Se agacha para poder ponérsela en la boca. Los movimientos de la mano de Evan sobre mi polla se hacen ahora erráticos. Me encanta mirar cómo Sam le come la polla a Evan, como se la succiona para luego apartarla de su boca y lamerla de arriba a abajo con la punta de la lengua, para volver a metérsela dentro de golpe. Los gemidos de Evan son cada vez mayores. Decido poner mi mano sobre la mano que tiene en mi polla para que pueda acariciarme constantemente, sin errar. Cuando veo que Sam vuelve a sacarla de la boca para lamerla, decido que yo también quiero saciarme con su sabor, así que bajo mis labios hasta la corona y succiono. Eso puede con él, y Evan explota esparciendo su semen por la boca y la lengua de los dos. Me encanta el sabor picante y afrutado que tiene. Sam en ese momento se estira hacia delante para alcanzar la mesita de noche, de dónde saca un tubo de lubricante. Mientras no deja de mirar a los ojos a Evan, se esparce el lubricante por su polla, y se coloca encima de Evan para poder adentrarse en su cuerpo. Veo las sensaciones en el rostro de Evan mientras Sam se apodera de su placer. Cuando está dentro de él, gira la vista hacia mí, lo que hace que vaya hasta su boca para besarle. Sus movimientos son perfectos en el cuerpo de Evan y en mi boca, y me doy cuenta de que Sam es el que controla casi siempre nuestros movimientos, y también me encanta. Entonces se aparta un poco de mí para susurrarme
— Ponle tu polla en la boca. Quiero ver cómo te la chupa.
Mis huevos me duelen ya al pensar lo que la boca de Evan me va a hacer. No necesito que me lo diga dos veces. Me coloco al lado de la cabeza de Evan mientras guio mi polla hacia su dulce boca. Él tampoco se lo piensa mucho cuando de un movimiento se la mete toda de golpe hasta su garganta. Lo tiene allí unos segundos, para subir y bajar con sus labios rodeando mi sensible piel. Mis jadeos se pronuncian más altos a medida que sus caricias se hacen más rápidas. Mientras su boca tiene aprisionada toda mi longitud, su lengua me hace virguerías por dentro. Me estoy derritiendo. Miro hacia Sam que veo que aprueba lo que estamos haciendo, y su mano va hacia la polla de Evan, que todavía permanece flácida después del orgasmo alcanzado, pero que intenta ponerse en pie.
— Evan... —dice Sam en un pequeño suspiro—. Estoy empezando a amarte y  creo que voy a amarte mucho, hasta que nos hagamos viejos.
Y eso hace que mi orgasmo llegue como un huracán en medio de una tormenta. Mi clímax es tan grande, que mis rodillas aunque estén encima del colchón se aflojan y tengo que agarrarme a la cama para no aplastar la cabeza de Evan. Cuando puedo recuperarme, levanto la vista y veo que también Sam ha alcanzado su orgasmo, y que Evan está limpiándose una lágrima que cae por su hermoso rostro. Sin querer evitarlo, cojo a Sam por la nuca y le doy un beso de amor, de pasión y de agradecimiento. Con ese pequeño gesto que ha tenido, sé que todo va a ir bien.

CONTINUARÁ....

¡NOS VEMOS PRONTO, MIS LECTORES!



1 comentario:

  1. Muchas felicidades por los 2 años del blog Emi y que sean muchos más, buen inicio de semana, besosss

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