¿Qué tal va eso? ¿Preparando las vacaciones? Yo este año, de momento no tengo reserva para ir a ningún lado, y es que con esto de haber estado hospitalizada, pues no he tenido tiempo. Mañana me realizan otra pequeña intervención, pero no es nada grave. Solo para poner las cosas en su sitio jejejeje.
Así, que hoy he pensado, ¿qué mejor terapia para quitarse los nervios que pensar en mi Kyle?
Pues aquí, la tenéis, la nueva actualización de "Fieles Adicciones".
Espero os guste.
Quiero anunciaros que para aquellos que habéis comprado "Solo quiero ser tuyo", tendréis una sorpresa que espero que os guste.
Y estoy preparando cosillas para que este verano, podáis leer mis historias.
Un beso
EmiRose
Nota aclaratoria: Acordaros que es un borrador, que se volverá a revisar cuando se publique la novela completa.
ADVERTENCIA: En esta novela aparecen escenas sexuales explícitas. El libro es SOLO para adultos. Puede vulnerar la sensibilidad de algunos lectores. Los que no estén dentro de estas normas, abstenerse de seguir leyendo. Gracias.
Todos los derechos reservados. All rights reserved.
Kyle tiene muchas adicciones, y alguna de ellas son los hombres. ¿Conseguirá tenerlas todas o se atragantará por el camino? Su vida y su pasado podrían impedírselo, pero tal vez tener una vida llena de ellas sea posible, sobretodo si son esas fieles adicciones quienes pueden curar su alma.
Si te apetece también lo puedes leer en:
CAPITULO 34. ¿SEGUIR?
Pat se ha convertido en una buena
amiga, ya que cuando supe lo de los videos, la llamé, y ella me acabó de
tranquilizar diciendo que se ocuparía personalmente de que cuando acabaran
todos los juicios y todo el mundo fuera procesado, esos videos quedaran bajo
una llave tan bien guardados que jamás los encontrarían. Le pregunté si ella
los había visto y me contestó que sí pero que intentaba olvidar todo lo que
había visto y si por ella fuera, serían destruidos, por lo que no dejaría en su
empeño para conseguirlo. A parte de las palizas, había violaciones, consumo de
drogas, algunas negociaciones sobre la vida de las personas, cosas que jamás
creyó que pudieran existir. Y me vino a insinuar que diera gracias de que
estaba vivo porque otros como yo, no lo habían conseguido.
Así es como nos hemos convertido en
amigos, y ya no somos enlace y testigo. Es muy divertida, y me hace reír, cosa
que en estos momentos agradezco de verdad.
Evan y yo cada vez estamos más lejos, al
menos es lo que a mí me parece. Mi no saber estar o no saber dónde me encuentro
en estos momentos, hace que esta distancia sea propicia. Creo que ya no intenta
ni acercarse, y yo tampoco. Sé que se está viendo con Sam porque Ryan me lo ha
contado e incluso Pat me lo ha insinuado. Lo único que me hace tener esperanzas
es que Evan no ha roto conmigo, aunque estoy resignado a que lo haga pronto.
Casi ni nos vemos. Él se va pronto y llega muy tarde. A veces nos encontramos
en la cocina a media noche pero ninguno de los dos habla, nos miramos de reojo
y la tensión entre nosotros se corta con un cuchillo. Sam me ha llamado varias
veces para ver cómo estoy, pero no se ha acercado a verme, por lo que considero
que ya casi no está en mi vida. Aun así hay momentos que me acuerdo de cómo
empezó nuestra relación, y me saca una sonrisa, pero luego la soledad me abruma
porque me doy cuenta de que estoy como cuando empecé esta historia con ellos.
Aunque ahora me llena el poder estar
con Ryan, el cual se está convirtiendo en un chico brillante. Después de lo que
ha pasado con su enamorado, ha sido capaz de ir hacia adelante. Se ha
concentrado mucho en sus estudios porque con todo el jaleo de mi secuestro,
había suspendido, pero ahora es un chico de notables y sobresalientes y eso me
llena de orgullo. Sé que ha intentado que Evan y yo habláramos en diversas
ocasiones, pero no lo ha conseguido.
Evan ha llegado hoy temprano porque
oigo la llave y Ryan está en su habitación esperando que acabe de hacer la
cena. Me doy cuenta de que no ha venido solo, que Sam está acompañándole. No es
ninguna sorpresa. Hago como si no me importara.
— ¿Vais a quedaros a cenar? —Les
pregunto mientras mi corazón se estruja cada vez más.
— No, vamos a salir —dice Evan con
despreocupación.
— Si habías hecho algo, podemos
quedarnos —agrega Sam.
— No, no, íbamos a cenar Ryan y yo,
así que no os preocupéis —les digo y me giro hacia la vitrocerámica para que no
vean mi estado de confusión y nervios.
Puedo sentir sus ojos como penetran mi
espalda pero me mantengo firme hasta que escucho pasos y luego oigo voces a lo
lejos. Luego la puerta y luego el silencio de nuevo. Entonces puedo volver a
respirar.
— ¿Por qué no les envías a la mierda?
—Me sorprende Ryan desde la puerta.
— ¿De qué estás hablando? —Le digo
haciéndome el tonto.
— Mira... Sé que solo soy un crío y
que tal vez no me haya portado muy bien últimamente, pero te quiero, pero lo
que te están haciendo no me parece bien papá —me dice Ryan acabando de entrar en
la cocina y adueñándose de la nevera.
— Están siguiendo con su vida, Ryan, y
no me quiero interponer. Ya han pasado por mucho —susurro intentando
convencerme a mí mismo de lo que estoy diciendo.
— ¡Ja! Han pasado por mucho... ¿Y tú?
¿Qué es lo que has pasado tú? —Ahora ya me dice enfadado.
— Ryan, ahora quiero vivir tranquilo y
si ellos son felices así, pues...
— No, no lo digas. Vuelven a ser los
gilipollas que conocí el primer día —me espeta y sale de la cocina.
Con esa frase, me ha hecho recordar a
Nate. Le echo de menos. Muy pocas veces me permito pensar en él porque la
debilidad que tengo ante todo es incomparable a cómo me siento ante su muerte.
No puedo evitar que se me caiga una lágrima al pensar en él. A pesar de que
hizo las cosas mal, reparó su daño, pero yo no quería que acabara así, dando la
vida por mí. Y en este momento me acabo de dar cuenta, de que mi sentido de la
culpabilidad por su muerte, todavía no se ha marchado de mi corazón ni de mi
mente.
Cuando Evan vuelve a casa, todavía
estoy despierto. Me levanto y arrastro
mis pies hasta que veo la sombra de dos siluetas enlazadas. Me doy cuenta de
que ya no formo parte de mis fieles adicciones. Tanto dolor, tanta angustia,
para nada. Oigo voces susurradas, pero en el fondo de mi corazón, me doy cuenta
de que son palabras de afecto y amor. Me quedo allí mirándoles, incapaz de
moverme e irme, solo quiero mirar algo que sé que he perdido. Finalmente, me
pongo en marcha, ralentizando mis pasos hasta volverme a mi habitación. Allí
puedo sentir lágrimas en mi rostro. Me las limpio de un manotazo. Quiero volver
y gritarles. Quiero irme. Estoy cansado de estar tan confuso.
Y me doy cuenta de que he estado tan
deprimido que he apartado de mi vida a todos aquellos que quería. Y es hora de
poner remedio. A toda mi vida.
Tal vez así, pueda permitirme el ser
feliz.
Tras una noche en vela, he decidido
hacer varias cosas para mejorar toda mi vida. Cuando estoy desayunando, entra
Evan, ya en traje para irse a trabajar. Me saluda con un “hola”, pero ni
siquiera me mira. Entonces decido coger el toro por los cuernos.
— Evan, quiero hablar contigo…Si
tienes un momento —le empiezo a decir.
— ¿Tiene que ser ahora? Tengo una
reunión en media hora —me dice empezando a desayunar lo que le he dejado preparado
en la mesa.
— Solo quiero decirte que si quieres
que me mude, puedo hacerlo esta semana —digo con pesar.
Evan deja lo que está haciendo y se me
queda mirando con incredulidad.
— ¿Por qué quieres mudarte? ¿Ha pasado
algo? —me pregunta.
— Estoy entorpeciendo tu relación con
Sam. Tú y yo es como si ya no estuviéramos juntos y veo que vosotros cada día
estáis más cerca, así que prefiero seguir con mi vida, sin tanta confusión de
por medio —digo resignado.
— Sam y yo no estamos juntos, solo nos
estamos apoyando en estos momentos tan difíciles —me dice mirándome a los ojos
con tristeza.
— Mira, ya sé que está siendo duro
para ti. Imagínate para mí. Pero no podemos seguir así. No quiero que acabemos
odiándonos y creo que es lo que va a pasar si no continuamos con nuestras
vidas. Tal vez sea pesimista, tal vez no; pero creo que tenéis derecho a ser felices…
—le explico intentando no dejarme nada pero me interrumpe.
— No creas que no sé que está siendo
más duro para ti, lo sé. Pero no quiero alejarme de ti. Y no voy a serlo si tú
no estás a mi lado. Y no soy quién para decirlo, pero Sam se siente igual, aunque
en estos momentos no esté aquí —me explica pacientemente.
Entonces nos quedamos mirando
fijamente, pero sin saber qué decir a continuación. En mi corazón sé que nos
queremos, que los dos me quieren. Son mis fieles adicciones.
Entonces es cuando decido dar un paso
adelante para poder continuar, pero antes debo hacer algo que tal vez les
desespere un poco más.
— Creo que para seguir adelante, debo
afrontar ciertas cosas, cosas de mi pasado, en que ni tú ni Sam estéis —empiezo
a explicar —. Entonces tal vez no tenga que mudarme, pero tengo que irme de
viaje durante un tiempo, para pensar las cosas, para evadirme, para soportar mi
depresión.
— No puedes irte, Kyle. No quiero que
te vayas, quiero que afrontemos las cosas juntos. Puedo soportar oír tu pasado,
tu presente y tu futuro. Solo déjame estar ahí, por favor —me suplica.
— Si queremos darnos otra oportunidad,
por favor, déjame que lidie a mi manera con todo esto —intento convencerle.
— Quiero llamar a Sam y hablar de todo
esto —me dice.
— Evan, en estos momentos Sam no es mi
pareja. Lo eres tú. Sé que estáis en una relación, tal vez tú no lo consideres
así, pero es una relación. He visto los besos que os dais, los abrazos. Ayer noche
te fuiste a cenar con él, y ni siquiera me invitasteis a ir con vosotros.
— No pensé cómo si la cena fuera de
amantes. Sam y yo nos estamos apoyando como amigos…
— Los amigos no se dan esos besos —le
susurro.
— Está bien, somo amigos “especiales”,
pero no te he engañado. Tú eres mi pareja, él es mi amigo —me dice no sé si
intentando convencerme a mí o a sí mismo.
— Mira lo que dices, Evan, me dices
que yo soy tu pareja, pero lo incluyes en el paquete cuando voy a tomar una
decisión —le explico pacientemente.
En esos momentos, agacha la cabeza y
encoge los hombros. Se le ve derrotado pero yo no puedo hacer más. Le he dado
mi punto de vista.
— ¿Cuándo te vas? —me pregunta
mientras remueve su desayuno.
— Esa pregunta, ¿va sobre lo de
mudarme o irme de viaje? —le pregunto indeciso porque ya no sé cómo seguir esta
conversación tan infructuosa.
— No quiero que te mudes —me contesta
muy serio —. ¿Cuándo te vas de viaje?
Sacudo la cabeza en negación, suspiro
y mirando a sus preciosos ojos verdes, le contesto un “no lo sé”, que hace que
tanto su desayuno como el mío se quede en el plato.
CONTINUARÁ...
¡NOS VEMOS PRONTO MIS LECTORES!
Espero todo salga bien. besos
ResponderEliminarGracias Rosana. Ya me lo han realizado y todo bien, doloroso pero estoy contenta con el resultado. Ahora a recuperarse. ¡¡Besos!!
Eliminar