¿Cómo estáis tod@s?
Por fin, yo ya acabé con la gripe, que fue algo fuera de lo normal. ¡UN MES! Un mes enferma, y sin poder escribir porque la fiebre y el malestar no me han dejado.
Espero que todo vuelva a la normalidad y voy poniéndome al día con todo, que bastante cuesta... Ahora he podido dar un primer vistazo a la corrección de los capítulos, ya que voy a "postearos" más de uno. Es que os lo merecéis por la paciencia que tenéis conmigo... Como siempre recordaros que es un borrador, ya que falta la corrección final, así que si veis alguna falta, os pido disculpas hasta que esté bien repasado todo.
Mientras estaba enferma, me dio por pensar en las otras historias, y me he obsesionado con una de ellas, a la que le doy vueltas y vueltas, pero la escribiré completa, así que tendréis que esperar un poquitín jejejeje.
Ahí van los capítulos que espero que os gusten.
Besos,
EmiRose
ADVERTENCIA: En esta novela aparecen escenas sexuales explícitas H/H (o en ingles M/M). Libro destinado SÓLO para adultos. Puede vulnerar la sensibilidad de algunos lectores. Así que si estás entre los mencionados, por favor, no sigas leyendo.
Todos los derechos reservados. All rights reserved.
SINOPSIS
Kyle tiene muchas adicciones, y algunas de ellas son los hombres. ¿Conseguirá tenerlas todas o se atragantará por el camino? Su vida y su pasado podrían impedírselo, pero tal vez tener una vida llena de ellas sea posible, sobretodo si son esas fieles adicciones que pueden curar su alma.
Si te apetece también lo puedes leer en:
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CAPITULO 15. MI PRIMERA CITA
Esta noche es mi primera cita, aunque
no sé con quién de ellos va a ser. Horas antes ha llamado Evan para decir que
estuviera preparado a las siete para ir a cenar, así que aquí estoy, dando
vueltas por mi habitación, observado por los ojos rabiosos de Ryan. Ha querido
estar ahí conmigo para cuando llegara el primero.
Al principio se enfadó un poco cuando
le expliqué en lo que había quedado con ellos, pero al comentarle que jamás le
abandonaría y que se lo prometía, pareció que a pies juntillas lo había
entendido, aunque sé que está enfadado y lleno de ira por lo que pueda pasar. Y
yo, por mi parte, espero no estar cometiendo un gran error.
Llaman a la puerta y cuando abro, me
encuentro con Sam. Ahora es cuando sí me empieza a temblar todo. ¿No podrían
haber decidido empezar por los otros? Creo que Sam es la persona más difícil
para mí, sencillamente porque nos conocemos desde hace más tiempo. No puedo
casi ni hablar cuando le digo adiós a Ryan y él me contesta que me esperará
allí, levantado. Si Sam no tenía claro que no habría nada más que cena esa
noche, Ryan se lo acababa de recalcar.
Subimos en su coche, aunque la verdad
no sé ni siquiera si es suyo, y conduce hacia el sur, alejándose del pueblo.
Todo el camino no nos decimos nada. Él parece estar en sus pensamientos y yo
sencillamente, no puedo hablar pues tengo un nudo en la garganta que amenaza
con destrozar la cena por los sollozos que pueda hacer. Cuando llegamos delante
de un restaurante típico de la zona, aparca y antes de salir me mira con esos
ojos de gacela, escudriñando toda mi cara y perforando mis ojos, pero tampoco
dice nada. Da un suspiro y sale del coche. Sigue sin decir nada hasta que nos
sentamos en una mesa, en una esquina del restaurante, apartados de miradas
indiscretas. Solo cuando el camarero nos trae las bebidas y se aleja, se atreve
a empezar a hablar conmigo.
— Te he echado de menos Kyle —me dice
mirándome a los ojos.
Y yo no tengo más remedio que desviar
mi mirada. Y me concentro en la decoración del restaurante cuando acierto a
decir:
— Y yo también, Sam, pero...
— Por favor, no digas nada que nos
haga discutir —me dice mientras me toca la mano para que le mire—. Explícame
cosas sobre estos dos años.
Suspiro, y entonces decido enfocarme
en sus ojos. Me sonríe. Como echaba de menos esa sonrisa. Y sus charlas, y su
protección, y sus riñas y sus risas. Podría seguir así hasta cien horas.
— La verdad es que he estado bastante
ocupado. Así no pienso mucho en todo lo que me pasa —le digo mientras voy
tomando mi refresco.
— Pero, ¿estás bien? —Me pregunta y
sigue diciendo—. Cuando me enteré que te habían secuestrado y que casi te
matan. ¡Dios!
— Estoy bien. Al principio, un poco
magullado pero mi enlace me ayudó mucho —le digo encogiéndome de hombros.
— ¿Quién es tu enlace? —Me pregunta.
Enarco una ceja y muestro sorpresa por
esa pregunta. Sabe que no puede hacérmela.
— Sam, eres policía. Eras mi enlace.
Sabes que hay ciertas cosas que no puedo decir —continuo mientras él intenta
interrumpir—. No te lo voy a decir.
— Perdona Kyle. Pero es que... —mira
hacia atrás y parece que está ordenando sus pensamientos—. Parece que tenemos a
algún topo por comisaría. Han estado sucediendo cosas... y no me gusta que no
sepa lo que pasa contigo.
— ¿Cómo me has encontrado? —Le
pregunto algo que me ha estado pasando por la mente desde que los vi de nuevo.
— Suerte —dice pero cambia de tema—
Explícame sobre Ryan.
— Ryan es uno de los chicos a los que
he rescatado —le digo haciendo el gesto de comillas con los dedos—. Es un chico
muy inteligente, que lo ha pasado muy mal durante toda su vida y parece que al
encontrarnos, pues le hemos dado sentido a nuestras vidas.
— Dime que ese chico te ve como a un
padre y no como a un novio —me dice Sam.
— Mira Sam... Ryan es mi hijo. Mi hijo
—enfatizo las palabras fuertemente— Y si eso no lo puedes aceptar, es mejor que
me dejes en paz. Ahora él es lo más importante. Vosotros tres habéis pasado a
un segundo plano, o a un tercero, lo que quieras, pero no formáis parte de mi
vida y él sí.
— Y, ¿por qué no formamos parte de tu
vida? —Dice enfadado— Porque tú lo quisiste así. Nos dejaste sin más. Acepté
estar contigo a pesar de que estabas con otras dos personas más. ¿Crees que no
era difícil? Te lo dije aquella vez. Te consideraba mi pareja y sabía de tu
necesidad, y pensé, oye... es tuyo y acéptalo tal como es. No cometas un error
y le agobies... Es gracioso que pienses que no te tratábamos bien cuando eras
tú el que nos trataste como una mierda.
Me quedo estupefacto. No esperaba esas
palabras tan duras de Sam. Quise levantarme de la mesa, pero parecía que su
mirada me había paralizado en el sitio. ¿Tenía razón? ¿Había sido yo?
— No salíais conmigo, no hablabais
conmigo, no hacíais nada conmigo... Solo veníais a follarme y ya —me defendí
pero ahora mis palabras no eran crédulas ni para mis propios oídos.
— Sí, es verdad, pero piensa un poco
Kyle. Nos hiciste saber que nos verías a los tres. Nunca dijiste que querías
una relación seria. Nunca dijiste nada de nada. ¿Dices que íbamos a follar? Muy
bien, pues sí, íbamos y tú nunca nos dijiste, ¿vamos a cenar? O Sam, ¿qué tal
te ha ido el día? —me dijo susurrando y acercando su cara a la mía aunque
tuviera la mesa de por medio— Cuando acababa mis días, que muchos eran de
mierda, estaba deseando verte, hacerte el amor. Solo con abrazarte tenía bastante,
o solo escuchar tu respiración...
Sam se echa para atrás y se respalda
en su silla mirando hacia el techo. Tiene los puños apretados y creo que está
haciendo un esfuerzo por no llorar. Pero se sobreviene y se me queda observando
y suelta.
— Te quiero Kyle, te quiero mucho, y
de verdad quiero que seamos pareja. Me da igual si tienes un hijo o si tienes
dos. Me da igual si tenemos que vivir escondidos o no. Y me da igual que
quieras tener a otras dos personas contigo. Lo único que quiero es poder estar
a tu lado, cuidarte, reírme contigo en los momentos felices, llorar contigo en
los amargos. Darnos las manos mientras escuchamos música, mientras damos un
paseo. Solo quiero eso Kyle. Estar contigo.
Y esa declaración me hace estallar en
lágrimas. Soy un sentimental. Se me ha roto el corazón por el dolor que le he
causado. ¿Cómo me puede tener un amor tan incondicional? Pero mi cerebro puede
más que mi corazón.
— Si decido que quiero volver, ¿cómo
vamos a vernos? ¿Cómo vas a hacer para estar aquí? ¿Sabes que me pondrías en
peligro, no? —Creo que mientras estoy haciendo esas preguntas me doy cuenta de
lo “hijo puta” que estoy siendo.
— Kyle, no tengo las respuestas a
todo. ¿Quieres la verdad del todo? —Me pregunta fijamente pero no me deja
contestar —. No tenía esperanzas de encontrarte. Sí, continuaba y hubiera
continuado pero estaba casi seguro que sería imposible... Pero aquí estoy y aparte
de que quiero estar contigo, no tengo la más remota idea de lo demás.
— ¿Quieres estar con los demás? —Le
pregunto de manera tímida.
— Mira... —y dando un suspiró
continua— Sé que estuvo mal que estuviera con ellos cuando tú no estabas. No
sé... no se sentía bien. Sin estar tú allí.
— ¿Por qué intentaste estar con ellos?
—Le pregunto.
— Porque pensaba que conociéndoles, te
conocería más a ti. Me faltabas en mi vida, Kyle, pero creo que al estar con
ellos... No sé —se encoge de hombros y no dice nada más. Desvía su mirada hacia
la ventana pero sé que no está viendo nada. Solo pensando.
Entonces continuamos hablando sobre
cosas sin trascendencia, como el tiempo en Dallas o el tiempo que hace en Iowa.
Al final, parece que se nos hace ameno e incluso echamos unas risas bromeando.
Incluso compartimos postre, lo que me parece romántico y a Sam se le iluminan
los ojos cuando nos pasamos la cuchara el uno al otro.
Salimos del restaurante, pero igual
que el día anterior, Sam me besó sin previo aviso, ahora me dice que necesita
pedírmelo porque quiere hacer las cosas bien. Espero con ansias ese beso y
cuando por fin llega, no esperaba que fuera así, un beso tan casto pero a la
vez tan lleno de sentimiento. Me besa la frente y en un susurro me dice un “te
quiero” que hace tambalear mi mundo y mi corazón.
Subimos al coche y al llegar al
refugio, Sam deja encendido el motor y se acerca hasta mí para darme un beso en
los labios, un beso tierno y lleno de dulzura. Me pasa su dedo pulgar por mi
labio inferior y me dice que me verá en unos días. Me bajo del coche y entonces
le veo alejarse, viendo cómo me está mirando por el retrovisor.
CAPÍTULO 16. LA SEGUNDA CITA
Nate es mi segunda cita. Se ha
presentado esta tarde a las siete. No sé hacia dónde vamos. Solo sé que hace
rato que va conduciendo y me va hablando sobre cosas legales, cosas que dejé a
medias del trabajo. Me habla sobre la empresa, de Evan y cómo va evolucionando.
Y yo pensaba que esa labor se le ocurriría al propietario, no al abogado. Me
habla a la misma vez de todo y de nada. Por cierto, vamos en el mismo coche que
ayer tenía Sam, así que doy por supuesto que han venido con ese los tres
juntos.
Llegamos a una zona donde solo se ve
parque. Nos bajamos del coche y vamos andando hasta una pequeña cafetería, no
es un restaurante como tal y me sorprendo por aquel lugar, que nada más
adentrarme me parece lleno de magia. Está decorado en colores vivos y alegres,
pero hay una esencia de elegancia por todo el lugar. Nos sentamos en una
pequeña mesa donde nuestras rodillas se tocan. Pero no me importa hasta que veo
que Nate me mira atentamente pero sin decir nada. Y me empiezo a poner
nervioso.
— Ya no haces el papel de sumiso —me
suelta de buenas a primeras.
Me lo quedo mirando sin saber cómo
contestarle. Hace mucho que dejé esa vida.
— No. Dejé ese papel, como tú lo
llamas, el día que salí de ese club —le digo en voz baja.
— ¿Por qué? —Me pregunta
tranquilamente.
— Nate, porque era un papel... Además
cuando estuvimos juntos, aunque no fuera un sumiso exactamente, tampoco estaba
a cargo de nada, ¿no? —Le pregunto queriendo que me salga una sonrisa pero sin
conseguirlo.
— Es verdad... —dice mirando hacia sus
propias manos que estaban encima de la mesa—. No viene nadie a pedir qué
queremos...
— Y tú, ¿por qué ya no ejerces de Dom?
—Le pregunto más que nada por invadir ese silencio que se ha apoderado del
espacio.
— ¿Quién te ha dicho que no ejerzo?
—Me pregunta clavando su mirada en la mía.
— ¿No lo dijiste cuándo...? —Empiezo a
decir mientras señalo con el dedo entre él y yo.
— Uf. Tienes razón. No sé... Tuve una
mala experiencia y luego cambié de vida y aparqué ese lado oscuro —me dice
poniendo una sonrisa triste.
— No creo que sea tu lado oscuro—empiezo
a decir—. Es un lado tuyo, simplemente. A unos nos gustan unas cosas y a otros,
otras.
— Me alegro que pienses así, pero no
todo el mundo se siente bien en el mundo del BDSM y yo... —me dice pero se
interrumpe mirando alrededor de la cafetería—. Vaya, parece que ya vienen...
¿qué te apetece?
Me da la impresión que acaba de
cambiar de conversación a propósito, pero pienso que si no quería que
habláramos de eso, no tendría que haber sacado el tema. Cuando el camarero se
va cuando ya nos ha pedido la orden, Nate se me queda mirando otra vez.
— ¿Quieres estar conmigo? —Me pregunta
a bocajarro.
— ¿A qué te refieres? —Le pregunto
haciéndome un poco el tonto.
— ¿Quieres que tengamos una relación?
—Me pregunta más directamente.
— Nate, no sé si lo que quiero es eso
en este momento. Solo quiero seguir con mi vida, que ahora Ryan está incluido
en ella, y no sé qué va a pasar con nosotros. No tengo ni idea. —Le respondo
sinceramente.
— Kyle, no te estoy preguntando por
nosotros si te refieres a todas las partes... me estoy refiriendo a ti y a mí.
— No sé qué decirte —La verdad es que
me confunde—. ¿Quieres que los otros no formen parte de esa relación?
— Ahora mismo Evan y yo somos pareja,
pero si tú me dijeras que quieres estar conmigo solos, ni lo pensaría... —me
dice Nate con enfado en sus ojos.
— No sabes lo que estás diciendo...
Esto, ¿esto lo sabe Evan? —Le pregunto porque ahora soy yo el que está
enfadado.
— Sí. Lo sabe. Estoy enamorado de ti desde
hace mucho tiempo Kyle, y aunque quiera a Evan, no tengo un sentimiento tan
profundo —me dice sin quitarme la vista de encima.
— Pues me parece una mierda. No me
conoces tanto —le digo cruzándome de brazos.
— Me enamoré de ti cuando te conocí en
el club —me confiesa Nate.
— Nate, lo que teníamos en el club no
era una relación, era un juego —le digo convencido de lo que estoy hablando.
— Sí, era un juego, pero ansiaba
verte, tocarte, ordenarte. Me volvías loco y lo sigues haciendo. Me enamoré
como un crío de ti, pero tuve que dejar la ciudad por razones... por razones
que ahora no vienen al caso, por eso no me enteré de todo lo sucedido en el
club —me dice Nate intentando alcanzar mis brazos.
Pero me echo para atrás. No quiero que
me toque en ese momento. Me siento un poco traicionado por lo que me acaba de
contar.
— Nate, déjalo. Además no quiero hacer
daño a Evan... y tampoco a Sam... Así que no, no voy a tener una relación
contigo y con los demás no —le digo.
— No estoy diciendo eso. Estoy
diciendo que si tú quieres tener una relación conmigo, la podemos tener. Estoy
diciendo que si quieres tener una relación conmigo y con ellos, la podemos
tener. Estoy diciendo que si quieres compartirme con ellos, también lo podemos
tener. Acataré cualquier decisión que tomes, siempre y cuando me incluyas en
ella —me dice ya cansado.
— Escucha y escúchame bien —le digo
porque el discurso me ha enfadado— Incluiré en mi vida a quién me dé la gana.
Si quiero salir con Sam o con Evan a solas, saldré con ellos si quieren. Si
quiero salir con ellos dos y contigo no, también lo haré, igual que si te
quiero incluir o no. Haré lo que yo quiera, no lo que tú órdenes y mandes.
¿Está claro?
Nate se ha puesto más nervioso y
aunque sus ojos destellan ira, se calla y se pasa la mano por el cabello sin
atreverse a decir nada más. En ese momento nos traen nuestra cena, que es un
sencillo tentempié.
Creo que la cita no está saliendo nada
bien. Sé que Nate es un Dom, que lo lleva dentro de él, pero no soy su esclavo
y no voy a dejar que decida sobre mi vida y no voy a dejar que me mande. En mi
vida solo mando yo.
Cenamos en silencio, un silencio que
se puede cortar con un cuchillo. Ni siquiera hablamos ya del tema de la
empresa. Así que como rápido porque estoy deseando que acabe.
— ¿Nos vamos? —Me pregunta Nate
mientras se levanta de la silla cuando ha visto que he acabado mi postre.
Ni siquiera va a haber sobremesa, así
que asiento con la cabeza y después de que pague, salimos por la puerta de
nuevo hasta el coche en el cual subimos sin decir nada todavía. Cuando llevamos
ya un rato allí dentro y yo quería echarme una cabezadita porque no soportaba
ese silencio, Nate decide quebrarlo.
— Lo siento mucho Kyle —empieza a
decir—. No quería incomodarte ni hacerte sentir mal, pero es que tanto tiempo...
— Sé que me habéis estado buscando, sé
que ha sido difícil porque para mí también lo ha sido, pero ponerte mandón
conmigo no te va a servir de nada —le contesto.
— Antes te gustaba cuando te
mandaba... —me dice Nate en un pequeño susurro con la vista enfrente pero con
su mano acercándose a la mía.
— Estás hablando de cosas
diferentes... —le digo también con un susurro y cogiéndole la mano. — Una cosa
es sexo y otra cosa es la relación que podamos tener.
— Está bien... —dice Nate aunque no lo
veo yo muy convencido.
Sigue conduciendo con una mano porque
la otra la ha dejado en la mía. Siento el calor de su palma contra la mía, y la
verdad es que me hace sentir bien, muy bien.
Llegamos al refugio y para el coche.
Me mira con intensidad con la mano todavía en la mía, pero veo inseguridad en
sus ojos. Cosa que jamás vi cuando fue mi Dom. Entonces soy yo el que se acerca
a él y le doy un beso en los labios. Sus labios están tan calientes como los
míos. Me separo de él antes de cometer cualquier tontería y me bajo del coche.
Cuando me giro para decirle adiós con la mano, Nate ya lleva casi medio
kilómetro alejado de donde me ha dejado.
CAPITULO 17. LA TERCERA CITA
Mi última cita. Y es mi fuerte
adicción. Tal vez sea egoísta o lo que sea, pero Evan es mi debilidad. Tal vez
tendría que tener los mismos sentimientos por los tres, pero en el corazón no
se manda, y a veces creo que de los tres, Evan es mi favorito. O tal vez pienso
eso hoy por lo mal que fue mi cita con Nate ayer. Y Sam, no sé...
Llega a buscarme tan guapo como
siempre. Y le miro a los ojos, esos ojos tristes que me cautivaron desde el
principio. Me sonríe y me dice que no vamos a ir en coche, que podemos ir
paseando, porque quiere que le enseñe los alrededores del pueblo. No es que haya
mucho que contar sobre este, pero la parte antigua no está mal y lo llevo hasta
allí. Le voy explicando los diferentes monumentos que hay, y tenemos una charla
de lo más amena y turista. Cuando llegamos a uno de mis restaurantes favoritos,
entramos y allí nos disponemos a cenar. Estoy muy nervioso porque no quiero que
vaya mal, y creo que lo intuye porque la conversación empieza nombrando a Nate.
— Nate me dijo que ayer vuestra cita
no fue muy bien.
— Fue fatal —le digo suspirando.
— ¿Quieres contarme qué pasó o
prefieres que hablemos de otra cosa? —Me pregunta seriamente.
— ¿Por qué estás con él? —Le digo sin
poder evitar hacerle la pregunta que me había estado haciendo yo durante todo
el día.
— Ja, ja, ja... —se me echa a reír y
no quería para nada esa reacción, pero se para y sigue diciendo—. Nate es una
buena persona, lo que pasa que tiene prontos un poco...
— ¿Prontos? —Le digo enfadado— ¿Sabías
si yo le hubiera pedido que te dejara, lo hubiera hecho?
— Sí, lo sé. Nate y yo hablemos de
esto hace tiempo... que si te encontrábamos y querías una relación con alguno
sin el otro, lo haríamos —me dice encogiéndose de hombros.
— ¿Y yo no tengo nada que decir al
respecto? —Le digo porque es increíble que él se haya prestado a ese juego.
— Kyle, tranquilo. Fue una
conversación entre él y yo. Una conversación con mi actual pareja —me dice
enarcando una ceja—. Además, vamos a dejar de hablar de Nate. Háblame de ti.
— ¿De mí? ¿Qué quieres saber? —Ahora
quiere hablar sobre mí, y no sé qué decirle.
— Háblame de Ryan, por ejemplo.
— Es mi hijo... Bueno, no consta en los documentos como tal
porque entre su historia y la mía... además, no creo que me dieran su custodia
pero bueno, él y yo nos sentimos así, por lo que ha decidido llamarme papá y
todo eso —lo digo todo atropelladamente pues estoy nervioso.
— ¿Cuántos años tiene?
— Quince. Lo abandonaron en una
iglesia a la edad de cuatro. ¿Qué madre hace algo así? —pregunto más para mí
que para él.
— No sé... Yo tuve un hijo... —me dice
sorprendiéndome
— ¿Cómo? ¿Cuándo?
— Hace años. Salía con una chica de la
universidad... y se quedó embarazada. La verdad es que al principio me chocó y
luego me fui haciendo a la idea —me dice pero intuyo que quiere seguir
hablando—. Mi hijo nació y lo tuve en mis brazos durante unas horas...
Se calla y se pierde en sus
pensamientos. Esos ojos atenúan aún más su tristeza. Me doy cuenta en ese
momento que el final de la historia no es feliz, así que le animo a continuar
mientras le doy un apretón en su antebrazo.
— Tuvo muerte súbita ese mismo día —me
dice mientras mira encima de la mesa e intenta quitar una pelusa que no existe.
— ¿Y su madre?
— Después de eso, no quiso saber nada
de mí y al cabo de unos años, me enteré de que se había suicidado...
Con razón tenía los ojos tan tristes.
Una historia tan infeliz.
— Pero al verte con Ryan... —me mira a
los ojos y me sonríe—. Me gusta que seas padre. Y aunque Ryan sea así de...
¿criticón?... Me gusta el muchacho. Tiene agallas y que te haya defendido... es
genial. De veras.
Me saca una sonrisa. Sabía que mi mayor
adicción no iba a fallarme. En ese momento siento que mi vida puede volver a
encaminarse, aunque no sé de qué forma lo voy a hacer. Pero tengo una elección
muy difícil porque no quiero cometer un error.
— ¿Hasta cuándo os vais a quedar? —Le
pregunto con una sonrisa.
— ¿Ya quieres echarnos? —me pregunta
con otra de sus sonrisas tan fascinantes.
— No... Pero no quiero tomar una
decisión a la ligera. Es difícil —le digo apartando la mirada —. No sé a qué
atenerme.
— Oye Kyle... —me dice tocándome el
brazo para que le mire—. Lo que decidas estará bien. Me gustaría estar contigo
porque aunque no te lo creas, me enamoré profundamente de ti cuando estabas
trabajando conmigo, por eso me sentí traicionado cuando supe de tu otra vida,
pero sé que esto es difícil...
— ¿Quieres seguir con Nate? ¿Estarías
dispuesto a estar con Sam también? ¿Qué es lo que quieres Evan? Dime la verdad,
aunque duela —le suplico.
— Quiero compartir una vida contigo.
Amarte, cuidarte, protegerte, estar en los buenos y los malos momentos. ¿La
relación de los cuatro? Pues creo que es muy difícil que funcione, pero si tú
quieres, lo podemos intentar. Sam me gusta, me gusta mucho. Cuando estuvo con
Nate y conmigo era encantador, pero sé que sufría mucho, por eso se alejó. Y a
Nate lo he querido desde que le conocí. A lo mejor no es un amor tan profundo
como el que te tengo a ti, pero no me importaría incluirle dentro de nuestras
vidas.
Su discurso me ha dejado anonadado.
Casi me ha dicho las mismas palabras que me dijo Sam.
Seguimos con nuestra cena
tranquilamente, hablando de las cosas que hemos visto en el pueblo. Me explica
lo que le ha gustado y lo que no, y no volvemos a sacar el tema de nuestra
relación.
Salimos del restaurante ya adentrada
la noche. Paseamos mientras intentamos llegar hasta el refugio pero a medio
camino, Evan me da la mano y vamos así durante un buen rato. Se siente bien. Se
siente que no pueden haber preocupaciones en el mundo. Siento que es lo
correcto.
Se despide de mí con un beso en la
mejilla diciéndome lo bien que se lo ha pasado y se va andando rumbo a su
hotel. Todavía no he acabado de entrar cuando se gira, y me saluda desde lejos
con la mano. Es que es mi fiel adicción.
CAPITULO 18. MI DECISIÓN
Me he levantado sopesando mis
posibilidades. Uno: decido salir con uno de ellos. Dos: decido salir con dos.
Tres: decido salir con los tres. Y cuatro: decido no salir con ninguno.
Ni siquiera tengo hambre porque la
decisión que tengo que tomar es tan importante que no solo afectará a mi vida,
sino a la vida de cuatro personas si tengo en cuenta a Ryan.
Tengo que ver las ventas e
inconvenientes de todo esto. Tal vez sea muy práctico, pero creo que va a ser
más fácil si me lo planteo de esa manera.
Mi vida es complicada, empezando
porque estoy en protección de testigos, lo que supone una mentira real muy
grande. Ellos y Ryan conocen la historia y creo que ya son demasiados. Cuando
entré en el programa me dijeron que no podía contárselo a nadie, y aunque Sam
lo sabía porque era mi enlace, ahora lo saben otras tres personas, lo que hace
que mi vida y la de ellos corran peligro. Y eso tampoco lo quiero. Pero ya no
hay marcha atrás en cuanto a eso.
Ahora sin tener en cuenta el tema de
la protección de testigos, ¿quiero tener una relación con Evan? ¿Quiero tener
una relación con Nate? ¿Quiero tener una relación con Sam? ¿Quiero que sea con
los tres a la vez? ¿Qué puede fallar si decido hacerlo con uno solo? ¿Y con
dos? ¿Y con los tres? ¿Qué pasa con Ryan? ¿Qué va a pasar con nuestras vidas?
¿Vamos a tener una relación a larga distancia?
La decisión que más me preocupa es la
relación que pueda llegar a tener con Nate. No estoy seguro que quiera estar
con él. Tal vez se deba a la mala cita que tuvimos. Tal vez se deba a que antes
fue mi Dom. Aunque no me entiendo, porque cuando me encontré con él en el
despacho de Evan, luego no me importó estar con él. Tal vez me esté volviendo
más cauto en cuanto a todo.
Mis pensamientos se ven interrumpidos
por el teléfono. Es Evan que me invita a pasar el día con ellos, con los tres.
Una cita de tres para ver cómo es. En media hora estarán en la puerta, así que
tengo tiempo para llegar hasta la habitación de Ryan y hablar con él.
Ryan me abre la puerta enfadado porque
dice que estos tres días he estado tan ocupado en mis citas que ni siquiera le
he hecho caso. Y me siento culpable por ello, y le prometo que después del día
de hoy haremos algo él y yo.
— ¿Seguro que estarás para mí? —Me va
diciendo mientras hace su cama.
— De verdad que sí. Estos días han
sido difíciles pero creo que esta noche tengo que tomar una decisión. No puedo
tener a cuatro personas pendientes de lo que yo diga o haga —me sentía muy
cansado mientras decía esto.
— Papá, ¿estás bien? —me pregunta
preocupado Ryan mientras se acerca a mí.
— Estoy cansado hijo, pero espero
restablecer toda nuestra vida cuanto antes —le digo esperando que me entienda
un poco.
— ¿Vas a estar con ellos? —me pregunta
todavía preocupado.
— ¿La verdad? Todavía no lo sé —le
digo encogiéndome de hombros—.Pero no quiero que te preocupes por estas cosas...
— ¿Vas a venir a mi partido de
baloncesto mañana? —Me pregunta esperanzado—. Luego los chicos van a ir a
celebrar la victoria, porque vamos a ganar, ¿sabes?
— Claro que sí, y no me perdería tu
partido por nada del mundo —le digo revolviéndole el pelo.
— Papá... que me despeinas —me dice
con una sonrisa que iluminaría el cielo.
Y me voy esperando que de verdad pueda
cumplir con todo y sobretodo no queriendo desilusionar al niño. Cuando vuelvo a
mi habitación, veo que allí delante ya me están esperando los tres. Van
vestidos de manera informal y son tan atractivos que quitan el aliento a
cualquiera. Evan tiene una gran sonrisa, mientras que Sam muestra una de medio
lado y Nate solo tiene preocupación en sus ojos. Espero que todo vaya bien y
que al menos nos divirtamos. Solo quiero eso durante el día de hoy.
Cogemos el coche y veo que se dirigen
hasta Cedar Rapids y acabamos en un precioso parque lleno de fuentes y grandes
zonas verdes, donde hay gente de todo tipo, donde pasamos desapercibidos.
Nuestra charla hasta entonces ha sido
pausada, sin ser tediosa pero se nota a la legua que ninguno de los cuatro está
cómodo. No es que esté yendo muy bien. Los silencios son largos y nadie sabe
qué decir ni cómo actuar. Averiguo que la idea de ir hasta allí ha sido de Nate
y le digo que me gusta, lo que me hace ganar una sonrisa suya aunque sea un
poco forzosa. Al final nos sentamos en el suelo delante de un árbol para
relajarnos. Todo el mundo mira alrededor del parque pero no nos miramos entre
nosotros y empiezo a hartarme un poco.
— ¿Qué estamos haciendo? —Les pregunto
mirando de uno a otro—. Está claro que no estamos cómodos. Ni siquiera somos
capaces de hablar, ¿cómo vamos a intentar tener una relación?
No tengo contesta alguna. Todos miran
hacia delante donde hay una pareja haciéndose carantoñas en un banco. Se ven
tan felices. No como nosotros que estamos allí, tan llenos de miedo.
— ¿No me va a contestar nadie? —Digo y
me levanto de golpe—. Me voy a dar una vuelta.
Me voy de allí caminando hasta llegar
al río que fluctúa por el parque. Me quedo en la valla mirando hacia las aguas.
A mi lado aparece Nate.
— Lo siento Kyle... Creo que la
tensión que hay es por culpa mía —me dice— Creo que voy a coger un taxi y me
regreso a casa.
Giro mi cabeza a la izquierda y observo
su expresión atentamente. Sé que está sufriendo, pero creo que no puedo hacer
nada al respecto.
— Nate, lo del otro día fue tan mal...
pero tal vez si hablamos... —le digo aunque no sé si estoy haciendo bien.
— Sé que no me quieres en tu vida...
Tal vez no lo hayas decidido pero mira bien dentro de tu corazón —me dice
resignado mientras mira todavía hacia el río— Espero de corazón que tu vida
esté llena de alegría, sea con Evan o con Sam o con los dos.
Se acerca más a mí y me da un beso muy
pequeño en los labios, que creo que en el momento que se aparta ha sido un
sueño mío. Y así, se va del parque en dirección contraria de donde están Sam y
Evan.
¿Y ahora qué? ¿Nate me ha facilitado
la decisión o me la ha dificultado? No sé si reír, llorar, quedarme quieto o
salir corriendo.
Así que vuelvo donde estábamos
sentados y diviso a lo lejos como Sam y Evan parecen llevarse bien. Al menos
hablan entre ellos. Me acerco poco a poco cuando veo que los dos me miran con
esos ojos tan maravillosos que tienen y ahora es cuando tengo que darles la
noticia porque sé que por las caras que tienen no saben lo que acaba de hacer
Nate.
— Chicos, creo que tengo que daros una
noticia —digo mientras me siento entre ellos dos. Doy un suspiro y sigo—. Nate
se ha ido.
— ¿Dónde se ha ido? —Pregunta Evan
mirando alrededor.
— Estuvo hablando conmigo y ha
decidido volver a casa —digo mirando a Evan.
— ¿Se ha ido? ¿Por qué? —Pregunta Evan
mientras se levanta de un salto.
— Creo que ha tomado la decisión por
mí, Evan —le digo tirando de la pernera de su pantalón para que se siente otra
vez.
Desde su altura se me queda mirando
fijamente, mira hacia atrás y vuelve a mirarme. La tristeza de sus ojos se
acentúa pero no dice nada más.
— Kyle, ¿estás seguro que se ha ido?
¿Qué te ha dicho? —Pregunta Sam.
— Me ha dicho que está seguro que no
le quiero dentro de mi vida y me ha facilitado el camino al irse —le digo
cogiendo unos trocitos de hierba y arrancándola.
— ¿Y lo ha hecho? —Me pregunta Sam—
Facilitarte el camino, digo...
— No lo sé, Sam, no lo sé —le contesto
sin saber muy bien qué decir.
Miro hacia Evan para ver si está mejor
o para ver qué necesita. Me mira a los ojos y luego mira a Sam y a bocajarro me
suelta.
— Quiero que decidas ya Kyle. Hemos
estado mucho tiempo buscándote, esperándote, llenos de ilusión. Acabas de
romper mi relación con Nate. Quiero saber si vale la pena haber esperado tanto
—me dice enfadado.
— Evan, esto no va así —empieza a
decir Sam pero yo le interrumpo.
— No puedo decidir así, sin más.
Necesito sopesar muchas cosas. Si Nate se ha ido, es porque él ha querido. Yo
no le he dicho que se marche —le contesto también enfadado.
Y el silencio recae sobre nosotros
otra vez como un puñetazo enorme. Se oye el sonido de la gente que hay en el
parque, sonidos de niños, de turistas, por lo general, sonidos alegres y
dichosos.
CONTINUARÁ...
¡NOS VEMOS PRONTO, MIS LECTORES!
Hola Emi!!!
ResponderEliminarMe alegro que ya estes bien, un mes??? por Dios, yo no aguanto ni una semana, cuídate mucho y gracias por el capi, buen fin de semana, besosss
Hola,
ResponderEliminarUn mes con una gripe, eso sería más bien una neumonía, menudo trancazo. Cuídate mucho y ahora que llega el calorcito seguro que mejoras. Muchas gracias por el capítulo, que cada vez se pone más interesante. Un saludo