jueves, 12 de noviembre de 2015

Actualización de "Fieles Adicciones". Capítulo 10

¡Hola mis lectores!

¡No! No me he vuelto loca jajajajaja... Dos entradas en una semana... Y es que mientras estoy escribiendo en esto del NanoWrimo, me parecía mal no poner por aquí tal como voy escribiendo la novela, así que os voy a poner el siguiente capítulo pero me tendréis que perdonar los fallos porque está sin editar ni corregir ¡ohhhhhhh! 

Por cierto, tal como comenté por el face, se está alargando un montón porque la idea que tenía desde el principio ha ido cambiando con el tiempo. Y todavía falta mucho para saber si al final será una pareja, un trío o un cuarteto... Es que mi mente es así de complicada jejejejeje.

Espero que os guste, y con vuestro permiso me voy a seguir escribiendo ;)

Con cariño
EmiRose


ADVERTENCIA: En esta novela aparecen escenas sexuales explícitas H/H (o en ingles M/M). Libro destinado SÓLO para adultos. Puede vulnerar la sensibilidad de algunos lectores. Así que si estás entre los mencionados, por favor, no sigas leyendo.




Todos los derechos reservados. All rights reserved.


SINOPSIS


Kyle tiene muchas adicciones, y algunas de ellas son los hombres. ¿Conseguirá tenerlas todas o se atragantará por el camino? Su vida y su pasado podrían impedírselo, pero tal vez tener una vida llena de ellas sea posible, sobretodo si son esas fieles adicciones que pueden curar su alma.

Si te apetece también lo puedes leer en: 




CAPITULO 10. ¿Y AHORA?

Otro día más sin ellos. Parece mentira que haya pasado más de una semana. Desde que tuve mi momento de “inspiración” y los eché de mi vida, no he vuelto a ver a ninguno de los tres. Y cómo les echo de menos. Nunca pensé que el echar de menos a alguien, cubriría mi soledad, pero así es. Atesoro los momentos que pasé junto a ellos, que fueron muy pocos y solo practicamos sexo, pero cuánto daría por tenerlos aquí conmigo otra vez. No es que me haya arrepentido de mi decisión, porque no es así, pero no puedo tapar mi corazón. Creo que va por su cuenta.

Ahora tengo que preparar las maletas, porque al asignarme a otro enlace en la policía, me dijeron que tenía que pasar un protocolo y una de las principales normas es que cuando hay un cambio así, al testigo lo envían a otro destino, por la seguridad y todo eso. La verdad es que no tengo mucho que llevarme. Mis trajes y poco más, ya que todo lo demás no es ni siquiera mío.

¿A quién se le ocurre enamorarse de su guardaespaldas? Solo a mí. Y problemón que tengo con eso. Otra vez a moverse. Y estoy muy harto. Quiero que llegue el juicio ya, pero por lo que pude averiguar, no estamos ni cerca de conseguir encontrar a los principales cabecillas de toda la trama. Y a veces olvido que me llamo Denny Wheeler. Es triste. Mi nombre o seudónimo sigue siendo Kyle Carpenter y creo que no quieren cambiarlo. Me parece una incongruencia hacer que me mueva hacia otra parte pero seguir llamándome de la misma manera. Pero supongo que son cosas de la policía, que yo francamente no entiendo mucho.

Y estoy así en plenos pensamientos cuando llaman al timbre. Seguro mi nuevo enlace. Espero que no sea tan guapo como Sam. Quiero que sea borde, que me caiga como el culo, para así no encariñarme con él, aunque dudo que pueda enamorarme dos veces. ¡Ja! Menuda ironía. Enamorado de tres tíos. ¿Estaré loco?

Abro la puerta y ¡sorpresa! Chica al canto. Más alta que la torre Eiffel y más fea que picio. No es que me importe ya que a mí las chicas nada de nada, pero al menos podrían haberme puesto algo más... no sé ni cómo describirlo, aunque supongo que si hace bien su trabajo, poco importa.
— Hola, soy Kyle —le digo tendiéndole la mano para presentarme.
— Primero —me dice y me empuja hacia adentro— no tendrías que haber abierto la puerta así y no tendrías que haberte presentado.
— Lo siento —digo sonrojándome—pero es que la estaba esperando.
— ¿Ah sí? —me contesta elevando una ceja mientras me observa fijamente — ¿Y quién te dice que no quiero matarte?
— ¡Vamos! —Grito con sarcasmo y me echo a reír.
— No tiene ninguna gracia. Te podrían haber matado. ¿Es que tu anterior enlace no te enseñó nada? —Me pregunta mientras ahora mira alrededor del piso.

Ahora es cuando me enfado y antes de pensar lo que digo, me sale un “vete a la mierda” que va acompañado de un vulgar portazo cuando la dejo sola en la salita de estar y me voy a mi habitación. Pero no está contenta y abre fuertemente la puerta.

— Eres un crío —me dice—creo que vamos a tener que repasar todas esas reglas que te has saltado desde que he entrado. Y acaba de hacer las maletas. Nos vamos dentro de una hora.

Y tal como ha entrado, sale de la habitación cerrando la puerta suavemente, lo que me hace pensar que se está riendo de mí.

Necesito una de mis adicciones: chocolate, cola, Evan, Nate, Sam... Pero no puedo llegar a ninguna de las cinco. Así que voy refunfuñando y hablando solo mientras acabo de poner toda la ropa en la maleta desdeñosa que tengo y que tendría que darle la baja ya.
Cuando tengo la maleta ya preparada, no me da la gana de salir, así que me siento encima de la cama y cojo el libro de la mesita de noche. Un libro sobre el análisis de mercado, y cuál es tal fluida la lectura que me quedo dormido.

Me despierto al cabo del rato. Mis pesadillas siguen. Son bastantes frecuentes. Sueño con látigos que me ahorcan mientras estoy tratando de salvar a Dwight, y cuando me despierto me doy cuenta de que Dwight ya no está entre los vivos. Lo mataron por ayudarme. Y el sentimiento de culpa crece a cada sueño que tengo. Me levanto entorpeciéndome con mis propios pasos pero al final llego hasta la salita donde ya no hay nadie. ¿Dónde habrá ido mi enlace? La llamo así en mi cabeza porque ni tan solo se presentó. Oigo pasos en la cocina, así que me dirijo allí. Hay olor a café.

— Vaya, si el príncipe se ha despertado —me dice mi enlace con sarcasmo y seria.
— Tenía sueño. Toda esta historia de ir de un lado para otro me cansa —le digo mostrando mi malestar.
— Sí, es verdad. No sé lo que ha pasado para que te hagan mover, pero un día podrás establecerte y dejar todo esto atrás —me dijo ahora en plan más conciliador.

— Ya, ¿y cuándo será eso? —Me dije más para mí mismo que para ella. — Por cierto, me gustaría saber tu nombre, no quiero llamarte enlace.
— Me llamo Pat —ahora sí saca una sonrisa.
— ¿Pat? —le pregunto preguntándome que diminutivo es.
— Pat a secas. Y no preguntes. Ahora ten, tu café —me dice acercándome una taza que huele delicioso.

Y se hace un silencio más bien molesto. No sé si para ella también lo es. La verdad es que he tenido poca interacción con chicas y no sé muy bien cómo comportarme. Supongo que igual que con los chicos, pero no sé, me da un poco de repelús.

Entonces nos interrumpe de nuevo el timbre de la puerta. Con la mirada, Pat me paraliza en mi sitio y me señala con la mano que me quede quieto, así que es ella quien se dirige a abrir. Seguidamente se oye otro silencio, más grande si cabe que el primero que se hizo en la cocina. No sé porqué pero tengo un mal presentimiento. Y antes de que pueda reaccionar, en la puerta aparecen dos tíos más grandes que mi armario con los dientes más feos que haya visto en mi vida, todos negros y rugosos. Empiezo a temblar. Y me paralizo de nuevo.
— Vaya, vaya, mira que tenemos aquí... Si es mi sum favorito —dice uno de los matones.
— Uy sí que está delicioso, pero ya sabes que a mí las pollas no me van —dice el otro mirándome de arriba a abajo— pero tal vez podría hacer una excepción.
— ¿Dónde está Pat? —Me atrevo a decir y eso que estoy cagado de miedo.
— ¿Pat? —dice el primer tío—Ahhh... te refieres a la tía fea esa.
— ¿Durmiendo? —Dice el otro mirando hacia atrás.

En ese momento, mi cerebro es un torbellino y solo sé que quiero salir de allí. Entonces mis piernas empiezan a andar hacia la puerta de la terraza que tengo detrás. Saltaré la valla. Y en un suspiro, me giro y empiezo a correr. He conseguido saltar la valla, pero me topo de bruces con otro tío, que este es más grande que todo el edificio entero. Me coge por la pechera, me sacude y en esas que empiezo a gritar. El tío que me sostiene saca una pistola y con la culata me da en la cabeza. Ahora solo veo oscuridad.

Me despierto con la boca seca. Miro a mi alrededor y me doy cuenta que estoy todavía en mi casa. En mi dormitorio. Y entonces, le veo.

Cuánto tiempo Denny...
— No soy Denny. Soy Kyle. Denny era mi hermano —digo tal como había ensayado con Sam por si pasaba algo así.
— Vaya, vaya... No te creo, pero bueno, da igual, me puedes servir como hizo tu hermano —me contesta el cabrón.
— ¿Servir? —le contesto haciéndome el tonto
— Sí...

Y se acerca hasta mí. Me coge la barbilla en un apretón fuerte pero yo desvío la mirada.

— Eres Denny. Te reconocería en cualquier parte. Eres mío —me dice todo posesivo.
— ¡No soy Denny! Me llamo Kyle —digo ya desesperado.
— Ya veremos —dice Johnson mientras sale de la habitación y oigo como da instrucciones —lo quiero en mi casa en dos horas, ¿habéis entendido?

Y entonces los dos matones de antes, entran rápidamente en la habitación y me sacan de la cama de manera forzada. Uno de ellos me aprieta tanto el brazo que seguro que me saldrá un morado. Cuando pasamos por el pasillo, me doy cuenta de que Pat está tumbada en el suelo. No veo sangre pero tampoco puedo cerciorarme de que está viva. Espero que sí, aunque no pondría mis dedos en el fuego. En esos momentos, mis pensamientos van hacia Sam. Ni siquiera se va a enterar de que ha sucedido esto, ya que yo mismo lo he apartado del caso. ¡Mierda! Y tampoco me va a echar nadie de menos porque ni siquiera tengo un trabajo al que presentarme.

Me suben en un coche con los cristales tintados. Ni siquiera se molestan en atarme porque están seguros que no voy a intentar escapar, pero ahí se equivocan. En cuanto pueda, salto del coche. Prefiero matarme antes que Johnson me tenga en sus manos. Me entran náuseas cuando pienso en la violación, la sesión que hicieron conmigo y en las apuñaladas que recibí.

Pero mi sentido del peligro prevalece ante la idiotez de tirarme de un coche en marcha a cientos de kilómetros por hora. Pero tengo que hacer un plan en mi cabeza porque estoy horrorizado al pensar lo que puede llegar a hacerme ese maníaco.

Ahora veo la luz. Comisaría a la izquierda. Como me han dejado solo en la parte trasera del coche, me muevo y le tapo los ojos al conductor, haciendo que frene en seco y empiece a insultar. El tío de al lado intenta cogerme las manos pero creo que voy a la velocidad de la luz, cuando abro la puerta y salto. Me duele mucho la pierna pero me levanto y en mi mente solo oigo la voz de Sam como si estuviera allí conmigo “no te pares, no te pares” y corro como el alma que lleva el Diablo. Ni siquiera miro atrás para ver si me persiguen, solo tengo ojos en la puerta de la comisaría. Solo piernas hacia allí. No lo sé cómo llego, pero entro corriendo pidiendo ayuda, y en cuanto un policía se me acerca, me dejo caer en el suelo.


No estoy en la oscuridad pero veo una bruma que adormece mi mente. Está todo borroso pero sé que alguien me ayuda a levantarme. Alguien está cortándome la ropa y empiezo a revolverme con grandes convulsiones hacia la persona que está a mi lado. No quiero que me toquen. No puedo y vomito por todo el suelo. Estoy muy mareado. Y no siento nada.


¡NOS VEMOS PRONTO, MIS LECTORES!



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