sábado, 3 de agosto de 2019

Colaboración con Divinas Lectoras

¡Hola lectores!

Hace unas semanas tuve el placer de colaborar con el grupo de Facebook, Divinas Lectoras, en una antología. 
La tenéis disponible en el enlace relinks.me/B07SM7ZJSL
Lo que se recaude, será para la ONG Share a Coffee https://shareacoffeefor.org


En la imagen tenéis todos los autores que hemos participado. Como veréis hay de todo y para todos los gustos, con la única condición teníamos que escribir un relato de unas 1.000 palabras. 
Yo, por mi parte, he participado con "Valentía", donde conoceréis a Jase y a Curtis, y su pequeña lucha contra la homofobia.
Quiero dar las gracias a Cecilia Pérez y sus colaboradores por hacer esto posible, y a los más de cien autores que han participado.
El libro empieza con el prólogo de la autora Lola P. Nieva, que es precioso y que me ha llegado al corazón. 



Os lo dejo más abajo para que os hagáis una idea de lo que ha significado para todos nosotros:

¡Ven aquí!
Sí, tú, lector, acércate a mí.
Deja que susurre en tu oído lo que implica para mí, y para cualquier autor que deje su corazón, su alma y sus pensamientos en sus letras, compartirlas contigo.

Verás… es algo así como meternos en una habitación con un extraño que lleva una máscara y tener la valentía de desnudarnos ante él. Y a continuación, aguardar sus reacciones, sin más escudo que la confianza, ni más arma que la ingenuidad.

Y te diré algo más, voy a explicarte de qué está hecha cada prenda que dejamos caer al suelo. Unas están confeccionadas de tiempo robado, y no a cualquiera, no, sino a nuestros seres más queridos y a nosotros mismos. Otras están hiladas con un apretado entramado de ilusiones, pasiones y fe. Y todas, sin excepción, van tintadas con torrentes de trabajo, tesón y superación. Y ese traje con que nos vestimos para vosotros, fabricado con delicada meticulosidad (meses antes o incluso años) y que nos quitamos para vendértelo, a veces es pisoteado, apartado con desdén, tristemente ignorado, o todavía peor, impunemente robado. Pero otras…, ¡oh Dios!, otras veces, ese traje es recogido con mimo del suelo, acariciado y suspirado, para terminar en tu propia piel, y entonces sientes cómo palpita mi corazón, cómo susurra mi mente y nos unimos mágicamente, al menos lo que dure la lectura.
Y ahí, en esa pequeña habitación en la que nos encontramos tú y yo, tú oculto, y yo desnuda, te lanzo una pregunta.
—¿Te gusto?
Si tú asientes con una sonrisa. Yo te la devuelvo con timidez.
Y entonces, te miro a los ojos y me acerco un poco más a ti.
Quizá me atreva a posar mi mano en tu hombro en gesto agradecido, para lanzarte otra.
—¿Pagaste por mí?
Si tú asientes, mi sonrisa se amplía, mi fuerza crece, mi inseguridad languidece.
—¿Volverás a mí?
Otro asentimiento. Otro triunfo para mí. Para nosotros.
Volveremos a esa habitación, yo más segura, tú más ansioso. Perderé el miedo a coser trajes y a quitármelos para ti. Tú te vestirás con ellos para vivir otras vidas y nuestra relación florecerá.
Yo te abrazaré en mis mundos ficticios. Tú me vestirás de realidad.
Y entonces, habrá valido la pena cada desvelo, cada pinchazo de la aguja, cada puntada y cada zurcido.
Mi trabajo, impregnado de amor y dedicación, es valorado, recompensado, esperado, y además queda como un guante en tu piel.
Pero si la segunda pregunta es una negación, no podré volver a ti. No me dejarán. Me cerrarán la puerta de esa habitación que compartíamos, me empujarán a un callejón triste, oscuro y solitario, para extrañarte hasta el fin de mis días.
Me convertirás en una sombra, la inseguridad me devorará, y yo desapareceré.
Hoy, aquí, ahora, tiendo mi mano hacia ti y te invito a probarte todos los diversos trajes que te ofrece esta Antología, pues con ellos no solo podrás vestirte tú, también podrán hacerlo otros menos favorecidos.

Mi habitación está abierta para ti, yo te espero dentro, al igual que mis compañeros, con la esperanza e ilusión de poder arroparte lo que dure la lectura en el calor de una buena historia. Sabiendo, que solo somos tú y yo, y que el mundo se detiene para que nos miremos a los ojos. Ya nada existe, no mires a tu alrededor, deja que mi mano te lleve muy lejos y muy adentro.
Despídete de tu realidad, ya estás en mis brazos… y yo en los tuyos.

Lola P. Nieva


¡NOS VEMOS PRONTO, MIS LECTORES!

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