jueves, 4 de febrero de 2016

ACTUALIZACIÓN DE "FIELES ADICCIONES"

¡Hola mis lectores!

Estamos ya en febrero. Va rápido, ¿verdad? No me doy ni cuenta del tiempo porque con todas las cosas que hago, a veces pasan los días como un "flash" jejejeje
Me he tomado un momentito para poder poneros la actualización, ya que mi hijo requiere atención a causa del carnaval jajajaja. Se va a disfrazar de "assassin creed" Ohhhhhhhh... 
Vamos a otra cosilla y a explicaros como está todo el tema de escritura ;)
En estos momentos, estoy corrigiendo a tope. Y estoy en "stand by" jajajaja con lo que se refiere a la escritura porque escribí un final para la novela, pero no me gustó, y como soy así de loca, lo borré (ufffff). Pero está ahí, rondándome, rondándome, y hasta que encuentre algo más adecuado, mi mente va a toda marcha... porque esta imaginación que tengo va a mil y me está apareciendo otra idea por la cabeza jajajaja
Mientras esperamos que las escenas me ocupen toda la mente, os dejo un nuevo capítulo (en principio eran dos pero los he fusionado). Como siempre, recordaros que es un borrador y que luego lo corregiré y lo editaré. 
Espero que os guste
Besos
EmiRose

ADVERTENCIA: En esta novela aparecen escenas sexuales explícitas H/H (o en ingles M/M). Libro destinado SÓLO para adultos. Puede vulnerar la sensibilidad de algunos lectores. Así que si estás entre los mencionados, por favor, no sigas leyendo.



Todos los derechos reservados. All rights reserved.


SINOPSIS


Kyle tiene muchas adicciones, y algunas de ellas son los hombres. ¿Conseguirá tenerlas todas o se atragantará por el camino? Su vida y su pasado podrían impedírselo, pero tal vez tener una vida llena de ellas sea posible, sobretodo si son esas fieles adicciones que pueden curar su alma.

Si te apetece también lo puedes leer en: 
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CAPÍTULO 14. EL ENCUENTRO

Estoy nervioso. Estoy de camino hacia mi encuentro con ellos después de tanto tiempo sin verlos. No sé lo que me van a decir, o lo que yo voy a decir. Es todo muy confuso y estoy muy intranquilo. Sobre todo porque no quiero tener que cambiar mi vida de nuevo ahora que tengo a Ryan. Que por cierto, lo he dejado profundamente enfadado porque no le he dejado venir conmigo. Me ha dicho que si no se portan bien, puede partirles la cara como me dijo ayer, pero no quiero eso. Le he dicho que no se preocupe y que volveré en dos horas. Que si no estoy allí para entonces, le doy permiso que venga con Anne a buscarme. No quiero que haga autostop para llegar hasta la zona donde estábamos ayer.
Estoy llegando con el coche y ya los diviso desde lejos. Así que me apresuro a aparcar y acercarme a ellos. Cuando ya estoy a su altura, los cuatro nos quedamos mirando fijamente, sus ojos en mí, y los míos en ellos, que no sé cómo hago para tenerlos a los tres así. No sé qué decir.
—  Mejor si vamos a una cafetería, ¿no? — digo porque ni tan siquiera me sale el decir hola. No lo veo adecuado.
—  Sí, ¿vamos a aquella de allí? — dice Evan señalando con el dedo la que hay enfrente del restaurante donde cené anoche.
Asiento con la cabeza y me dirijo hacia allí sin mirar atrás, sin mirar si me siguen porque cada vez estoy más nervioso. Diviso una mesa al fondo donde cabremos los cuatro, y me siento allí el primero. Mientras los demás se van sentando, el camarero ya se ha dirigido a tomarnos el pedido y aunque no creo que pueda tomarme ni un simple café, lo pido para no estar sin nada sobre la mesa.
—  ¿Sabéis que me habéis puesto en peligro, no? —  les suelto así de pronto.
—  Te hemos estado buscando durante dos años... ¿y así es cómo nos recibes? — Me pregunta Nate enfadado.
—  Sí, os recibo así — digo también enfadado— .Tengo una nueva vida, y la estáis haciendo saltar por los aires.
—  No es así, al menos no tiene porqué ser así... — dice Sam compungido.
—  Sam, eres policía, sabes cómo va esto... ¿Qué le digo a mi enlace, ahora? — Le pregunto enarcando una ceja.
—  No pretendemos ponerte en peligro — empieza a decir Evan—. Además hemos tenido mucho cuidado mientras te hemos estado buscando.
—  Si vosotros me habéis encontrado, esos matones también pueden hacerlo — digo tozudamente.
—  Te hemos echado de menos — dice Nate, intentando aflojar los nervios que todos tenemos.
—  Eso no es excusa — sigo en mis trece.
—  Te estás portando como un crío — me dice Nate interrumpiéndome.
—  ¿Cómo un crío, como un crío? — Digo casi gritando—.  No tienes derecho a decir algo así. Cuando alguien te dé una paliza, te viole, te apuñale, verás lo que es portarse como un crío. ¡Vete a la mierda!
—  Por favor, Kyle... Todos estamos nerviosos, y creo que Nate se ha equivocado al decirte algo así, pero es que estamos un poco frustrados —dice  Evan en plan reconciliador y poniendo su mano encima de la mía para que me calme—. Han sido muchos meses buscándote y no pensábamos que no te importara.
—  He empezado una nueva vida y no tenéis cabida en ella — les digo sin mirarles a los ojos. No puedo.
En ese momento, Sam se levanta de la mesa y se va hacia la calle sin decir nada más. Miro con curiosidad pero tampoco digo nada.
—  No sabes lo que ha pasado. Sam siempre ha estado enamorado de ti y casi le mata el no saber dónde o cómo estabas... — dice Evan.
—  Sam es policía — volví a repetir—.  Y sabe cómo va esto. Sabía que en el momento que yo pedí cambiar mi enlace, yo desaparecería del mapa.
—  ¿Sabes que le investigaron cuando desapareciste? — Pregunta Nate.
—  Sé que le investigaron cuando casi me matan... — digo mirando alrededor.
—  ¿Cuándo fue eso? — Me pregunta Evan toqueteando la taza de café.
—  Cuando acabé lo nuestro, días después vinieron a casa y me secuestraron pero salté del coche delante de una comisaría... — digo sin todavía mirarles.
—  ¡Joder Kyle! No sabíamos nada... Sam tampoco lo sabe — dice Nate dando un porrazo en la mesa.
En ese momento, Sam aparece otra vez y se acerca a la mesa. Se me queda mirando fijamente y agacha su cabeza hasta que sus ojos están a la misma altura que los míos. Sin decir nada, me coge la barbilla con una mano y me besa. Un beso sin respiración. Un beso que me hace temblar las piernas. Y yo, soy incapaz de no corresponderle. Entonces, se aparta bruscamente, se me queda mirando, vuelve a su sitio y me suelta:
—  Ahora dime que no tengo cabida en tu vida.
Y enmudezco. Totalmente. Nate y Evan me miran emocionados, pero también se han quedado paralizados y sin palabras.
—  ¡Joder, joder! — Grito mientras me levanto y me voy de la cafetería.
Estoy enfurecido, enrabietado. Mis adicciones han vuelto. Con más fuerza que nunca y creo que no voy a poder renunciar a ellas si no corro lo suficientemente rápido.
Llego corriendo al coche, abro la puerta pero noto una mano por encima que me impide cerrarla. Veo allí a Sam, que con suavidad cierra la puerta.
—  Perdona Kyle, no quería que esto pasara, no antes de hablar... — me dice mientras se sonroja.
Doy un suspiro y me apoyo contra el coche. No sé qué hacer.
—  ¿Podemos hablar en un sitio más privado? — Me pregunta de manera que parece una súplica.
Nate y Evan llegan hasta nosotros caminando de prisa, y han escuchado lo que dice Sam, por lo que están esperando también mi respuesta. Suspiro, y asiento con la cabeza.
—  ¿Dónde os alojáis? —  Pregunto. No quiero llevarlos hasta mi casa, mi refugio. Al menos ahora no.
—  Estamos en la otra calle. Podemos ir andando — dice Evan mientras señala hacia la otra calle donde se ve un hotel de lo más lujoso.
Echo a andar, sin mirar atrás otra vez. Pero ellos se ponen a mi altura y me acompañan en los pasos, aunque nadie dice nada. Cuando llegamos al hotel, subimos a una habitación. No sé si la comparten. Entonces me doy cuenta de que no sé nada de ellos desde hace meses y que ni siquiera sé cómo es que están buscándome los tres juntos.
Cuando cierran la puerta a mi espalda, mis preguntas empiezan a agolparse.
—  ¿Cómo es que estáis los tres juntos? — Pregunto sin más dilación.
—  Nos reunimos después de que desapareciste y decidimos buscarte los tres a la vez, ayudándonos — me dice Evan, que por lo que veo es quien lleva la voz cantante de los tres.
—  Era más fácil así. Además, yo no podía hacer mucho después de que me investigaran. Estuvieron tiempo vigilándome — me dice Sam sentándose en una de las camas.
Miro alrededor de la habitación y entonces me doy cuenta de que es una habitación con dos camas enormes, y hay tres maletas apoyadas en el armario.
—  ¿Cómo me habéis encontrado? — Pregunto moviéndome hacia la ventana y mirando hacia afuera.
—  Ha sido casualidad — comenta Nate—.  Decidimos buscar por esta zona, ya que Sam sabía que había algunos pisos francos por aquí y decidimos arriesgarnos.
—  ¿Casualidad? — Pregunto muy escéptico mientras me doy la vuelta para mirar a Nate—.  No creo en casualidades.
—  Pues lo es. Vinimos aquí, porque creía que hablando con un colega de esta zona podría averiguar algo — me dice Sam—.  Y que sepas que no teníamos muchas esperanzas de encontrar nada. Aunque jamás hubiéramos tirado la toalla hasta encontrarte.
—  ¿Por qué me habéis buscado? Cuando estuvimos juntos, ni siquiera me tratasteis bien. Jugasteis conmigo... — empiezo a decir pero me veo interrumpido.
—  No. Te equivocas. Nunca juguemos contigo. Tú lo pensaste así y tomaste la decisión de dejarnos sin antes hablar con nosotros—. Dice Evan disgustado— Los tres teníamos una relación, ¿crees que era fácil? Los tres te queríamos en exclusiva pero tú nos querías a los tres y te amábamos tanto, que sin pedir explicaciones, nos implicamos en una relación.
—  ¿Desde cuándo amar a alguien es esconderle, no tratarle como a una persona, solo querer follarle? — Digo enfadado.
—  Kyle, tú nunca dijiste que querías algo más. Solo sabíamos que querías estar con los tres, pero nunca nos dijiste “quiero que esto funcione” — dice Sam levantándose de la cama.
—  Estábamos celosos entre nosotros pero tal vez una buena comunicación nos hubiera venido bien, antes que habernos sacado de tu vida drásticamente — dice Nate.
—  Y ahora, ¿qué queréis? — Les digo, no quiero alargar más la conversación. Empiezo a cansarme de la historia y quiero volver a mi casa, aunque mi corazón reviente de satisfacción de saber que me han amado, pero, ¿ahora lo hacían?
—  La verdad... por mi parte, no sé — empieza a decir Sam—. Estoy decepcionado porque no esperaba encontrar tanto enfado por tu parte.
—  Yo tampoco sé que pensar... — dice Evan.
—  Pues yo tengo ganas de ponerte en mi regazo y darte unos azotes — se atreve a decir Nate.
Le miró fijamente sin creer lo que me acaba de decir. Los otros se giran hacia él y también lo miran fijamente.
—  No es cosa de broma — digo mientras cruzo los brazos delante de mi torso.
—  ¿Quién dice que es broma? — Dice Nate mientras se acerca a mí—.  Nos abandonaste porque pensabas que no te queríamos. Ni siquiera fuiste capaz de decirnos que te ibas, desapareciste sin más. Ahora nos enteramos que te secuestraron y cuando te encontramos me dices que me comporto como un crío porque tú no quieres reconocer que nos has echado tanto de menos como nosotros a ti.
Sus ojos tan profundos, me hacen agachar la cabeza. Me viene a la mente cuando era su sum. Cuando escuchaba su profunda voz y con reverencia, seguía sus órdenes. Pero en un momento, vuelve la realidad a mí y ya no soy aquel muchacho. Ahora nadie me ordena, nadie me manda y nadie, nadie, me da azotes.
—  Sepárate de mí... — le digo dándole un pequeño empujón—  Nadie me azota, ¿entiendes? No eres mi novio, no eres mi Dom, no eres nadie.
Veo el dolor reflejado en sus ojos pero no he podido evitar que salgan esas palabras. Se retira lentamente mirándome, pero cuando lleva tres pasos, se gira y me dice susurrando:
—  Está bien. Tú ganas. Nos iremos y te dejaremos en paz.
—  Nate, no puedes hablar en serio. Todo lo que nos ha costado encontrarle, ¡joder! — Grita Evan acercándose a él—.  Por favor, intentemos hablar con él.
Y entre ellos veo miradas, miradas  que solo se dan entre parejas. Me empieza a latir y me doy cuenta que estoy celoso. Celoso de la relación que pueden tener, no de que se amen entre sí. Miro hacia el otro lado y veo que Sam está observándome. Y como si supiera lo que estaba pensando, se acerca a mí, me coge suavemente del codo y me dice susurrando:
Sí, son pareja — me confirma y mira hacia ellos mientras se giran hacia mí los dos.
—  Nos hicimos pareja a pocas semanas de desaparecer. Nos necesitábamos y nos hemos apoyado en estos dos años, porque han sido bastante difíciles, empezando porque Sam no quiso saber nada de estar con nosotros si no te encontrábamos — dijo Evan acercándose a Sam.
—  ¿Habéis sido pareja los tres? — Pregunto con incredulidad y asombro. Y mi enfado empieza otra vez a florecer. ¿Cómo se atrevían a estar los tres juntos cuando yo les había dejado porque ellos no podían soportarlo?
—  Estuvimos todos juntos un par de semanas, pero luego Sam decidió despegarse, ¡y no te atrevas a juzgarnos!. Ni siquiera pienses en ello — dice Nate.
Entonces mi enfado es monumental. Sin decir nada, cojo el camino hacia la puerta y me voy de esa habitación pegando un portazo. Y corro hacia las escaleras. Ni siquiera me fijo si hay ascensor porque no quiero tener que esperar a que llegue al piso. Corro y corro hasta llegar al coche. Subo y me voy de allí. Necesito espacio. Necesito respirar.
Llego al refugio y apresurado voy hasta mi habitación. Mi corazón late con fuerza y velozmente. No sé porque estoy tan celoso, no sé porque estoy tan enfadado. Empiezo a marearme y necesito sentarme. Lo hago y pongo la cabeza entre mis piernas intentando acompasar y disminuir mi respiración. Oigo unos suaves golpes en la puerta, pero no puedo decir nada. Alguien está moviendo el pomo. Creo que olvidé echar la llave. Unos pequeños pasos se acercan a mí y me ponen la mano en la cabeza y una voz muy suave me dice:
—  Papá, ¿estás bien?
Levanto la cabeza poco a poco y me encuentro con la mirada preocupada de Ryan.
—  Solo un poco mareado — contesto casi sin fuelle.
—  ¿Qué te han hecho? — Me dice no queriendo levantar la voz.
—  Nada, Ryan. Solo que creo que estoy demasiado abrumado.
—  Te tienen que haber dicho algo. Por favor, no quiero perder a otro padre — me dice el chaval.
—  Ya te dije que no me ibas a perder — le empiezo a decir y dando una respiración continuo—. Llevan dos años buscándome.
—  ¿Te vas a ir con ellos? — Me dice Ryan sin siquiera pestañear.
—  No. Ryan, créeme. Es un rotundo no. Ahora mi vida está aquí, y no la quiero cambiar aunque creo que tenemos que tomar medidas... Si ellos me han podido encontrar... — digo para tranquilizar a Ryan pero creo que acabo haciendo todo lo contrario.
—  No quiero que te pase nada. Dime qué hacer. Haré lo que me digas. Sea lo que sea — dice convencido.
Empiezo a levantarme y le abrazo. No quiero poner más presión al chaval. Un chaval que tendría que estar estudiando, no pensando en cómo protegerme.
—  No te preocupes. Ahora, ¿no tendrías que estar en clase? — Le pregunto enarcando una ceja.
—  Es que... hice novillos. Estaba muy distraído y preocupado — me dice volviéndose a morder las uñas.
—  A ver... deja las uñas y te dije que ahora somos una familia, ¿no? — Le empiezo a decir —  Y eso significa que juntos tomamos las decisiones.
—  Aunque, ¿se trate de los amores de tu vida? — Me pregunta con incertidumbre.
—  Los amores de mi vida están en segundo plano, o en tercero. Vuelvo a repetir. Somos tú y yo, ¿entendido? — Le digo con firmeza.
—  Está bien... ¿Tengo que ir a clase? —  Me pregunta con una pequeña sonrisa.
—  Sí, tienes. ¡Venga! Nos vemos a la hora de comer — le digo mientras le encamino hacia la puerta.
—  Está bien... me voy pero luego hablamos. Quiero saber qué te dijeron esos gil... — me dice pero le interrumpo.
—  Esa boca... venga para clase...
Y así me vuelvo a quedar solo en mi habitación. Tengo que pensar todo lo que voy a hacer y cómo voy a proteger a Ryan y al refugio si alguien me encuentra de nuevo. Esperemos que mis adicciones de verdad hayan tenido todas las precauciones necesarias para que no me encuentren.
Mejor no atraso más lo inevitable. Llamar a Pat. Va a poner el grito en el cielo cuando se entere de toda esta movida. Y yo sin saber qué hacer. Ahora estoy más tranquilo y creo que puedo empezar a pensar en mis adicciones sin estar enfadado.
Ese beso de Sam... Mmmm... Cómo me gustó. No pude evitar también responderle. Hace tiempo que no beso a nadie. Desde ellos. Desde aquella última vez. Y esas miradas de lujuria que me echaron tanto Nate como Evan. Como me gustó. Y cómo echo de menos hacer el amor con ellos o follar, o lo que sea. Echo de menos sus manos en mi cuerpo. Y ¿cuándo Nate se puso en plan Dom? Hacía tiempo que no me sentía así, con mis piernas sintiéndose como gelatina. Y mientras tengo estos pensamientos, cojo el móvil para hacer la llamada.

Mi conversación con Pat me ha dejado un mal sabor de boca. Siempre he pensado que estaba de mi lado y ahora... Solo tenía su apoyo en lo que se refiere al tema policial. Por lo que se ve, algunos de sus jefes quieren dejar de protegerme porque se ven incapaces de llegar a alguna parte con este caso. Todo esto me deja un poco preocupado, porque no entiendo cómo se ha podido retrasar tanto un caso que en poco tiempo podían tener solucionado. Sé que había mucho más, y que la trata de blancas se estaba investigando con lupa pero me da la sensación que están dejando de lado, o que hay gente importante implicada.
Pat, primero me ha echado la bronca pero luego ha estado de lo más dulce. Cosa que me parece raro. Ya no sé qué pensar y empiezo a sospechar de todo el mundo.
Tal vez sí debería hablar con Sam, tan solo para saber de verdad lo que está pasando porque sé que Pat no me lo explica todo.
Me ha dicho que tal vez tendrá que acercarse donde estoy pero no le he dicho que me cambié de lugar cuando me instaló. Estoy a unos cien kilómetros porque me pareció más seguro hacerlo así. Si se presenta, verá que no estoy en el piso franco que me asignaron. Sabe que estoy trabajo en un instituto pero no sabe nada del refugio. Me parecía lo más lógico preservar el anonimato de mis alumnos o refugiados.
Ryan aparece a la hora del almuerzo y comemos tranquilamente en mi habitación, disfrutando de una conversación amena. No sacamos para nada el tema de mis adicciones y parece que así, el chaval se ve más tranquilo. Yo, por mi parte, cada vez estoy más nervioso. Mi mente es como un torbellino que se ahoga en sus propias aguas. Intento sacar sonrisas donde no las encuentro, pero el chico tiene las agallas para no darse por enterado de que estoy mal, y me hace reír y hace payasadas para que me ría con él. Entonces me empieza a explicar que le gusta alguien que conoció el otro día cuando fue a tomarse un helado con otros chicos del centro. Me cuenta que es guapísimo pero que parece muy “pijo” y tal vez no quiera tener ninguna cita con él, porque es de los bajos fondos. Me pongo a defenderle pero sé que cuando se le mete algo entre ceja y ceja, por mucho que le diga, pues no intentará salir con el otro muchacho a no ser que este dé un paso hacia él. Parece mentira que para ser un chaval de la calle, sea tan tímido, pero supongo que las dificultades que ha pasado en la vida, le hacen sentir de manera diferente a los demás.
Acaba de comer y después de estar un rato delante de mi ordenador, que le dejo a veces —aunque creo que pronto se apropiará totalmente de él— se vuelve a sus clases. Y me quedo a corregir exámenes en la habitación. Estoy tan distraído que no oigo los pequeños golpes en la puerta y cuando me doy cuenta, ya los tengo allí dentro. A los tres. Con emoción contenida en sus ojos.
— Sentimos que te hayas enterado así de lo que pasó entre los tres —empieza a decir Sam.
— ¿Cómo sabéis donde vivo? ¿Cómo habéis entrado? —Pregunto incrédulo mirando hacia todas partes.
— Ayer te seguí —me dice tranquilamente Evan.
— ¿Estás loco? —Le pregunto empezando a preocuparme de verdad.
No quiero que me hayan encontrado. Quiero se vayan. No quiero saber nada. Acaban de destruir mi tapadera.
— Sí, loco desde hace dos años, por ti —me contesta con toda tranquilidad.
— ¡No te atrevas a decir algo así! —Digo gritando—. Acabáis de destruir mi vida.
Y por añadidura digo:
— Otra vez —mi susurro quiebra el silencio en el que se ha quedado la habitación.
— No es verdad... Huiste. Huiste de nosotros. ¡Joder! Hemos puesto nuestra vida en parada para buscarte —dice Nate enfadado.
— No os pedí que me buscarais. Y no hui. Me obligaron a marcharme. Casi me matan. ¿Cómo me encontraron? —Les pregunto mirando a los ojos alternativamente de uno al otro.
— ¿Crees que fuimos nosotros? ¿Qué conocemos a alguien a quien poder decirle dónde estabas? —Pregunta Sam con sus ojos destellando.
— Ya no sé nada... Solo sé que cuando os dejé, entraron en mi casa, me secuestraron e intentando escapar, casi me mato... Por favor, marcharos. Por favor... —dije con voz entrecortada.
Nosotros somos los que te pedimos por favor, Kyle. Escúchanos. Sin estar enfadado. Hemos recorrido muchos kilómetros. Ya casi no teníamos esperanzas de encontrarte y ahora... Danos una oportunidad —me dice Sam suplicando.

Ando por la habitación, sin parar, mirando alrededor sin ver nada. Quiero darles esa oportunidad. De verdad que quiero pero tengo pánico. ¿Qué si me siento solo otra vez? ¿Puede funcionar una relación de cuatro? ¿Cómo afectará a Ryan? ¿Debo escucharles o no? Y, por último, ¿de verdad quiero que hablen conmigo, que vida cambie otra vez, y tal vez ponerles en peligro?
Y entonces, lo decido. Primero voy a escucharles, pero de forma individual. Uno a uno. Sin tener la presión de los otros mirando y también escuchando, tal vez así pueda tomar una decisión. Así se lo hago saber y al principio, parecen en contra, pero cuando les digo que es mi condición para pensar en tener una relación, acceden de inmediato. Decido que entre ellos decidan quién va ser el primero en hablar conmigo. Les aclaro que no les dejaré acercarse a mí para que me besen ni me toquen. Solo hablar. Y será confidencial. Quedará entre nosotros. No compartiremos la información de esas charlas hasta que las haya tenido con los tres. Les digo que aunque acceda a esas conversaciones, también escucharé la opinión de Ryan, que ahora es más importante que cualquiera de ellos. Evan es el que mejor se lo toma, y Sam es el que peor. No le gusta que nuestras vidas estén supeditadas a la opinión de un crío. Pero le digo que ese es mi crío y por tanto, va a tener que lidiar con ello y que si de verdad me quiere en su vida, va a tener que dejar entrar a Ryan en la suya, porque ahora Ryan y yo somos una familia, y las familias jamás se dejan atrás. Al final parece que lo entiende pero no acaba de estar convencido.

CONTINUARÁ...


¡NOS VEMOS PRONTO, MIS LECTORES!

3 comentarios:

  1. Hola Emi.
    Muchas gracias por el nuevo capítulo, bueno el dos en uno, je je, espero que pases un feliz carnaval. Un saludo

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  2. Gracias Emi por la actualización de la historia!

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